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Las estatuas de la Rambla acusan al Ayuntamiento de Barcelona de no moverse ante su situación

“Se está produciendo una situación loca: policías armados delante de instrumentos musicales. Policías que requisan nuestras herramientas de trabajo, y nos multan”, se queja Ingrid de la Torre, directora del documental Sense permís y artista callejera. “Hay compañeros que acumulan hasta 6.000€ en multas. Se están quemando los instrumentos, o dándolos a escuelas... El colmo del cinismo”, prosigue en la Plaça de Sant Jaume. Este viernes se ha producido un parlamento ante el Ayuntamiento para pedir la derogación de la Ordenanza de Civismo y del Plan Cor de Ciutat Vella; han participado colectivos de músicos y artistas callejeros, además de la Asociación República de Estatuas Humanas de la Rambla de Barcelona y de la CUP de Barcelona.

La concejala de la CUP, Maria Rovira, ha sido la que más énfasis ha puesto en abrir un debate para “derogar” la actual Ordenanza de Civismo y ha reforzado la idea sobre la “criminalización” que sufren las personas que hace un uso “cultural” del espacio público.

“Más allá de las multas, lo que busca el Ayuntamiento tiene que ver con el miedo: se aplica la normativa de convivencia de forma interesada, ya que se considera uso intensivo del espacio público, nuestra actividad. Esto responde a un modelo de ciudad que un año después no se ha tocado”, ha considerado otro de los artistas afectados, que ha insistido que las personas que se visibilizan en acciones, desde artistas hasta el colectivo de Putas Indignadas, luego son más perseguidos por la policía. 

Walter San Joaquín, estatua humana en La Rambla desde el año 2011 y presidente de la asociación de estatuas, ha recordado que el Plan Cor de Ciutat Vella, aprobado en 2012 (hasta el 2018), es sólo “una herramienta de marketing” al servicio de la empresa privada. Este Plan, que Ada Colau detuvo en su entrada al gobierno pero que ha acabado retomando, dejó fuera de La Rambla de Barcelona 38 caricaturistas y envió a la zona del Arts Santa Mónica —al final del paseo— las estatuas humanas, lo que ha supuesto una “pérdida de ingresos y visibilidad considerable” por los artistas estáticos.

“Hay gente que hace cuatro años que ganó una licencia y no ha ido nunca, en cambio otros compañeros no pueden ocupar su lugar, porque la plaza tiene nombres y apellidos”, destaca Walter, que recuerda que si se accede a la plaza fuera del horario pactado, pueden ser multados por la policía, y que no hay inspecciones para ver cómo ha funcionado la normativa.

Los artistas callejeros se quejan de que la comunicación con el Ayuntamiento ha sido muy dificultosa. “Gala Pin no se ha querido encontrar con nosotros”, ha añadido San Joaquín, que ha lamentado que no se quiera encontrar con ellos por el simple hecho de ser un colectivo pequeño, hecho que la concejala desmiente. Desde la Asociación República de las Estatuas Humanas de la Rambla, se ha dicho que el Ayuntamiento está promoviendo una reforma de la normativa de su colectivo pero que no se ha contado con ellos.

Las estatuas critican que el consistorio barcelonés haya pedido alegaciones a la normativa cuando se ha advertido des del propio Ayuntamiento, según el colectivo de estatuas, que “no se admitirían cambios”. Desde la concejalía de Ciutat Vella se emplaza a la asociación a hacer las aportaciones pertinentes para luego seguir con el proceso que acabará con la normativa publicada por el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona. Las estatuas ya han advertido que consideran la normativa un “copiar y pegar” del texto de CiU.  

Las estatuas humanas piden “autogestionarse”, como ya hacen los feriantes de La Rambla, y buscan volver a la Rambla de Canaletas, pero el Ayuntamiento se niega. La concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, asegura que se han ofrecido espacios alternativos a los artistas, como la Plaça de la Catedral, pero que ellos “no han querido”. “Lo que deberían explicar es que están haciendo una explotación económica de la vía pública. Y la actividad en la Rambla se debe diversificar, y hacerse equitativa”, ha destacado Pin. El colectivo de estatuas considera, por su parte, que el consistorio barcelonés está “entregando a manos privadas el espacio de La Rambla”.

“Privatización” de la Rambla

El colectivo de estatuas humanas no ve con buenos ojos el Plan de Especial de Ordenación de la Rambla y considera que, mientras se dice que se quiere entregar La Rambla a los vecinos, se producen actividades que hacen lo contrario, y promueven la “privatización” del espacio: el pasado 11 de junio las estatuas se manifestaron en contra del Tast a La Rambla, una actividad privada que ocupaba el espacio público y que denunciaron fue “subvencionada con 50.000 euros”.

Gala Pin ha defendido el Plan, considerándolo una herramienta de “transparencia” para La Rambla. “Los barceloneses han abandonado La Rambla, hay que recuperar la esencia del paseo, además de promover más diálogo entre fachadas”, dijo la concejala en el pasado Pleno del Consejo Municipal. Pin también destacó que este era un “primer paso” pero que La Rambla necesitará más medidas.