Amnistía Internacional reclama acabar con la persecución penal a los cómicos que parodiaron a la Virgen del Rocío

Amnistía Internacional (AI) ha criticado con contundencia la imputación de tres humoristas por la parodia que realizaron de la Virgen del Rocío en el programa 'Està Passant' de TV3. La entidad de defensa de los derechos humanos ha reclamado reformas para derogar los delitos que llevarán al juzgado a los cómicos y ha confiado en que su causa penal “no tenga más recorrido”.

“Esto tiene que terminar. Hay iniciativas legislativas paradas desde hace tiempo en el Parlamento, que deben retomarse para modificar y eliminar del Código Penal los artículos que atentan gravemente contra la libertad de expresión”, ha expresado AI en un hilo en Twitter a raíz de la imputación de los humoristas.

La entidad ha recordado que el derecho internacional reserva la persecución penal para expresiones graves que incitan directamente a la violencia, algo que no se da en la parodia de la Virgen del Rocío.

Los dos presentadores del programa 'Està Passant', Toni Soler y Jair Domínguez, y la humorista que parodió a la Virgen, Judit Martín, deberán comparecer como investigados el próximo 27 de octubre al considerar la jueza que la parodia puede ser constitutiva de un delito de injuria.

Cabe recordar que, en un inicio, la causa se abrió por un delito contra la Constitución, tipo penal donde está incluido el escarnio a los sentimientos religiosos denunciado por la asociación ultracatólica Abogados Cristianos. El delito de injuria que la jueza menciona en su auto no puede prosperar si no lo ratifica la persona supuestamente ofendida, recuerdan fuentes jurídicas, un extremo inviable en este caso al tratarse de una Virgen.

En cualquier caso, la decisión judicial vuelve a tensar las costuras de los derechos fundamentales, si bien previsiblemente y en base al resultado de casos similares la causa quede archivada una vez declaren los humoristas.

Aunque la práctica totalidad de querellas de Abogados Cristianos quedan sobreseídas, la mera imputación por un chiste supone trasladar a la vía penal hechos que deberían quedarse en el debate público y puede provocar la autocensura de nuevas críticas o parodias por temor a represalias, tal y como suelen recordar expertos en Derecho Penal. Es lo que se conoce como 'efecto desaliento'.