En este superaño electoral, Catalunya vivirá con toda seguridad también unas elecciones clave: las que decidirán la presidencia del FC Barcelona.
En teoría, el 27 de septiembre hay elecciones autonómicas en Catalunya, pero aún es pronto para saber si la atípica convocatoria de Artur Mas -¡con nueve meses de antelación!- acaba derivando efectivamente en comicios en la fecha prevista o si se dejan para más adelante. Pero lo que habrá con toda seguridad –previsiblemente, en julio- son elecciones en el FC Barcelona, la pieza de la sociedad civil más codiciada por todo el entramado político y económico, ahora que La Caixa es ya una sociedad que cotiza en Bolsa y se ha vuelto, por tanto, inalcanzable.
Las dos elecciones son sobre el papel de naturaleza muy distinta –la que separa un Parlamento de un club de fútbol-, pero en realidad están muy conectadas. Los comicios del Barça siempre han tenido un significado que trasciende el meramente deportivo –lo de Més que un club pesa mucho-, pero quizá nunca como en el contexto actual de Catalunya, absorbida por el “proceso soberanista” en la hora de la verdad, lo que convierte al Barça en el escenario central de la batalla a las puertas de la Diada: ¿debe el Barça ponerse al servicio del proyecto independentista o hay que preservarlo para que sea el gran club de todos los barcelonistas, piensen como piensen con respecto a la independencia?
O dicho de otra manera: ¿recuperará la presidencia el independentista Joan Laporta o mantendrá el cargo el barcelonista Josep Maria Bartomeu?
La batalla no es oficial porque Laporta aún no ha oficializado la candidatura, pero lleva semanas pasando revista a las tropas a la espera del momento ideal para iniciar la contienda. Y ha dado ya un primer golpe: mucha gente cree que es el favorito porque así lo dicen con rotundidad “las encuestas”.
“Las encuestas” son en realidad una encuesta; eso sí, con el sello de neutralidad que da el hecho de que la encargara Catalunya Ràdio, la emisora pública de Catalunya: según el sondeo, Laporta se impondría cómodamente al reunir el 51% de los votos de los socios, mientras que el actual presidente se quedaría con apenas el 27%.
Las encuestas son a menudo munición electoral y en las precampañas hay un principio básico que es el sueño de todos los aspirantes a Maquiavelo: la posibilidad de fabricar el terreno de juego a través de una encuesta que diga lo que a ti te interesa y que además se imponga como marco de referencia para todos. Y la encuesta de Catalunya Ràdio es un auténtico bingo para Laporta: se transmite la imagen de que el pueblo culé sueña con el regreso de su supuesto ídolo y el emisor es nada menos que la radio pública, lo que multiplica el impacto del mensaje porque todos los medios se hicieron luego eco del estudio al contar sobre el papel con todos los visos de neutralidad.
Y sin embargo, nadie citó un pequeño detalle: la encuesta la hizo TNS, consultora de la multinacional WPP, histórico socio internacional de Mediapro e importante accionista de Imagina (20%). Una empresa, por tanto, propiedad de un actor empresarial muy relevante en la batalla electoral del Barça en el frente hipersensible de los derechos televisivos, con miles de millones de euros en juego.
En 2006, Laporta cedió a Mediapro-WPP los derechos televisivos del FC Barcelona con gran generosidad –sin ni siquiera exigir avales-, una decisión que fue clave para que el conglomerado mediático pudiera iniciar con activos importantes su particular guerra con el Grupo Prisa y le acabara arrebatando los derechos de todos los clubes. Y en junio de 2010, en una de sus últimas decisiones como presidente, Laporta extendió el contrato una temporada más, hasta la 2014-2015, pese a que quedaban todavía tres años de vigencia.
El pasado febrero, en cambio, la Junta de Bartomeu acordó un cambio de rumbo al expirar dicho contrato: optó por entregar los derechos televisivos del FC Barcelona de la próxima temporada a Telefónica en detrimento de Mediapro-WPP.
Y en seguida llegó la encuesta de los vítores a Laporta contra Bartomeu.
La secuencia es la siguiente: la decisión de la Junta Directiva de Bartomeu de firmar con Telefónica trasciende el 16 de febrero. Y apenas cinco días después, el día 21, desembarcan los encuestadores de TNS –propiedad de WPP, accionista relevante de Mediapro- en las inmediaciones del Camp Nou para hacer la encuesta que divulgará Catalunya Ràdio contando que los socios piden a gritos que vuelva Laporta y se marche Bartomeu.
La encuesta se hizo en sólo dos días -21 de febrero y 8 de marzo-, con 804 entrevistas cara a cara realizadas en las dos horas previas al partido, lo que necesariamente exigió un gran despliegue logístico y de personal de la encuestadora por la gran cantidad de entrevistas a realizar en muy poco tiempo cuadrando milagrosamente, además, la muestra. Fuentes del sector estiman que un trabajo de estas características exige movilizar como mínimo a 40 encuestadores por día.
Evidentemente, ni Catalunya Ràdio ni ninguno de los medios que reprodujeron la encuesta que ha situado el terreno de juego de un Laporta ganador y un Bartomeu perdedor informaron de que el sondeo lo realizó una empresa del mismo conglomerado mediático al que Laporta abrió de par en par las puertas del Barça y que ahora ha visto como Bartomeu se las cerraba.
La propiedad de TNS es actor electoral por partida doble: un candidato les dio todo y el otro se lo quitó. ¿Puede ser considerado neutral?
Una portavoz de Catalunya Ràdio asegura que el encargo del sondeo es anterior a la decisión de la Junta de Bartomeu de ceder los derechos televisivos a Telefónica en detrimento de Mediapro y que se eligió a TNS por su “gran solvencia”. La misma portavoz explica que no hubo concurso público al ser el encargo inferior a los 18.000 euros, motivo este por el que no puede informar sobre el precio pagado, y que se barajaron varias empresas antes de optar por TNS. “No vemos el más mínimo conflicto de intereses”, subraya la portavoz.