El alquiler de temporada alcanza niveles inéditos en la Barceloneta coincidiendo con la Copa América
La Barceloneta, históricamente el barrio de pescadores de Barcelona, hace años que ve cómo su identidad popular se diluye entre turistas, extranjeros adinerados y pisos a precios imposibles para sus jóvenes. Con el arranque de la Copa América de vela, que tiene en este vecindario y su paseo marítimo uno de sus epicentros, no son pocos los que observan con recelo un gran evento deportivo que añade presión a sus alquileres.
Los arrendamientos de temporada, disparados en toda la ciudad en los últimos meses para driblar la regulación de los alquileres, ha alcanzado cotas inéditas en el barrio de la Barceloneta. A día de hoy, coincidiendo con el pistoletazo de salida de la mayor competición de vela del mundo, hasta un 80% de los anuncios de alquiler de portales como Idealista son de este tipo. El mayor porcentaje de la capital catalana y un 27% superior a tan solo hace diez meses, según los datos que ha recabado elDiario.es durante todo este período en el portal de anuncios Idealista.
Más que con la llegada de visitantes, unos 2,5 millones según las previsiones más optimistas —una cifra que pocos esperan que se cumpla—, el incremento del alquiler de temporada se notó en la Barceloneta con la llegada de los equipos a la ciudad. Más de 2.500 personas, entre deportistas, trabajadores y sus familiares, desembarcaron en invierno a la capital catalana en busca de una vivienda por unos meses.
A pesar de que la Copa América es solo un factor más en un barrio ya de por sí tensionado, y que los arrendamientos por meses han proliferado por toda la ciudad, hay fechas clave que ayudan a establecerla relación. En los gráficos se observa cómo en la Barceloneta hubo un repunte en el número de ofertas de esta clase en enero y una bajada en febrero, tras la llegada de los seis equipos que compiten por el trofeo.
“La amenaza la venimos sufriendo desde hace más de un año, cuando empezamos a ver que llegaban los trabajadores que acompañan a la tripulación y que buscaban pisos de 30 u 40 m2 a 1.300 o 1.500 euros”, señala Lourdes López, de la antigua asociación de vecinos de L’Òstia. Esta es una de las consecuencias negativas que señalan desde los inicios en la plataforma No a la Copa Amèrica, que une a decenas de entidades sociales contra la organización del evento.
En el sector inmobiliario se muestran prudentes a la hora de vincular el auge del alquiler de temporada a las regatas, pero sí reconocen que se notó la llegada de los equipos. “Lo percibimos en abril y mayo, aunque desde entonces no ha tenido la repercusión esperada en la vivienda, a pesar de que se ha demonizado mucho”, señala el responsable de una inmobiliaria local. En Idealista sí ven una conexión. “El público al que se dirigen los alquileres de temporada son ejecutivos que vienen, por ejemplo, para la Copa América, nómadas digitales o directivos”, afirman fuentes del portal.
Guifré Homedes, de Amat Immobiliaris, cuenta que los empleados de los equipos han “aterrizado gradualmente” en la ciudad, y que a pesar de que tienen preferencia por pisos cerca del Port Vell, se adaptan a las pocas opciones de alquiler que hay. De hecho, defiende que si la Copa América condiciona el mercado es por la falta de oferta. “Como estamos en un contexto de tan poca oferta, cualquier cosa tiene impacto. Aunque solo se alquilen pocos pisos por el evento, se notaría igual”.
Es habitual que en Idealista y otras webs de anuncios aparezcan ofertas que usan como reclamo la Copa América, con alquileres que superan los 3.000, 4.000 o hasta 6.000 euros al mes. El que más circuló entre el vecindario fue un apartamento en la calle Escar en el cruce con la avenida Joan de Borbó, de 140 m2 y vistas a los veleros: costaba 25.000 euros al mes. “Ahora en la misma finca se alquila uno un poco más barato, porque no tiene tantas vistas, solo 7.000 euros al mes”, tira de sarcasmo la vecina Lourdes López.
Una opción que escapa a la ley
Si bien la Ley de Vivienda puso un tope a los precios de los alquileres y reguló algunos derechos de los inquilinos, el alquiler de temporada no aparece en la normativa. Regularlo es una de las reclamaciones de las entidades de defensa del derecho a la vivienda desde que esta entró en vigor, ya que, tal como denuncian, es una manera de que los inversores puedan saltarse la legislación. “Cuando el Gobierno hizo la normativa sabía perfectamente que iba a ser una vía de escape”, opina Martí Cusó, activista de Resistim al Gòtic y miembro de la plataforma No a la Copa Amèrica.
