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Catalunya renuncia al plan para prohibir la contención de los presos con correas

Una de las medidas más ambiciosas de la Generalitat en las cárceles catalanas ha quedado aparcada. La conselleria de Justicia, en manos de Lourdes Ciuró (Junts), ha frenado el plan, aprobado por el departamento en manos de ERC la pasada legislatura, que contemplaba sustituir la contención mecánica —inmovilizar a los internos con esposas, vetas adherentes o correas de sujeción— por celdas acolchadas.

La nueva circular y el protocolo redactado por Justicia, que entrarán en vigor el 1 de abril, mantienen el mismo objetivo que el plan lanzado por el anterior equipo de la republicana Ester Capella: “contención cero” en las cárceles catalanas. Las vías para conseguirlo, sin embargo, difieren. Si en el anterior plan se fijaba claramente que cuando se instalara una celda acolchada quedaría prohibida la contención física, en la nueva circular y el protocolo que la desarrolla, a los que ha tenido acceso elDiario.es, esa condición se difumina. Tampoco se plantea una alternativa clara para prohibir la contención mecánica, como sí lo hacía la anterior normativa a través de las celdas acolchadas.

En el nuevo texto se menciona tan solo una vez la celda acolchada, rebajándola a una “posible alternativa” a la contención mecánica en las cárceles, que se tratará por parte de un grupo de trabajo de la conselleria para analizar la puesta en marcha del protocolo. Fuentes del departamento de Justicia han indicado que este grupo de trabajo todavía no se ha constituido ni se ha dado un plazo para realizar la evaluación de la nueva circular.

El anterior protocolo se publicó en tiempo de descuento de ERC en la conselleria tras una larga reivindicación de entidades proderechos humanos tanto catalanas como internacionales. El Consejo de Europa había expresado en varias ocasiones su “preocupación” por los métodos de fijación en las prisiones catalanas y había instado al Govern a abolir la fijación mecánica con correas.

Antes de implantarlas en todos los centros penitenciarios, el plan de ERC contemplaba un plan piloto para instalar una celda acolchada sin elementos peligrosos para la integridad física del interno en la prisión de Brians. Esta celda debía permitir una separación física y la interacción con seguridad entre el funcionario y el interno, y todo se grabaría en vídeo y audio. Sin embargo los nuevos responsables de la conselleria no han llegado a ejecutar este plan piloto.

Según alegó la consellera Ciuró en su última intervención parlamentaria, el plan piloto no se pudo llevar a cabo porque el departamento solo encontró una empresa irlandesa, sin sede en Catalunya ni en el resto de España, que pudiera instalar una celda acolchada, lo que imposibilitaba realizar un expediente de contratación pública.

La nueva circular defiende la derogación del protocolo actual porque, según destaca, ha provocado en menos de un año “un importante descenso en el número de contenciones” (del 23%) en las cárceles en paralelo a “un crecimiento relativo de las incidencias”, tanto autolesiones de los internos (45%) como agresiones a los funcionarios de prisiones (31%).

Las conclusiones del director general de prisiones, César Galván, se sitúan en la línea de los sindicatos de funcionarios de los centros penitenciarios, que vienen denunciando desde hace meses el aumento de las agresiones en las cárceles y reclamaban la derogación del protocolo. En cambio dan la espalda a los colectivos en defensa de los derechos de los presos, que habían celebrado la aprobación de la anterior normativa.

La práctica eliminación del plan para instalar celdas acolchadas es la diferencia más relevante entre los dos textos. Ambos contemplan una utilización progresiva de medios a la hora de lidiar con las situaciones de agresividad o alteraciones de conducta de los internos en prisión. Antes de aplicar medios coercitivos, se debe hablar con el interno y reconducir la situación de conflicto. De no surtir efecto, se autoriza a trasladar al interno a una celda de aislamiento, que debe durar “el tiempo mínimo imprescindible hasta que desaparezcan las causas que lo han justificado”.

Sobre la contención mecánica, el nuevo protocolo autoriza –igual que el anterior– a la inmovilización del interno con esposas metálicas por tiempo inferior a 30 minutos. La contención mecánica en una cama con correas textiles homologadas de tipo psiquiátrico se define como una medida “excepcional” que solo se puede aplicar cuando haya un riesgo “inminente” contra el propio interno, otros reclusos o funcionarios una vez “agotada o imposible” la contención verbal y no haya otra manera “menos lesiva de reconducir los riesgos” que presente el preso.

“Siempre que sea posible”, agrega el protocolo, antes de inmovilizar al interno en la cama el responsable del servicio tiene que avisar al medico de guardia para que informe si hay algún “impedimento médico” para aplicar la medida y valore la “pertinencia” de la inmovilización desde el punto de vista sanitario. El nuevo protocolo también da seis meses para instalar audio en las cámaras de las celdas de contención de los prisiones de Quatre Camins, Brians 2 y de Jóvenes, las únicas que todavía no disponen de esta tecnología.