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La Audiencia Nacional condena a 53, 46 y 8 años de cárcel a los miembros de la célula que atentó en Barcelona

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a penas de 53, 46 y 8 años de cárcel a los tres miembros de la célula yihadista que cometió los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017, en los que murieron dieciséis personas. En una sentencia, los magistrados de la Sección Tercera imponen una pena de 53 años y seis meses de cárcel a Mohamed Houli y de 46 a Driss Oukabir por delitos de pertenencia a organización terrorista, fabricación de explosivos y estragos en tentativa en concurso con 29 delitos de lesiones por imprudencia grave. Para el tercer acusado, Said Ben Iazza, la pena es de ocho años de cárcel por colaboración con organización terrorista.

La Fiscalía pedía 41 años de prisión para Houli y 36 para Oukabir por formar parte de la célula yihadista, si bien no les acusaba de asesinato porque no tuvieron una participación directa en los atentados: Houli estaba en el hospital tras resultar herido en la explosión del chalé de Alcanar donde los terroristas fabricaban explosivos (tal y como él mismo grabó en vídeo). El estallido accidental de las sustancias químicas voló en pedazos el chalé y precipitó el atropello de la Rambla y el de Cambrils. El Ministerio Público discrepaba así con muchas de las acusaciones particulares y con las acusaciones populares –ejercidas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la Asociación 11-M–, que solicitan para Houli Chemlal y Oukabir la pena de prisión permanente revisable.

El tribunal ha terminado imponiendo penas más altas de las reclamadas por la Fiscalía, pero sin condenar por asesinato. La sentencia, de 1.018 páginas y contra la que cabe recurso, indica también que el cumplimiento efectivo en prisión de las condenas de Houli y Oukabir no excederá de 20 años.

En su apartado de hechos probados, el tribunal destaca el papel de adoctrinador que tuvo para los jóvenes a partir del año 2016 el imán de Ripoll, Abdelbakiy Es-Satty, tras salir de la cárcel por una condena por tráfico de drogas y rehuir su expulsión de España. Sirviéndose del material que encontraba por Internet, Es Satty transmitió a la célula “el ideario fanático del yihadismo radical”. El resultado de la radicalización fue “la decisión de utilizar explosivos contra edificios emblemáticos”, y provocar una gran matanza en la Sagrada Familia o el Camp Nou, la sede de la Audiencia Nacional o los lugares más turísticos de París, objetivos frustrados por la explosión del chalé de Alcanar.

Las búsquedas en Internet de Es Satty sobre cómo fabricar explosivos, abunda la sentencia, empezaron en enero de 2017 y prosiguieron hasta el 15 de agosto, un día antes de la explosión del chalé y 48 horas antes del atropello mortal de la Rambla de Barcelona y del Paseo Marítimo de Cambrils. Pero es durante el Ramadán de 2017 cuando los mayores de la célula y primeros en ser adoctrinados –el terrorista que atentó en la Rambla abatido tres día después, Younes Abouyaaqoub; y los abatidos en Cambrils Youssef Allaa, y Mohamed Hichamy– informaron al resto –los hermanos menores de Allaa, Abouyaaqoub y Hichamy, también abatidos en Cambrils, a Houli y a Moussa Oukabir–que se iba a realizar “un ataque con explosivos como muyahidines guiados por el ideario del Estado Islámico”.

Las compras para la fabricación de explosivos se sucedieron en los meses de junio, julio y agosto, así como un viaje a París para observar los escenarios de su pretendida matanza. En la casa del Alcanar, destaca la sentencia, la célula no solo fabricó el explosivo TATP, conocido como 'la madre de satán', sino que se confeccionaron diecisiete granadas de mano explosivas y artefactos tipo cinturón. Todo estalló a las 23:15h. del 16 de agosto, provocando la muerte de Yousef Allaa y del imán Es Satty, que ya estaban dentro del chalé. Houli resultó herido porque estaba en el patio, precipitándose los ataques en la Rambla y Cambrils.