La reforma de la Rambla es una promesa que se ha ido dilatando en el tiempo y que, durante un tiempo, parecía que no iba a llegar. Los retrasos en los inicios de las obras llegaron a sumar 2.595 días, según un contador que los vecinos colocaron en la fachada de uno de los edificios de esta icónica avenida barcelonesa.
Las obras, que se aprobaron en el último mandato de Xavier Trias (2011-2015), no empezaron hasta casi el final de la etapa Colau, en octubre de 2022. Entonces, las previsiones apuntaban hasta 2030. Pero el nuevo alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, ha decidido pisar el acelerador y asegura que el eje estará reformado en su totalidad en enero de 2027.
Con esto, el edil socialista recorta a la mitad el plazo de la ejecución de las obras. Este cambio se explica, principalmente, gracias a un replanteamiento de la estrategia: en lugar de afrontar la reforma por tramos horizontales, se hará de manera vertical. Primero se trabajará la acera y la calzada del lado Besòs durante 10 meses, luego el lado Llobregat por otros 10 meses y, durante, un año se reformará el paseo central.
Para iniciar estas obras habrá que esperar a que finalicen las primera fase de las obras, tal como estaban previstas en el abordaje inicial, según el cual la reforma se haría por tramos. Actualmente las afectaciones llegan desde la estatua de Colón hasta Santa Madrona y durarán hasta verano de 2024.
A partir de entonces, empezarán las actuaciones en el lado Besòs de la Rambla y la circulación quedará restringida únicamente al lado Llobregat. Durante el tiempo que duren las obras, sea cual sea el lateral afectado, siempre se garantizará la circulación sólo de subida. La de bajada será asumida por la Via Laietana.
El último tramo, el central, será el más largo y no afectará a la circulación -de hecho, los coches volverán a poder circular de subida y de bajada-, sino a comercios como las floristerías, las pajarerías o los bares.
El Ayuntamiento prevé que, pasadas las obras, los pajareros desaparezcan de la Rambla, pero hay que esperar a que acabe el proceso judicial en marcha y que determinará el fin de las licencias de estos comerciantes. En cambio, la intención es que las floristerías y los kioskos de prensa sigan, aunque con un nuevo diseño todavía por detallar.
Los técnicos del consistorio aseguran que, mientras duren las obras, se garantizará el acceso a viviendas, comercios, párquines y servicios de emergencia.
El mismo presupuesto
Collboni ha asegurado que el cambio de estrategia no implica aumentar el presupuesto inicial, que estaba previsto en 55,6 millones de euros. Actualmente ya se han invertido unos 48 millones.
El alcalde ha asegurado que la Rambla “ha esperado mucho” a su transformación y ha agradecido a vecinos y entidades su “persistencia” durante estos años de retrasos. “No nos podíamos permitir seis años de obras en el paseo más emblemático de la ciudad”, ha dicho el alcalde.
Esta reforma será la actuación más “ambiciosa” del mandato, según el edil y será “trascendental” para que el eje vuelva a ser “un paseo para los barceloneses”. En esta línea, el presidente de la asociación de Amigos de la Rambla, Fermín Villar, ha dejado claro que la transformación debe ser igual de buena para un vecino que para un turista. “Quien no lo entienda que no venga”, ha avisado. “Es fundamental para que la gente que tenemos recuerdos allí volvamos, pero sobretodo porque la generación post olímpica no la pisa”, ha apuntado.