A la tercera no siempre va a la vencida. Al menos por ahora, Uber no ha logrado regresar a Barcelona como quería. Anunció que iba a operar de nuevo en la capital catalana con una app para taxistas y que contaba con unos 350 conductores dados de alta en su plataforma. Pero ocho días después de ponerse en marcha, su aplicación solo tiene 48 taxis dados de alta, según los datos del Institut Metropolità del Taxi (IMET). Y no solo eso, sino que un 30% están afectados por varios expedientes que ha abierto la Administración para ver si cumplen la normativa.
A finales de la semana pasada, el IMET, que es la Administración metropolitana responsable de la gestión del sector en Barcelona, ya empezó a constatar que la flota real de Uber era muy inferior a la anunciada por la compañía, según adelantó 'Tot Barcelona'. Según la multinacional de San Francisco, esto se debe a la “campaña de intimidación” de algunos sindicatos de taxistas, que habrían provocado que muchos conductores “tengan miedo de salir a trabajar” con Uber. La empresa viene a decir que sí cuentan con 350 vehículos en la plataforma, pero que no se han hecho visibles todavía en la app. En cualquier caso, la realidad es que resulta muy difícil estos días abrir la app y solicitar una carrera en taxi, porque no suele haber vehículos disponibles.
Mientras tanto, fuentes de la Administración barcelonesa detallan a elDiario.es que se han abierto expedientes informativos a siete propietarios de licencias que, entre todos, tienen 15 vehículos. Es decir, que de los 48 taxis que hay operando, un 30% está bajo este procedimiento administrativo para saber si cumplen o no con la normativa. El IMET ya advirtió en su día de que iba a iniciar expedientes que podían derivar en sanción de hasta 1.250 euros si detectaba que los taxistas dados de alta en Uber operaban sin la tarifa cerrada, lo que consideran una infracción.
La disputa jurídica no se resuelve
Esto último es lo que ha enfrentado a Uber y a la Administración barcelonesa desde que la compañía decidió poner en marcha su app el pasado martes. Con el telón de fondo de las protestas de los taxistas, que el jueves paralizaron la ciudad con una marcha lenta, lo que se dirime en estos momentos es si la multinacional está operando conforme a la norma que regula la mediación de servicios de taxi. Desde el primer momento, el IMET ha defendido que para para operar con una app de estas características hay que ofrecer al cliente dos opciones de pago, por un lado el taxímetro, y del otro la tarifa 3, que es el precio cerrado. Sin esta última, se incumpliría el sistema de tarifas aprobado para 2020.
En el caso de Uber, lanzó su app en la capital catalana sin tener la validación del IMET de la tarifa 3, que está pendiente de evaluación. Una posibilidad es que la Administración le acabe dando el visto bueno –había algunos flecos por resolver en cuanto a la transparencia de la tarifa y la identificación de los taxistas–, con lo cual Uber pasaría a operar sin ningún tipo de duda sobre su legalidad. Pero, mientras no llega la luz verde a ese punto, el IMET cree que la app contraviene la normativa.
La interpretación jurídica que hacen desde Uber es distinta. De entrada, aseguran que ya notificaron en noviembre que volverían a operar en estos términos en Barcelona y solicitaron poderlo hacer con la llamada Tarifa 3. Desde entonces, han estado en contacto con el IMET para validarla. Pero añaden que para operar un servicio con taxímetro “es necesaria una notificación previa y no una autorización”. “Las app que ofrecen la Tarifa 3 tienen la obligación de ofrecer también el modo taxímetro, porque siempre es un derecho del pasajero poder realizar una carrera con este mecanismo. Pero no al revés”, alegan.
Uber decidió volver a Barcelona tras marcharse en febrero de 2019 por la nueva regulación de las VTC, el modelo con el que operaron un tiempo hasta que se fijó una precontratación de 15 minutos. En su nueva intentona han tratado de convencer a su otrora enemigo, el taxi, con un modelo de app para el sector que en Madrid ha reclutado a más de 2.000 conductores. En la capital catalana, por ahora, su impacto ha sido muy reducido. Y los taxistas, en especial desde el sindicato Élite Taxi, ya han advertido que declararán la guerra a aquellos compañeros que se sumen al proyecto de Uber.