La de hoy puede haber sido la última sesión de comparecencias en la Comisión de Investigación sobre el Fraude y la Evasión Fiscales y las Prácticas de Corrupción Política. El presidente de la Comisión, David Fernández, volverá a intentar que comparezcan el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el jefe del gabinete de la presidencia del Gobierno, Jorge Moragas, que ahora está coordinando la campaña electoral del PP cara a los próximos comicios generales. Tampoco ha renunciado a que lo hagan el director general de la Policía Nacional, Ignacio Cossidó, el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz y el comisario de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), Manuel Vázquez. Pero si no han querido comparecer hasta ahora, nada hace pensar que cambien de opinión en las pocas semanas de vida que le quedan a la Comisión.
El eurodiputado de Ciudadanos Javier Nart ha sido el protagonista destacado de esta sesión de cierre. Todos los portavoces han insistido en poner en evidencia la contradicción que representa su dureza dialéctica contra la corrupción de los políticos de otros partidos y el hecho de que tuviera una cuenta corriente a su nombre entre los años 1997 y 2008 en Suiza. Nart, en un tono que a menudo parecía más adecuado para una tertulia televisiva caótica que para una comparecencia en una comisión de investigación, se ha negado reiteradamente a explicar si había utilizado en interés propio una cuenta que, según ha dicho, creó su padre para ocultar el dinero que ETA quería cobrarle como impuesto revolucionario.
El único portavoz que ha desentonado con sus compañeros ha sido el de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, normalmente muy agresivo y hoy un defensor más del compareciente. Incluso el portavoz del PP, Santi Rodríguez, que ha empezado muy suave con Javier Nart ha acabado haciéndole levantar la voz. Antes, el portavoz de ERC, Oriol Amorós, ya le había pedido que “no hace falta que grite” y el de ICV-EUiA, Joan Mena, le ha rogado que “bajase los humos”. Pero el eurodiputado no se ha encogido, ha acusado a la portavoz de las CUP, Isabel Vallet, de “hacer preguntas irrelevantes” y al de CDC, David Bonvehí, le ha recordado que “Jordi Pujol y la sagrada familia sí que tienen incidencias fiscales y judiciales por todos lados”.
Finalmente, el socialista Jordi Terrades ha conseguido arrancarle que nunca había realizado operaciones con la cuenta suiza de su padre. “Si hubiera contestado esta pregunta antes, no habría sido necesario hacérseala tantas veces”, ha concluido Terrades al que no se le veía demasiado convencido de la fiabilidad de la respuesta.
El juez Pascual Estevill, que también ha comparecido esta mañana, ha adoptado un aire altivo y ha sido mucho más discreto que Javier Nart. El juez, condenado a nueve años de prisión por extorsionar empresarios y prevaricar, ha hablado poco y ha ido tirando balones fuera. No ha respondido a las acusaciones que le formuló la semana pasada el abogado Juan Piqué Vidal pero ha coincidido con él en la defensa de Jordi Pujol, el responsable de la creación de la comisión a la que ha tenido que comparecer hoy, a su pesar. “Fue un gran presidente y se le ha condenado socialmente con un desprecio absoluto de su presunción de inocencia”, dijo.
Jordi Soriano, ex portavoz del PP en Sabadell y relacionado con el caso Mercurio, y Antoni Duran-Sindreu, ex-presidente de la Asociación Española de Asesores Fiscales, han sido los otros dos comparecientes de esta reunión de la Comisión Pujol .
Ahora toca preparar las conclusiones. La próxima semana comenzarán los debates de los textos que propondrán los distintos grupos parlamentarios. Todo está calculado para que el último Pleno del Parlamento, dentro de tres semanas, apruebe las conclusiones definitivas. Será un buen momento para ver con qué estado de salud llegan al final del mandato las relaciones entre los tres grupos que han gobernado Cataluña en los últimos dos años: CDC, UDC y ERC. CDC y UDC acaban de romper la federación que les unió durante 37 años. A ERC y a su portavoz Oriol Amorós se les presenta un verdadero y difícil encaje de bolillos.