La carta de Fontana
Me alegra ver que hoy nace un nuevo movimiento político catalán, independiente y libre de compromisos, que opta por el doble objetivo de luchar por la libertad y la igualdad. Es decir, por nuestras libertades democráticas y nacionales, pero también por el derecho de todos los hombres y las mujeres que viven en nuestro país a recibir la parte que les corresponde de la riqueza que entre todos producimos, en salarios y en servicios sociales que les permitan atender sus necesidades fundamentales.
Estos días se cumplen sesenta años desde que me afilié a un partido clandestino que se proponía objetivos similares a los que acabo de señalar, y que tuvo una parte bastante importante en la tarea de acabar con el franquismo. Emprender hoy un combate similar es quizás aún más difícil que hace sesenta años, porque, bajo la apariencia de unas libertades democráticas falseadas, se esconde el propósito de mantener, contra toda razón, un sistema social injusto que genera dependencia y pobreza para a la mayoría.
Si sois capaces de construir una organización que reciba su fuerza de abajo, de la gente, de los hombres y mujeres comunes, y que consiga expresar sus preocupaciones, sus necesidades y sus deseos, habréis creado una fuerza nueva, destinada a devolvernos unas esperanzas que la miseria y la corrupción de la actual vida política española nos habían hecho perder.
Será, seguramente, un trabajo difícil y duro; pero vale la pena emprenderlo.
Josep Fontana