No hubo “efecto Cayetana”. O, en todo caso, no fue el esperado. La designación de la periodista Cayetana Álvarez de Toledo como candidata por Barcelona -una apuesta personal de Pablo Casado- no ha conseguido frenar la sangría de votos del PP en Catalunya, donde el partido juega cada vez un papel más residual. Los populares han pasado de seis escaños a uno en lo que supone el peor resultado de la formación en unas generales en Catalunya.
“Es una derrota rotunda, contundente y muy clara”, ha reconocido la candidata, que ha comparecido pasadas las 12 de la noche junto al presidente del PP en Catalunya, Alejandro Fernández, y otros miembros de su candidatura. Álvarez de Toledo ha asumido “personalmente” su mal resultado, que ha atribuido a la “fragmentación” del voto constitucionalista -Vox le ha robado 148.465 votos y Ciudadanos 98.591- y ha descartado la posibilidad de dimitir.
Casado diseñó una lista sin conceder ni uno de los puestos de salida a miembros del partido en Catalunya. Designó a Álvarez de Toledo como número uno, al tertuliano Joan López Alegre como 2 y a la presidenta de Nuevas Generaciones en Catalunya, Irene Pardo Romera, como 3. El resultado ha sido estrepitoso para la formación. La estrategia de tensionar la campaña para atraer al electorado de Vox ha dado muy mal resultado: el partido ha perdido más de 262.460 votos en Catalunya.
La debacle en la provincia de Barcelona, principal caladero de votos hasta la fecha, ha sido mayúscula. Los populares han perdido casi la mitad de los sufragios y han pasado de 356.361 a 155.472 votos. El PP tampoco ha conseguido el escaño por Tarragona, una provincia en la que tradicionalmente siempre sacaban representación y que en esta ocasión se la ha llevado Ciudadanos.
El funeral de la noche electoral
El ambiente en el Hotel Grand Marina era de funeral. O incluso peor: en los funerales suele haber gente. Para no haber, no había ni canapés ni militantes. Ante los malos augurios de las encuestas, el partido no convocó a sus militantes a arropar a los candidatos en la noche electoral. El resultado era una sala completamente vacía en la que sólo había una docena de periodistas.
A las 20.30 h tenía que comparecer Daniel Serrano, Secretario General del PP catalán, a valorar los resultados de participación y las encuestas a pie de urna. Serrano no aparecía y el equipo de prensa iba retrasando su comparecencia. Finalmente a las 21.30 h el partido comunicó que no habría valoración.
Hasta pasadas las 12 h no ha aparecido Álvarez de Toledo con cara de circunstancias. Se escuchaban resoplos. Las caras eran muy largas en la sede del PP y en la sala no había nadie a parte del equipo de dirección de la campaña. Sólo había un supuesto militante, pero después de charlar cinco minutos reconocía que era un votante de ERC que había venido “para verle la cara” a Álvarez de Toledo.
“Ha sido una campaña emocionante y tensa”, ha explicado la candidata popular, “pero es verdad que nuestros esfuerzos e ideas a veces no se ven refrendadas en las urnas”. El éxito de Álvarez de Toledo durante la campaña no se ha trasladado al escrutinio. A diferencia de su antecesor, Jorge Fernández-Díaz, la candidata entusiasmó a los militantes y llenó los actos durante las dos semanas previas a los comicios. El éxito mediático y de convocatoria, no obstante, ha sido en balde.
Más allá del mal resultado en toda España, el PP no consigue encontrar la fórmula para salir de la irrelevancia en Catalunya. La formación pierde apoyo cada vez que hay comicios y desde las generales de 2011 se ha dejado más de medio millón de votos. El partido no tiene ni grupo propio en el Parlament y sólo gobierna en un Ayuntamiento: un pueblo de 458 habitantes llamado Pontons.