La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Cayetana Álvarez de Toledo: una marquesa para resucitar al PP y 'salvar' a Catalunya del independentismo

“El procés es un gigantesco proyecto de xenofobia”. Cayetana Álvarez de Toledo (Madrid, 1974), decimotercera marquesa de Casa Grande, se estrenaba el pasado 16 de marzo como cabeza de lista del PP por Barcelona para las elecciones del 28A con esa frase como carta de presentación y buscando un objetivo claro: ser la vencedora de la batalla que libra la derecha fragmentada en tres (PP, Ciudadanos y Vox) contra el independentismo catalán y por la “unidad de España” aún a costa de elevar el tono hasta límites hasta ahora desconocidos.

La radicalización es la seña de identidad del Partido Popular de Pablo Casado. Por eso él decidió situarla al frente de su lista por la segunda circunscripción más poblada del país, en la que se juegan nada menos que 32 escaños y donde dirigentes populares reconocen que tienen difícil no ya solo repetir el resultado de 2016 –obtuvieron cuatro escaños por Barcelona– sino incluso obtener representación por la irrupción de Vox en la escena política.

Dando por hecho que el partido de Santiago Abascal es una reacción a la tibieza de los 14 años de gestión de Mariano Rajoy al frente del PP, Álvarez de Toledo preguntaba esta misma semana a la formación de extrema derecha: “¿Por qué no se disuelve Vox si él ya se ha ido?”.

En una entrevista en Telecinco en la que consideró que en Catalunya “hay dos millones de xenófobos”, la candidata también quiso responder al calificativo de “derechita cobarde” que el líder de Vox espeta últimamente al PP y que revuelve a Casado y a los suyos. Ella respondía con otra pregunta: “¿Por qué sigue diciéndolo en los mítines?”

Comparó el 1-O con el 23F

En la guerra que se libra entre PP, Ciudadanos y Vox por lanzar el mensaje más extremista ante la crisis catalana, Álvarez de Toledo ha demostrado en las últimas semanas ser una competente luchadora. Ha asegurado que Barcelona, capital de la provincia en la que trata de buscar votos, es “el epicentro del nacional populismo”, ha comparado el referéndum del 1 de octubre de 2017 con el Golpe de Estado del 23F y ha rechazado cualquier tipo de contacto con uno de sus oponentes, el candidato de JxCat, Jordi Sànchez, en prisión provisional, al considerarlo al mismo nivel que los guardias civiles golpistas Antonio Tejero o Jaime Milans del Bosch.

La escalada verbal continuó cuando llamó “caudillo totalitario” al president de la Generalitat, Quim Torra, o este mismo viernes, al sostener en un desayuno informativo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez “solo puede ser presidente a costa de Constitución”, sacrificando la Carta Magna para beneficiar al independentismo y a los “batasunos” con los que está segura que el jefe del Ejecutivo volverá a pactar para mantener la Moncloa.

Álvarez de Toledo es la máxima exponente del sector aznarista del PP al que Casado se acercó y reintegró en el partido tras las primarias incluyendo entre sus principales asesores al propio José María Aznar y a algunas de las figuras más cercanas al expresidente, como el actual jefe de Gabinete del líder de los populares, Javier Fernández Lasquetty, o el economista Daniel Lacalle.

La ahora candidata vivió dos legislaturas como diputada del PP, entre 2008 y 2015, y abandonó la primera línea de la política de partido por sus diferencias con la dirección de Mariano Rajoy, al que siempre consideró demasiado moderado en la defensa de los principios liberal conservadores propios de la derecha española.

Es argentina, francesa y española

Entonces, esta periodista e historiadora con nacionalidad argentina, francesa y española volvió a escribir en El Mundo, donde se convirtió en una de las columnistas de referencia para el sector más a la derecha del PP.

En un artículo publicado en ese diario el 9 de junio, apenas cuatro días después de que Rajoy anunciara su marcha tras perder la moción de censura, Álvarez de Toledo confesó que a pesar de su militancia en el PP había llegado a votar a Ciudadanos por su aversión a las políticas del hasta entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Tras el triunfo de Casado en el proceso interno de julio en el que ella se posicionó a su favor, la columnista abogó en otro artículo por la “fusión” entre el PP y el partido de Rivera, una postura que sigue reivindicando en la actualidad y que ha pesado mucho en la decisión del líder del PP de contar con ella como cabeza de lista en Barcelona. Esta provincia es uno de los grandes feudos de los de Rivera en el que en las últimas citas electorales el PP ha quedado relegado a un partido prácticamente residual.

La idea de esa “fusión” de ambas fuerzas políticas ha sido defendida por Génova 13 prácticamente desde que Pedro Sánchez anunció el adelanto de las generales. Casado suplicó sin éxito a Rivera que aceptara conformar listas conjuntas con el PP en el Senado para mantener la mayoría absoluta que les permitiría controlar la activación del artículo 155 de la Constitución.

Contra el movimiento feminista

El líder del PP también llegó a plantear a Ciudadanos y a Vox –sus dos grandes rivales en la derecha, pero que podrían convertirse en socios postelectorales, como en Andalucía– que renunciaran a presentar candidaturas en las provincias pequeñas para que la división de la derecha no beneficiara a la izquierda.

Álvarez de Toledo forma parte de la plataforma antiindependentista Libres e Iguales y es patrona de la Fundación FAES que preside Aznar, además de mantener una intensa actividad vinculada a la Casa de América de Madrid y un importante compromiso contra el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro.

Favorable a la libertad de las mujeres ante el aborto, en una entrevista concedida a eldiario.es en marzo de 2018 se mostraba, sin embargo, en contra del movimiento feminista. Consideró que la huelga del 8M era “un disparate”, y concluyó: “Yo no quiero que me victimicen y no quiero que hablen en mi nombre, ni que me traten como una menor de edad, que es lo que hacen. Tratan a las mujeres como menores de edad: somos adultas, tomamos nuestras decisiones”.