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Cuatro neonazis, condenados a tres años y medio de cárcel por agredir “despiadadamente” a un independentista

Oriol Solé Altimira

Barcelona —
19 de septiembre de 2023 11:57 h

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El ataque reciente más grave cometido por neonazis en Catalunya ya tiene sentencia. Un juez ha condenado a tres años y medio de cárcel a cuatro ultras por agredir “despiadadamente” a un joven con un palo de bandera, un tubo metálico y varios golpes y patadas durante las protestas que siguieron a la sentencia del procés en octubre de 2019.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso elDiario.es, el juez de lo penal Francesc Calls impone, además de las penas de prisión por un delito de lesiones, una indemnización de 10.500 euros a la víctima y la prohibición de aproximarse a 500 metros del joven durante cinco años. El magistrado aplica a los condenados las agravantes de abuso de superioridad y de discriminación ideológica así como la atenuante de reparación del daño ya que ya consignaron parte de la indemnización antes del juicio.

El relato de hechos probados es casi tan contundente como el vídeo de la agresión que acompaña a esta información. Expone el juez que, tras la concentración ultraderechista de la plaza Artós del 17 de octubre de 2019, un grupo de neonazis, entre el que se encontraban los acusados, bajó hacia el centro de Barcelona “con la clara intención de buscar a personas independentistas y antifascistas para agredirlas”.

Los atacantes encontraron a la víctima, que iba sola y estaba desprotegida, en el cruce de las calles Balmes y Roselló. Guiados por su “profunda animadversión a la ideología independentista” que atribuyeron al joven, indica la sentencia, los acusados “abatieron de forma rápida” a la víctima, que no pudo defenderse ya que eran cuatro contra uno.

El joven perdió rápidamente el equilibrio a consecuencia del golpe que le propinó uno de los acusados con un tubo metálico. Ya en el suelo, los acusados continuaron agrediéndolo “despiadadamente”, en palabras del juez, con un palo de madera de bandera con el águila y la cruz de Borgoña –dos símbolos ultras–, y piedras. También le dieron patadas y puñetazos por todo el cuerpo.

“Solo cesaron en su actitud cuando acudieron otras personas en auxilio de la víctima”, indica la sentencia. El joven sufrió una perforación del tímpano y heridas y hematomas en piernas, brazos, cara y espalda que tardaron 50 días en sanar, además de estrés postraumático.

El abogado Xavier Muñoz, que ha representado la acusación popular de Ayuntamiento de Barcelona, ha celebrado la sentencia porque, además de estar bien motivada técnicamente, tiene un “valor social” después de que varios casos similares de agresiones ultras hayan quedado “impunes”. “La pena es proporcionada aunque sea bastante elevada”, ha añadido, que también ha destacado la “investigación rigurosa” realizada por los Mossos d'Esquadra.

En su sentencia, el magistrado da plena credibilidad a los agentes que declararon como testigos e identificaron a los acusados y analizaron los teléfonos móviles de dos de ellos. Antes de la marcha ultra, ambos condenados ya hablaban de ir a la plaza Artós, lugar tradicional de concentración de colectivos de extrema derecha en Barcelona. Después de los hechos, se conminaron a no delatarse.

En sus chats del día después, uno de los acusados incluso quería repetir. “Quiero liarla como ayer la lié con el chaval, hoy quiero mas en Barcelona”, apuntó en un mensaje, para a renglón seguido apostillar: “En realidad son unos cagaos cuando van solos por la calle, hasta que no vengue el ejército tenemos que defender el país en la calle cueste lo que cueste”.

Para el magistrado, la versión de la víctima está “acreditada” gracias también a los vídeos de la agresión. Las imágenes, destaca el magistrado, muestra “una acción concertada” por parte de los acusados, quienes agredieron al joven “en una actuación plural y conjunta”.

“Estamos ante una manifestación del discurso del odio mediante una agresión física con la que se lesiona no solo el derecho a la integridad física, sino también la libertad ideológica y la convivencia pacífica como valores fundamentales”, concluye el magistrado.