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La Barcelona de los libros de Carlos Ruiz Zafón (1964-2020) era como el Londres de Dickens, un universo ficticio en un escenario real. El propio escritor barcelonés hacía la comparación con las ambientaciones del novelista inglés cuando le preguntaban por los escenarios de sus obras, en especial, por los de 'La Sombra del Viento'. El libro se convirtió en una ruta turística en el 2005, antes de que los paseos literarios proliferasen por la capital catalana.
Barcelona ya era una ciudad literaria cuando la Unesco la declaró como tal en el 2015. Ruiz Zafón ha unido su nombre a los de Juan Marsé y Eduardo Mendoza, que retrataron la Barcelona del barrio del Carmel, allí donde todo el mundo sabía encontrar al Pijoaparte, y la del anarquismo y los cabarets que nos enseñó otro gran personaje, Onofre Bouvila, el protagonista de 'La ciudad de los prodigios'. Barcelona son los hermanos Goytisolo, la familia más literaria, y es aquella que acogió durante el tardofranquismo a Gabriel García Márquez y poco después, entre el verano de 1970 a 1974 a otro Nobel, Mario Vargas Llosa.
Al Pijoaparte y a Onofre, pero también a la Colometa de la Plaça del Diamant, de Mercè Rodoreda, a Andrea, la protagonista de 'Nada', de Carmen Laforet o al Pepe Carvalho, de Manuel Vázquez Montalbán, Ruiz Zafón añadió un personaje que pronto se convirtió en el más universal de todos los de la literatura barcelonesa: Daniel Sempere.
Daniel Sempere es ese niño de 10 años, hijo de un librero que gracias a su padre conoce el 'Cementerio de libros olvidados' donde adopta el único ejemplar de 'La Sombra del Viento', cuyo extraño autor, Julián Carax, se acabará convirtiendo en una obsesión para el protagonista. Hubo quien identificó la histórica librería Canuda, dedicada a la compra y venta de libros de segunda mano, como ese cementerio de la obra de Ruiz Zafón. Un letrero en el sótano y las rutas literarias hicieron el resto hasta que la librería cerró hace siete años.
'La Sombra del Viento' (2001) se acabó publicando en medio centenar de países y inauguró la tetralogía de la que forman parte 'El juego del ángel' (2008), 'El prisionero del cielo' (2011) y 'El laberinto de los espíritus' (2016). El escritor nunca quiso que sus obras saltasen a la pantalla. “Sería una traición”, decía tras publicar el último de la saga del 'Cementerio de los libros olvidados'.
No hubo película pero muchos de los escenarios de esa Barcelona de la posguerra existen. El final de La Rambla, el tramo de Santa Mónica, es donde Ruiz Zafón sitúa su cementerio de libros. Pero si alguien lo busca allí, no lo encontrará.
Un poco más arriba, cerca de la Plaza Reial, uno de los espacios recuperados para los vecinos durante la pandemia, el lector puede imaginarse a Gustavo Barceló, dueño de una librería, también imaginaria, en la calle Ferran. Gracias a este personaje, el lector puede transportarse a las tertulias literarias del Quatre Gats, un local inspirado en 'Le Chat Noir' parisino, que sigue en el mismo edificio modernista de Puig i Gadafalch en el que abrió puertas en 1897. Picasso hizo ahí su primera exposición individual y todavía hoy es un símbolo de la ciudad, como atestiguan todas las guías turísticas.
El Ateneu Barcelonès, con un jardín y una biblioteca que son dos tesoros escondidos incluso para muchos barceloneses, también aparece en 'La Sombra del Viento'. La escalinata de piedra que se describe en el libro sigue siendo igual de imponente. Daniel Sempere se enamora en la plaza de Sant Felip Neri, una de las más bonitas del barrio Gótico, por cuyas callejuelas el protagonista intenta conocer la vida del escritor Carax, ese misterioso hombre del que acabaremos descubriendo que pensaba que existimos mientras alguien nos recuerda.
La Basílica de Santa María del Mar, para muchos, 'La Catedral del Mar' de Ildefonso Falcones, otro best-seller, aparece en el primero de la saga del 'Cementerio de los libros olvidados' y sobre todo en el segundo, 'El juego del ángel'.
Entonces como ahora, esa Barcelona del Gótico tiene poco que ver con la de la Avenida Tibidabo, que también forma parte de los escenarios de Daniel Sempere puesto que allí está el Palacete Aldaya, que en realidad se llama Torre Macaya, y que es donde tiene lugar el desenlace de 'La Sombra del Viento'.
Barcelona, la que va desde el final de La Rambla al Tibidabo, ha perdido uno de los autores verdaderamente notables del siglo XXI, como bien ha resumido su amigo y también escritor Sergio Vila-Sanjuan. Ha llegado el momento de que una de sus calles lleve el nombre de Carlos Ruiz Zafón.
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