La Generalitat de Catalunya ha pedido al Ministerio de Sanidad que se revise la regulación de las mascarillas para que dejen de ser obligatorias en los centros de salud, en las farmacias y en las residencias de mayores. Lo solicitó hace días la secretaria de Salud Pública catalana, Carmen Cabezas, en una carta remitida al ministerio, según ha adelantado TV3 y ha podido confirmar elDiario.es.
Catalunya se ha sumado de esta forma a la Comunidad de Madrid, que ya constató que lo vería con buenos ojos, o a países como Portugal, que ya lo han aprobado. El debate se abrió en la comunidad científica española la semana pasada después de una publicación en la revista Annals of Internal Medicine en la que se abogaba por dejar atrás los cubrebocas.
La carta que instaba a revisar la regulación, según han puntualizado fuentes de Salud, se mandó hace tres semanas. Y desde hace diez días han puesto en marcha un grupo de trabajo, que no es el comité asesor para la COVID-19, para analizar la decisión.
Según ha afirmado Carmen Cabezas a TV3, lo que plantean desde el Departamento de Salud es que la mascarilla solo deba llevarse “cuando sea necesario”, es decir, cuando haya una patología determinada. Por ejemplo, en las residencias, afirma, los trabajadores no tendrían por qué llevarla si el residente que atienden no sufre una enfermedad respiratoria. Además, Cabezas cree también que debería revisarse el aislamiento a los residentes de los geriátricos porque puede ser “muy duro”.
Fernando Simón lo ve “pronto”
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ha afirmado por su parte que la mascarilla dejará “pronto” de ser obligatoria en estos ámbitos –farmacias, hospitales y residencias de ancianos–, pero ha apelado a la responsabilidad individual y ha pedido que las personas con infección respiratoria la lleven para evitar contagios.
Simón ha apuntado esta posibilidad en un encuentro con periodistas antes de participar en una jornada sobre salud laboral organizada por UGT en Santander. Ha reivindicado las lecciones aprendidas durante la pandemia y ha recalcado que la mascarilla no es una protección para no contraer solo el coronavirus, sino para proteger al resto de la población de las infecciones respiratorias, por lo que ha abogado por incorporar su uso de forma normal cuando se tienen síntomas de una enfermedad de ese tipo. “A una persona que se pone una mascarilla cuando tiene tos se le mira mal, cuando yo creo que debería de ser todo lo contrario, se le debería de agradecer que evite el riesgo para los demás”, ha defendido.
Simón ha señalado que para las personas sanas el uso obligatorio de la mascarilla en las farmacias “se terminará pronto”. En los centros sanitarios y sociosanitarios, con una población vulnerable, considera que “no estaría de más mantener un tiempito más” su uso obligatorio en los espacios comunes para evitar la entrada de virus a través de visitantes y trabajadores, aunque cree que “tampoco va a durar demasiado tiempo”, siempre que aquellas personas con una enfermedad respiratoria “garanticen” que no van a infectar a otros, “lo que se consigue con el uso de la mascarilla”. “Si conseguimos mantener esa cultura de proteger a los demás, yo creo que esto se va a poder cambiar pronto y que la obligatoriedad de las mascarillas se eliminará pronto”, ha resumido Fernando Simón.