Amar más para una política mejor
“Si amásemos más, haríamos una política diferente, encaminada al bien común”, explica la profesora emérita de Psicología de la UB, Genoveva Sastre. Sastre, conjuntamente con la también profesora emérita Montserrat Moreno, publican Amor y Política (Editorial Icaria, 2015). El libro quiere reivindicar el peso de las emociones en la vida política.
El libro reflexiona sobre temas como la cooperación como base de las relaciones humanas. “El amor tal como la entendemos es condición para la vida, como uno de los muchos sentimientos derivados de la cooperación, contrariamente a lo que pretenden los neodarwinistas”, dice Montserrat Moreno, que añade que “las células más primitivas ya cooperaban para transmitirse genes que hicieron que la evolución fuera posible”.
Las autoras señalan las relaciones que se establecen entre los diferentes actores del mundo político como uno de los factores que más influye en la toma de decisiones del día a día. “En la política muchos están inmersos en un ambiente competitivo que no les permite la generosidad. La corrupción es contagiosa, un mimetismo del medio en el que viven”, defiende Moreno. En esta línea, Sastre cree que la simpatía facilita llegar a acuerdos, pero que “cuando han ido acumulando mucha pugna les resulta más difícil romper la barrera para resolver los problemas”. Precisamente, el libro está prologado por el ex concejal del Ayuntamiento de Barcelona por el PSC, Itziar González, que relata cómo la decepción íntima ante la impotencia del cargo público la llevó a dimitir en abril de 2010.
Uno de los puntos claves del libro es el paso de la esfera privada a la pública. En este sentido, las autoras destacan el rol social que juega el modelo de familia tradicional basada en esquemas patriarcales. Moreno expone la incongruencia de los valores entre el espacio público y el privado: “Dentro de una familia no hay democracia, en la vida social sí que se exige, pero a la familia no”. Para esta psicóloga, la idea sobre la que gira el libro quiere reflejar la necesidad de que los valores de la vida pública pasen a la privada y viceversa.
“La ética de los cuidados, propia de las familias, en la sociedad se debe tener en cuenta con las diferencias entre las personas, al igual que no se da la misma comida a un niño que a un adulto”, ejemplifica Moreno. Para Sastre, traspasar esto a nivel económico pasa por “reconocer las horas de trabajo en casa de la mujer como horas de trabajo”.
Las autoras vinculan también la preponderancia de los roles patriarcales al sistema educativo. “Es importante que el profesorado se dé cuenta de la fuerza que tiene”, explica Moreno señalando que “la mayoría de veces enseña historia de los poderosos y las guerras, pero olvidan la vida privada, que es la vida real y la que puede interesar más a las criaturas”.
Amor y Política recoge la necesidad de erradicar esta división en favor de una ética integradora. “Es sorprendente como hemos separado lo que es sentimiento de lo que es pensamiento y lo que es acción”, denota Sastre, que añade que al quitar los sentimientos de la política “ésta pierde una dimensión muy importante que le da profundidad”.
Ambas también señalan a factores de la actualidad para ejemplificar la tesis expuesta en el libro. En el contexto de crisis, apuestan por generar sentimientos positivos que conduzcan hacia una ciudadanía menos controlable y más segura de sí misma. “Se ha hablado mucho de todo lo negativo de nuestra sociedad, esto lleva a la depresión: o te haces activista y te tiras a la calle o te quedas encerrado en casa”, lamenta Moreno. A su vez, Sartre ironiza con el proceso soberanista: “cuando te repiten que sólo hay una solución acabas no viendo las otras soluciones que son infinitas. O yo o barbarie, dicen”.