El desahucio de Josep en Casa Orsola, aplazado hasta el martes tras una mañana de resistencia vecinal
Josep Torrent no será desahuciado este viernes de su piso en la Casa Orsola. Los cientos de activistas y vecinos del Eixample de Barcelona han logrado paralizar el desalojo. La comitiva judicial, que se ha presentado puntualmente a las 10:30 horas, ha descartado proceder con el lanzamiento, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC).
Tras negociar durante unos 20 minutos con la comitiva judicial que se disponía a desahuciarle, Josep ha vuelto a entrar en la finca entre vítores de los concentrados. En ese mismo instante, el TSJC emitía el comunicado en el que confirmaba que aplazaba el lanzamiemnto “ante la imposibilidad de llevarlo a cabo en condiciones de seguridad”.
“Dijimos que hoy aquí no habría un desahucio y hoy aquí no habrá un desahucio”, ha proclamado desde el balcón Enric Aragonès, portavoz del Sindicato de Inquilinas, junto a Josep y ante una multitud concentrada en la calle. Sin embargo, no todo han sido buenas noticias para los vecinos y activistas: Aragonès ha informado que los representantes del juzgado han fijado una nueva fecha de desalojo para la madrugada del martes.
Los manifestantes se concentraban desde primera hora de la mañana frente a la Casa Orsola, en el Eixample de Barcelona, para defender a uno de sus vecinos del desahucio que se ha convertido ya en emblema de la crisis de la vivienda. Entre gritos de huelga de alquileres y vítores al Sindicato de Inquilinas, el millar de manifestantes –algunos de los cuales han dormido en la calle– aguardaba al lanzamiento, previsto para las 10:30 horas.
En pleno centro del Eixample, la Calle Consell de Cent acoge una de las pacificaciones más famosas de la ciudad y es, según Time Out, una de las mejores calles del mundo. Normalmente la transitan turistas y visitantes, pero este viernes ha amanecido plagada de sacos de dormir y esterillas en las que decenas de personas han pasado la noche.
A ellos se han sumado, desde las siete de la mañana, otros tantos madrugadores que, en seguida, han llenado la confluencia de las calles Consell de Cent y Calabria. “Es un símbolo y nos toca defenderlo”, ha dicho un joven, con el saco enrollado en la mochila. La Guardia Urbana, la única presencia policial por el momento, se ha visto obligada a cortar el tráfico para evitar colapsos. Con el cántico “Casas Orsola, no estás sola” se ha dado inicio a la concentración a las 8:45 horas.
“Hay quien se pregunta quién ha pagado esto. Quién nos ha financiado”, ha anunciado el portavoz del Sindicat, Enric Aragonès, desde los balcones de la finca. “Quien se pregunta eso tiene la misma mentalidad rentista que los que quieren echar a Josep. No entienden que esto se puede lograr con la voluntad y el tiempo del pueblo”, ha remachado.
Tanto el desahucio como la “maratón cultural” celebrada la noche antes se han retransmitido en directo desde La Llogatera TV, el canal de Youtube del Sindicat de Llogateres y que ha sido visto por más de 10.000 personas

Esta finca, tras más de cuatro años de conflicto, se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la gentrificación y el alquiler de temporada. Todo se remonta a 2021, cuando Lioness Inversiones compró la finca. Entonces había 27 pisos habitados; de ellos, unos pocos tenían contratos indefinidos y al resto, se les vencería en pocos años.
Un año después del cambio de titularidad, y tras varias concentraciones, intentos fallidos de negociación y una también fracasada mediación del Ayuntamiento, cinco de los vecinos de la Casa Orsola están fuera de contrato.
La propiedad interpuso demandas contra ellos para poder llevar a cabo un desahucio y, en este momento, hay dos vecinos a los que ya se ha aprobado el desalojo. El primero de ellos en tener una fecha fijada es Josep, y la ciudad se ha volcado para ayudarle.
“Hoy es Josep, pero mañana puedes ser tú”, es uno de los lemas que más se están escuchando estos días, demostrando que parte del éxito que ha tenido la convocatoria para parar el desahucio es que la Casa Orsola, en pleno corazón del Eixample, es la muestra de que la crisis habitacional ha llegado a los barrios de clase media-alta.
Eso y que está en uno de los barrios más gentrificados de Barcelona. Sobre todo desde que se finalizó la pacificación de la calle Consell de Cent. Desde ese momento, el barrio -tal como cuentan los mismos vecinos- empezó a perder comercios y habitantes de toda la vida, que se vieron sustituidos por expats, alquileres de temporada y locales de brunch.
Esos nuevos vecinos han llegado a la Casa Orsola. Aunque la propiedad niegue que su intención sea convertir la finca en un edificio de alquileres de temporada, lo sucedido hasta la fecha le contradice. Las viviendas que se han quedado vacías han sido reformadas y ocupadas por jóvenes extranjeros que pagan más de 2.000 euros al mes.
Eso mientras vecinos como Josep pagaban entre 600 y 800. Pero lo que más molesta a los antiguos inquilinos es que los nuevos desconocen o se despreocupan de la situación de la finca. “No quieren saberlo. Para ellos, la ciudad es un decorado. Solo les interesa que haga buen tiempo y que no les roben, pero no se dan cuenta de que el robo es que les cobren 2.400 euros de alquiler”, remacha Josep Torrent.

Una negociación frustrada
Desde que Lioness Inversiones adquirió la finca, el Sindicat de Llogateres ha instado a una negociación colectiva con la propiedad para llevar a un acuerdo y evitar así la expulsión de los vecinos. Pero todos los intentos han sido infructuosos, incluso un conato de mediación que protagonizó el Ayuntamiento de Barcelona.
Pero después del ruido mediático que ha provocado la convocatoria del desahucio de Josep, la tensión comenzó a crecer de tal manera que, a pocas horas de la convocatoria, el Ayuntamiento pidió in extremis que se paralizara el desalojo y que las partes se sentaran a negociar, pero el Sindicat y la propiedad se han acusado mutuamente de dinamitar cualquier atisbo de diálogo.
Apoyado en una iniciativa del Síndic de Greuges (el Defensor del Pueblo catalán), el consistorio se ha ofrecido a mediar entre las partes. Pero desde el Sindicat le han echado en cara que se activara a falta de pocas horas para el desahucio. “El Ayuntamiento tiene contacto con la propiedad y con el Sindicato de Inquilinos y saben perfectamente que es la propiedad la que se niega a la negociación”, añaden.
A lo largo de la jornada de este jueves, también la propiedad de la finca se ha pronunciado públicamente, algo muy inusual. Lioness Inversiones, ha emitido un comunicado en el que denuncia la “creciente inseguridad jurídica a la que se enfrentan los propietarios de viviendas”. Una situación, afirman, que se “agrava por la lentitud de los procesos judiciales, que facilitan que los inquilinos no vulnerables se nieguen a abandonar la vivienda”.
50