Con un reguero de indicios en su contra, Dani Alves ha acudido este lunes a declarar voluntariamente ante la jueza que lo investiga por agresión sexual. El futbolista ha cristalizado su alegato defensivo, consistente en mantener que fueron relaciones sexuales consentidas y en intentar socavar la credibilidad de la denunciante. De las palabras del jugador no se desprende ni un ápice de arrepentimiento.
La defensa del futbolista ha emitido un comunicado tras su declaración para reiterar que se trató de una relación consentida y que si no lo dijo en su primera comparecencia ante la jueza fue para ocultar la infidelidad a su esposa. El documento incluye una revictimización de la denunciante al interpretar la defensa que la joven “pudo sentirse ofendida o enfadada” después de que Alves le pidiera “salir por separado del baño”.
Esta frase tiene una traducción relevante desde un punto de vista jurídico. En los casos de violencia sexual, los jueces suelen valorar tres elementos clave: la credibilidad de la versión de la víctima, la corroboración de su relato mediante otros elementos –pruebas de ADN, testigos– y la constatación de que no tenga motivos espurios para denunciar. En el caso de Alves, la defensa ya solo se puede agarrar a este último aspecto.
Tanto la jueza instructora como la Audiencia de Barcelona han constatado que la joven ha mantenido una versión persistente, clara y detallada desde minutos después de los hechos. Ante los Mossos d'Esquadra primero y la jueza después, su relato no ha incurrido en contradicciones, lo que le confiere credibilidad.
Los elementos de corroboración periférica también están del lado de la denunciante. Las amigas y trabajadores de la discoteca Sutton de Barcelona avalaron su versión sobre lo ocurrido la madrugada del 31 de diciembre en el pequeño baño del reservado del local. Y además, está la ciencia: las huellas de Alves y sus restos biológicos en el baño, así como su ADN hallado en la denunciante. “Indicios fundados y sólidos”, según expresó la Audiencia de Barcelona, que lejos de avalar la tesis de Alves de que las imágenes de las cámaras de seguridad mostraban un ambiente festivo, incluyó las imágenes dentro de los indicios contra el jugador.
En suma, a la defensa le queda por explotar la carta del motivo espurio de la denunciante. De ahí que además de recalcar que fueron relaciones consentidas, la defensa haya desvelado que su tesis pasa ahora por alegar que la joven “pudo sentirse ofendida o enfadada” después de que Dani Alves le pidiera salir “por separado” del baño y “no haber sido más atento al concluir el acto sexual”. En otras palabras: una denuncia por falta de tacto al concluir una relación sexual consentida, según la tesis de la defensa.
Con la versión definitiva sobre los hechos proporcionada este lunes, Alves pretende armar una nueva petición de libertad provisional, que se formalizará en los próximos días, y esperar fuera de prisión su juicio por agresión sexual. La clave estará en si la Audiencia de Barcelona aprecia, esta vez, que se ha difuminado el riesgo de fuga, pues la petición tiene pocos visos de prosperar ante la jueza instructora.
Nueva versión
Antes de que el letrado Cristóbal Martell asumiera su defensa, Alves ya declaró como investigado en la causa. Su primera comparecencia ante la jueza, el pasado 20 de enero, fue desastrosa para sus intereses, pues terminó en prisión preventiva. A día de hoy sigue encarcelado.
Al contrario de lo que mandan los cánones, en su primera declaración Alves no solo no respondió únicamente a su defensa, sino que contestó a las preguntas de jueza, fiscal y abogada de la víctima. Ello provocó que el jugador incurriera en varias contradicciones, que minaron la credibilidad de su versión exculpatoria de los hechos.
En su interrogatorio de hace tres meses, Alves primero dijo que no tuvo contacto con la joven cuando entró en el baño, después que se cruzaron pero se quedó parado y, por último, admitió una conducta sexual, si bien recalcó que fue consentida y negó en todo momento que la hubiera penetrado.
Este lunes, Alves ha declarado durante una media hora ante la magistrada y ha contestado a las preguntas de todas las partes. Por primera vez en sede judicial, Alves ha verbalizado que las relaciones sexuales que mantuvo con la joven fueron consentidas y que antes hubo un “acercamiento mutuo” en el reservado de la discoteca Sutton, según han explicado fuentes jurídicas.
El exfutbolista del F.C. Barcelona también ha dado una explicación sobre las distintas versiones que dio en su primera declaración. Según el jugador, si entonces ocultó a la jueza que hubo relaciones sexuales fue para no revelar que había sido infiel a su esposa, de la que tras estallar el caso ya se encuentra separado.
Comunicado de Alves
En el comunicado, la defensa del futbolista ha asegurado que Alves ha expresado ante la jueza “que es respetuoso en su relación con las mujeres y no da ningún paso si no percibe tensión sexual y una clara predisposición”. Alves “no contó inicialmente lo sucedido y negó el contacto sexual porque su única prioridad era salvar su matrimonio”, ha aducido la defensa.
Según la versión de Alves, llegó a la discoteca con un amigo, conocieron a las tres chicas, entre ellas la denunciante y “hablaron y bailaron”. El comunicado, que no expresa ningún tipo de arrepentimiento por parte del jugador, prosigue y asegura que Alves constató “química” con la denunciante y le propuso ir a un lugar “más privado”, en concreto el baño del reservado.
“Ella accedió y fueron allí por separado y salieron por separado”, asegura la defensa del jugador, que agrega: “Todo lo que paso en el interior del baño fue un acto libre y voluntario, hicieron el amor y [la denunciante] no dijo en ningún momento que parara”. Alves ha insistido en que “él respeta a las mujeres y que jamás ha tenido una conducta que vaya en su contra”.