Pronto se cumplirá medio siglo de la inauguración protagonizada por el dictador Franco en 1966 del monumento a los caídos –sus caídos, se entiende– durante la batalla del Ebro. 25 metros de acero que levantan un soldado y un águila en medio del río a su paso por la localidad de Tortosa, apoyados en una pilastra que otrora sustentó el puente de la Cinta, volado por el ejército republicano en primavera de 1938. Casi 50 años després, parece que el mayor monumento franquista en Catalunya seguirá a la vista de los vecinos de Tortosa, puesto que CiU, con el extraño apoyo de PP y Plataforma per Catalunya, rechazó una consulta sobre su futuro.
Con mayoría absoluta en el consistorio, y el voto de los ediles del PP y PxC, CiU votó en contra de la moción propuesta por ICV-Entesa per Tortosa, que planteaba celebrar una consulta sobre el futuro del monumento y la aceleración de la pasarela peatonal prevista para ocupar este trazado, el del viejo puente de la Cinta. La reacción del gobierno municipal, sin embargo, fue tachar la propuesta de “electoralista”, al ser presentada meses antes de los comicios municipales, y acusar al partido promotor de haber gobernado la ciudad con los socialistas durante ocho años sin retirar la cuestionada estatua.
La presencia de este monumento, degradado por la falta de mantenimiento, siempre ha suscitado polémica en la localidad, aunque el rechazo a una consulta popular planteada en 2010 parecía que había enterrado el debate durante un tiempo. Algunos vecinos defienden su valor histórico para interpretar lo sucedido, y argumentan que los elementos franquistas ya fueron retirados, como por ejemplo el anagrama Víctor que sujetaba en sus garras el águila.
Pero lo cierto es que el complejo escultórico todavía conserva una leyenda claramente franquista: “A los combatientes que hallaron gloria en la batalla del Ebro”, reza una placa en la pilastra. Y no parece que haga referencia a los miles de soldados que murieron defendiendo la República, sinó tan solo el bando franquista.
El portavoz municipal de ICV, Jordi Jordan, lamenta el rechazo a su propuesta, sobre todo teniendo en cuenta que no planteaba todavía ni fecha ni opciones de la consulta. “Solo llevábamos el compromiso de hacer la consulta, en consonancia con un derecho a decidir que en principio CiU defiende”, apunta Jordan.
En su opinión, la consulta podría plantear varias opciones, como retirar el monumento, museizarlo o convertirlo en un espacio de memoria histórica –“como ha sucedido con los campos de concentración nazis”, ejemplifica– con su pertinente contextualización. A propósito de las acusaciones de oportunismo político, asegura que lo presentan ahora para aprovechar “la reordenación de la fachada fluvial”, y hace “autocrítica” cuando se le pregunta por qué no retiraron el monumento cuando su formación formaba parte del gobierno municipal tripartito.