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PERFIL

Aragonès, el protegido de Junqueras que no pudo mantener a ERC en la Generalitat

Aragonès, tras anunciar su marcha

Oriol Solé Altimira

Barcelona —

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Con solo ocho años, Pere Aragonès escribió una redacción escolar sobre la disolución de la Unión Soviética en vez de contar a qué había jugado el fin de semana. Corría 1991 y ese niño ya llevaba la política en las venas. Treinta años después, Aragonès se convirtió en el president de la Generalitat más joven de la historia moderna, pero ya tenía experiencia en la gestión tras ser el protegido de Oriol Junqueras. Su mandato como jefe del Govern ha durado solo una legislatura.

Pere Aragonès (Pineda de Mar, 1982) ha anunciado este lunes que no recogerá su acta de diputado y que deja la primera línea política tras el batacazo del 12M, en el que los republicanos han retrocedido 13 escaños y se han dejado casi 200.000 votos. “Por responsabilidad y honestidad”, ha alegado, para a renglón seguido lamentar que la obra de su gobierno no haya llegado a la ciudadanía.

Hijo de un empresario del sector hotelero que fue exconcejal de Convergència y nieto de uno de los últimos alcaldes de Pineda en las postrimerías del franquismo, Aragonès nunca quiso entrar en el negocio familiar y se centró en la política, a la que ha dedicado casi toda su vida. Empezó de concejal en su pueblo y fue escalando en las juventudes de ERC hasta convertirse en parlamentario ya en 2006, con solo 24 años.

Hábil parlamentario, se especializó en asuntos económicos, lo que llamó la atención de Oriol Junqueras cuando el historiador alcanzó el liderazgo del partido tras el descalabro electoral de 2010 que puso fin al tripartito y zanjó una de las recurrentes guerras internas de los republicanos, que ahora podría reabrirse.

Durante su etapa como parlamentario, en 2012 fue la voz de los republicanos para oponerse a la rebaja de los impuestos al juego que la Convergència de Artur Mas y el PSC pactaron para abrir las puertas de Catalunya al macrocomplejo de ocio y juego en Tarragona. Más de una década después, y rebautizado como Hard Rock, Aragonès vio cortocircuitados sus presupuestos por el rechazo de los comuns al proyecto.

Tras destacar como diputado, Oriol Junqueras se lo llevó a la conselleria de Economía en 2015 en el Govern encabezado por Carles Puigdemont. Consciente de que había que pensar en el día después del referéndum, Aragonès fue apartado a conciencia de los preparativos del 1-O para evitarle cualquier riesgo de evitar la cárcel, como le ocurrió a su jefe. Junqueras pasó cuatro años entre rejas y Aragonès fue el elegido para ser el candidato. Este lunes, su mentor no le ha acompañado en la despedida pública. Aragonès ha comparecido solo ante los medios para anunciar su adiós.

Durante el Govern de Quim Torra, Aragonès ocupó la vicepresidencia y la conselleria de Economía con un enfoque opuesto al de su jefe de Ejecutivo. Si Torra abogaba por la movilización y por continuar el procés, Aragonès fue el encargado de aterrizar la apuesta de ERC por la negociación con el Gobierno y atender los servicios públicos para que la ciudadanía relacionara soberanismo no solo con agitación y banderas sino también con buena gestión. Defensor del independentismo pragmático, a nivel económico Aragonès se sitúa en sitio parecido: una socialdemocracia con toques liberales, alejado de la corriente más izquierdista de ERC.

Aragonès ha encabezado la primera presidencia de la Generalitat de ERC desde la segunda república pero ha sido cautivo de la guerra fraticida con Junts para el liderazgo del independentismo. Junts le hizo sudar la gota gorda para investirle president, y en poco más de un año dio un portazo a Aragonès, abandonó el Govern y dejó al republicano en una minoría muy notable en el Parlament, con solo 33 diputados de 135.

Gran aficionado a la cocina, Aragonès ha vivido una legislatura convulsa, si bien mucho más centrada en la gestión que sus antecesores neoconvergentes: logró cerrar acuerdos con maestros y sanitarios tras varias huelgas, tuvo que lidiar con la peor sequía de la historia y puso en marcha medidas feministas inéditas. Insuficientes para mantener a ERC en la Generalitat.

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