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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Barcelona volvió a incumplir en 2022 el límite legal de contaminación tras el paréntesis de la pandemia

Las medidas antipolución del Ayuntamiento de Barcelona no bastan. Con la vuelta definitiva de los coches tras la pandemia, la capital catalana volvió a incumplir en 2022 el valor límite anual establecido por la normativa para el dióxido de nitrógeno (NO2).

Los primeros datos sobre contaminación del año pasado han confirmado la tendencia: la estación barcelonesa del Eixample ha sido la única en toda España que incumplió el límite legal, al alcanzar una concentración de 42 microgramos por metro cúbico (µg/m3) frente a los 40 µg/m3 permitidos por Bruselas.

La pandemia fue un paréntesis ya cerrado para la mejora de la calidad del aire en Barcelona. En 2020 cayó la actividad debido a la COVID-19 y la capital catalana cumplió por primera vez con la normativa europea. En 2021 también, aunque con la recuperación del tráfico rodado ya se superaron los umbrales durante el tercer trimestre.

Este 2022 ni siquiera la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que prohíbe la circulación de los coches más contaminantes, ha impedido el incumplimiento. Además la ZBE, medida estrella del consistorio, se encuentra pendiente de que el Supremo confirme su anulación, como decidió en primera instancia el Tribunal Superior catalán.

Los datos suponen un varapalo para el Gobierno de Ada Colau en el año electoral que empieza después de que la Justicia europea terminara 2022 con una condena a España por la superación de los niveles de contaminación de Barcelona y Madrid entre los años 2010 y 2018.

Las cifras de contaminación en Barcelona desdibujan el relato de políticas ambiciosas para mejorar la calidad del aire que defiende el consistorio y abonan las tesis ecologistas, que le reprochan al Ayuntamiento no haber hecho más.

Mientras siguen las obras para pacificar calles –con las supermanzanas como bandera– y para multiplicar de carriles bici, el consistorio de momento ha hecho caso omiso a reivindicaciones ecologistas como ampliar la ZBE a los vehículos con etiqueta amarilla y poner en marcha un peaje para entrar en la ciudad.

Ni la comparación con Madrid le resulta beneficiosa al consistorio barcelonés. Aunque por muy poco, la contaminación del aire en la capital de España no ha superado el valor límite anual, aunque la estación de Plaza Elíptica lo igualó con una concentración de 40 µg/m3, frente a los 41 µg/m3 alcanzados en 2020 y 2021.

En cualquier caso, los niveles de NO2 en ambas ciudades duplican el nuevo valor límite anual propuesto por la Comisión Europea para 2030, 20 µg/m3, y cuadruplican la recomendación anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fijada en 10 µg/m3.

Tras conocerse los datos, Ecologistas en Acción ha valorado que la ZBE es ineficaz por afectar a muy pocos automóviles. Cabe recordar que el Ayuntamiento de Barcelona, debido a la restricción económica tras la pandemia, eximió de la ZBE a varios vehículos contaminantes y a los coches contaminantes de las rentas más bajas.

Ecologistas en Acción ha subrayado que los ayuntamientos de Barcelona y Madrid deberían reducir de manera drástica y urgente el tráfico motorizado que accede y circula diariamente por ambas ciudades para conseguir una mejora significativa de la calidad del aire que respiran sus 6,2 millones de habitantes, informa EFE.

A criterio de los ecologistas, las dos mayores ciudades españolas deberían, con la asistencia de la Comunidad de Madrid y la Generalitat de Catalunya, potenciar el transporte público metropolitano y favorecer la movilidad activa peatonal y ciclista en las distancias urbanas más cortas.

Por otro lado, la organización ambiental también ha considerado negligente el comportamiento de los principales ayuntamientos españoles, que han decidido incumplir la obligación legal contenida en la Ley estatal de Cambio Climático y Transición Energética de establecer ZBE en sus ciudades antes de 2023.