“En la Rambla del Raval todo el mundo vale igual”, canta Rosa rodeada de mantas con pañuelos, camisetas, bolsos, pulseras y collares o palos de selfie. El Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, que se organiza para dar respuestas ante la imposibilidad de los manteros de vender en la calle, ha ocupado este sábado la rambla del Raval de Barcelona en una acción de desobediencia con colectivos del barrio.
Tras doce días sin poder vender en la zona del puerto por la acción de Guardia Urbana, Mossos d'Esquadra y Policía Portuaria, los manteros tienen urgencia para volver a trabajar. En el Raval tampoco han podido vender mucho, comparado con las zonas más turísticas, pero han mostrado que pueden organizarse y que cuentan con el apoyo de los activistas locales.
A partir de la 13h han comenzado a desplegar sus mantas junto con carteles que pedían la derogación de la ordenanza del civismo, una vieja lucha de los movimientos sociales de la ciudad, y aseguraban que “sobrevivir no es delito”. Lo dicen en referencia al nuevo código penal que ha echado atrás la despenalización del top manta que se consiguió en 2010. Ahora la actuación policial puede volver a generar antecedentes penales a vendedores que a menudo viven en situación irregular.
La Guardia Urbana ha hecho acto de presencia desde la distancia al inicio de la acción y ha acabado acercándose a comunicar que “hay otras vías de manifestarse” y les preocupaba la venta irregular. Después de una pequeña conversación con la concejal de la CUP María José Lecha, los agentes han vuelto a retirarse y la acción ha seguido con actuaciones musicales hasta que los vendedores la han dado por finalizada y se han retirado. La próxima semana se volverán a reunir para pensar nuevas acciones.