El Ejecutivo español trabaja ya en una reforma de la Ley de Vivienda para frenar el fenómeno, pero todavía no tiene fecha. Quien ya lo intentó fue el Govern de Catalunya que, a finales de mayo, aprobó un decreto de urgencia que incluía el alquiler de temporada en el tope de precios y limitaba su uso para casos estrictamente recreativos. El Parlament tumbó el decreto menos de un mes después, con los votos en contra del PP, PSC, Junts y Vox. Pero sus efectos se notaron.
Durante las tres semanas que estuvo en vigor, el número de pisos de temporada cayó en picado, llegando a mínimos históricos. Pero al tumbarse el decreto, remontaron rápidamente, superando en junio los que había en abril.
Lo curioso del caso es lo que pasó con los precios. Mientras el decreto estaba en vigor, los pocos alquileres de temporada que quedaron -a la espera de la cancelación de la norma, que se auguraba casi segura- subieron precios, haciendo que la media creciera muchísimo. Cuando se tumbó el decreto, la inflación bajó sustancialmente, pero quedó una subida residual que ha vuelto a repuntar fuertemente en agosto.
Un dato relevante es que en Barcelona los precios del alquiler de temporada se han mantenido estables durante los últimos 10 meses, al contrario que en la Barceloneta. En este barrio, que ya tenía unos alquileres temporales muy por encima de la media de la ciudad, los precios han subido en casi 3 euros por metro cuadrado desde que elDiario.es los viene analizando.
Mientras el precio de los alquileres de temporada en Barcelona no han fluctuado demasiado -hasta este agosto-, los de larga estancia han ido subiendo hasta alcanzar los mismos precios que los temporales. En la Barceloneta, la evolución del coste de ambas modalidades hace meses que van de la mano, de tal manera que se puede intuir que son los precios del alquiler de temporada los que marcan la tendencia.
Uno de los barrios más caros de España
La Barceloneta nació a principios del siglo XVIII, con la construcción de una serie de edificios de nueva planta, todos iguales y con las mismas medidas. 100 años después, la intensa llegada de migrantes dedicados a la pesca provocó problemas de espacio, por lo que se tomó una decisión: dividir en cuatro las viviendas.
Así surgen los 'quarts de casa', que es la denominación que todavía hoy se usa. A pesar de que posteriormente se construyeron pisos modernos y mucho más amplios, en la zona antigua -que ocupa la mayor parte del barrio- todos tienen entre 22 y 35 metros cuadrados y, al tratarse de construcciones antiguas, no cuentan con ascensor ni grandes balcones. Sólo una pequeña terracita, con suerte, y escaleras estrechas.
A pesar de estas características, la Barceloneta se encumbró el pasado septiembre como el barrio con el metro cuadrado más caro de España, según un informe de Idealista. Por encima de los barrios de Pozuelo o Recoletos. Pero, a diferencia de estos, que son los que tienen la renta per cápita más alta del país, la Barceloneta está por debajo de la media. Dicho de otro modo: el precio del metro cuadrado en la Barceloneta es 1,8 euros más caro que en Recoletos, pero en sus hogares entran una media de 61.100 euros menos al año.
Hay quien podría pensar que el responsable de esta situación sería el alquiler de temporada, cuyos precios suelen ser más altos que los de alquiler de larga estancia, pero más baratos que un hotel. Y, normalmente es así, pero no en la Barceloneta. En este barrio los precios por m2 de ambas modalidades son muy similares (los de temporada son sólo 2 euros más caros), pero a su vez, vivir de temporada sale casi 300 euros más barato de media.
La explicación se encuentra en que los pisos de temporada son más pequeños -mayoritariamente son todos 'quarts de casa'. Esto se debe a que los turistas y los trabajadores extranjeros con alto poder adquisitivo encuentran en estos pisos un refugio ideal para pasar una temporada o trabajar a distancia. En cambio, quienes apuestan por la Barceloneta para vivir suelen escoger los pisos más grandes.
“Aunque en origen se trataba de una zona de rentas bajas, la apertura al mar convirtió a la Barceloneta en una zona muy deseada. Y eso se acrecienta con eventos como la Copa America”, constatan en Idealista.
Desde la plataforma No a la Copa Amèrica también son prudentes a la hora de culpar solamente a la competición de este incremento de precios. Pero no dudan en asegurar que este proceso de gentrificación está acentuada por el macroevento. “Es algo que Barcelona no necesita. No es un deporte popular y sirve para traer turismo de lujo a una ciudad que ya está colapsada”, asegura Cusó.
Está por ver todavía cuál será la aceptación de la competición entre los barceloneses y cuántos acudirán a ver las regatas, pero para Cusó una buena prueba del carácter “elitista” del evento se muestra en las restricciones de movilidad en la Barceloneta, que también ha visto cómo algunas de sus playas quedaban cerradas al público. “Los efectos de verdad todavía están por ver”, advierte.
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