Barcelona se ha convertido esta semana en la capital europea de las transformaciones urbanas hacia ciudades más verdes y peatonales y menos ruidosas y contaminantes. A dos meses de las elecciones municipales, y a punto de estrenar obras de gran calado en cuanto a peatonalizaciones, la alcaldesa Ada Colau ha esgrimido el aval de Londres, París, Berlín o Bruselas a su modelo de ejes verdes y supermanzanas y ha firmado con todas ellas una carta en la que defienden ganar espacio público para los peatones y las bicis en detrimento de los coches.
El encuentro, bajo el nombre de Jornadas Internacionales Supermanzana Barcelona, ha servido para que técnicos y concejales de varias ciudades europeas compartieran sus proyectos y también las resistencias que se encuentran en ese cambio de usos de las calles de la ciudad. El momento culmen ha llegado este viernes con la firma de un acuerdo en el que se comprometen a apostar por una movilidad en la que se priorice el transporte público y la bici y el coche sea un “invitado”, donde se aumenten el espacio público en el que los vecinos puedan hacer vida, donde los niños y niñas se sientan seguros y aumente también la vegetación.
Colau ha hecho gala de las alianzas tejidas desde hace años con ayuntamientos como París o Londres, con cuyos alcaldes se ha reunido en múltiples ocasiones, como en las cumbres del clima. El acuerdo, además de estas dos capitales, ha contado con la firma de Amsterdam, Bruselas, Milán, Berlín, Rotterdam, Zurich, Ljubljana, Gant y Lódz. En cuanto a ciudades españolas, estaban Valencia y Vitoria-Gasteiz.
El proyecto impulsado por el gobierno de Colau y que recibe el nombre Supermanzana Barcelona consiste en la peatonalización aproximadamente de una de cada tres calles del Eixample, el distrito céntrico y con más tráfico. En el mandato que ahora finaliza, se están llevando a cabo obras en solo cuatro de estos ejes, Consell de Cent, Girona, Rocafort y Comte Borrell. Este sábado, como fin de fiesta de las jornadas, se inauguran los primeros tramos.
El encuentro internacional sirve también a Colau para reivindicar ante los barceloneses que estos cambios se están llevando a cabo en ciudades de todo el continente, más aún cuando al rechazo que ha recibido el proyecto entre parte de la oposición se le ha sumando recientemente su socio de gobierno, el PSC, que propone parar y evaluar el proyecto. Su candidato, Jaume Collboni, presentó justo esta semana su plan para recuperar y reverdecer unos 30 interiores de manzana del mismo barrio.
“A menudo se nos ha dicho que estábamos yendo demasiado rápido, pero podemos decir con contundencia y convicción que no, que estamos haciendo los deberes y abriendo paso para la ciudad del siglo XXI”, ha proclamado Colau, rodeada de los concejales de las demás ciudades. La alcaldesa se ha referido la “momento preelectoral” que vive la ciudad para reafirmar que no hay que frenar esta transformación, sino “intensificarla”. “Una Barcelona llena de coches y de especulación no es una opción ni una idea de futuro”, ha concluido.
Tras la alcaldesa ha tomado la palabra David Belliard, teniente de alcaldía de urbanismo de París, que ha popularizado el concepto de la ciudad de los 15 minutos. La fórmula es sencilla, ha afirmado: “Menos coches y más espacio para bicis, peatones y naturaleza”. Pero, a la vez, es difícil de llevar a cabo: “Hay mucha oposición, pero tienen que entender que no es una elección, o una cosa de ecologistas que se empeñan en cambiar nuestra vida, es que afrontamos una crisis climática”, ha expresado.
Desde Milán, su concejal de urbanismo Pierfrancesco Maran ha coincidido en que hay resistencias e incluso a veces errores, pero ha recordado que “es importante mantener una dirección, lograr objetivos y saber que son muchas las ciudades que caminan hacia aquí”. Rezina Chowdhury, de Londres, ha expresado también elogios a las supermanzanas de Barcelona y ha advertido: “Si no tomamos decisiones como estas ahora, serán más duras más adelante”.