Carles Vilarrubí hizo de 'chofer voluntario' del ex-presidente de la Generalitat Jordi Pujol, intervino en negocios conjuntos con el consejero de varios departamentos en gobiernos de CiU Felip Puig, coincidió con Jordi Pujol Ferrusola en las secciones deportivas del Barça, participó en la decisión de qué empresa se encargaba de poner en marcha las loterías de la Generalitat (proceso que derivó en acusaciones de financiación irregular de CiU) y fue nombrado consejero de Telefónica a raíz de los acuerdos a los que llegaron CiU y PP en el hotel Majestic para hacer a José María Aznar presidente del Gobierno. A pesar de todo ello, su comparecencia en la Comisión de Investigación sobre el Fraude y la Evasión Fiscales y las Prácticas de Corrupción Política se ha desarrollado sin pena ni gloria. Ningún titular, como no sea su anuncio que no se presentará a las próximas elecciones a presidir el Barça, del que es, ahora, vicepresidente.
La causa de todo ello ha sido la mala memoria de Vilarrubí, sumada a su incapacidad para entender las preguntas de los portavoces de los grupos parlamentarios. En ocasiones, ha sido necesario repetirle hasta en tres ocasiones las que le formulaban e, incluso así, sus respuestas han decepcionado a los que esperaban alguna aportación útil a las investigaciones que hace la Comisión. Por no saber, Carles Vilarrubí no recordaba ni siquiera si era miembro del Patronato del Palau de la Música. No lo ha tenido claro hasta que el portavoz del PP, Santi Rodríguez, ha navegado por Internet y ha encontrado unas declaraciones suyas como vocal de esta institución.
Más interesante hubiera sido que hubiera recordado el papel de la empresa Imperial Trading and Development Limited en el reparto de los beneficios que generaron las loterías de la Generalitat en los primeros años de funcionamiento. Pero no, ni siquiera le sonaba el nombre. Tampoco sabía que había una sentencia que absolvió a Casinos de Cataluña de haber pagado mil millones de euros a CDC de forma irregular, no porque no lo hubiera hecho sino porque el juez consideró que esta acción no estaba tipificada como delito penal en el momento que dictó sentencia. Ahora sí que lo sería. Le ha prometido a la diputada de las CUP que ahora se la leerá.
De las pocas cosas que ha recordado Carles Vilarrubí es que le pagó 20.000 euros a Jordi Pujol Ferrusola por estar buscando durante diez meses unos terrenos donde localizar un hipódromo de saltos. No los encontró pero cobró dos talones de 10.000 euros. “¡Es normal!”, ha dicho el compareciente, acostumbrado a mover dinero, como vicepresidente de Rotschild España y miembro de un puñado de consejos de administración más.
Sí ha dejado claro que nunca ha coincidido con Iñaki Urdangarín en ninguno de estos consejos de administración. “Urdangarín entró en el consejo de administración de una empresa de la que yo había marchado hacía unos meses”, ha aclarado. Y que tiene tan buena relación con la familia Pujol como mala con el empresario Javier de la Rosa, con quien coincidió en la fase de gestación de Grand Tibidabo. “¡Por respeto a este Parlamento y a ustedes no les diré qué pienso de este señor!”, ha afirmado este “señor de la calle”, según se ha definido él mismo, que recibió hace unos meses la Cruz de Sant Jordi, a propuesta de Radio Asociación de Cataluña y con el visto bueno del consejero de Cultura, Ferran Mascarell.
“Quizás para conseguir esta Cruz hay que callar como ha hecho usted hoy”, le ha espetado el portavoz de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, con una dureza que no ha sido, precisamente, la nota dominante en su comparecencia.