“Puigdemont a prisión” es un cántico que hacía tiempo que no se oía de manera tan contundente en las calles de Barcelona. Este domingo ha vuelto a resonar por la manifestación convocada por la entidad Societat Civil Catalana (SCC), que ha congregado a miles de personas para protestar contra la amnistía que los partidos independentistas reclaman a cambio de dar su sí en la investidura a Pedro Sánchez.
Bajo el lema 'No en mi nombre. Ni amnistía ni autodeterminación', la entidad ha convocado la marcha para “dar voz a los ciudadanos catalanes y del resto de España que no están dispuestos a que sean objeto de negociación cuestiones que minarían” el sistema democrático de la Constitución. Según Guàrdia Urbana, unas 50.000 personas se han unido a la manifestación de este domingo, mientras que la organización cifra los asistentes en 300.000.
La bandera de España ha tomado el centro de la capital catalana como hacía tiempo que no se veía. En forma de bandera, pulsera, gorras o paraguas. Incluso se ha llegado a oir el himno tocado por una gralla (instrumento típico de la cultura catalana). “Yo soy español, español”, cantaba un matrimonio de Barcelona. Nacidos aquí y catalanoparlantes, según han dicho -a pesar de que usaban el castellano para expresarse-, se muestran muy contrarios a una amnistía “negociada con terroristas”.
También lo piensa así un joven de L'Hospitalet, que rehúsa dar su nombre. Pelo engominado y bandera de España a modo de capa, dice que él no habla en catalán porque “es español”. Asegura que la amnistía le parece una “aberración” porque le “gusta mucho” la Constitución y “no se puede permitir” que nadie “la ningunee”, dice. El joven pone todas sus esperanzas a que el rey y el Estado “recapaciten” y no dejen que “los golpistas” formen gobierno con Sánchez. Su mayor esperanza, dice, está en políticos como Ayuso.
Y es que, a pesar de que Societat Civil Catalana ha pedido a los partidos que no instrumentalicen la manifestación con fines electoralistas, los asistentes tenían claro a quién esperaban. Y a nadie se le escapa que un escaparate con potenciales votantes iba a ser usado por los líderes del PP, de Vox y de un casi desaparecido Ciudadanos. De hecho, muchos de los manifestantes no sabían que la manifestación ha sido convocada por SCC, sino que se refieren al acto de este domingo como “la mani del PP”.
Isabel Díaz Ayuso ha sido una de las caras que más ansiaban ver. Poco antes de empezar la manifestación, la presidenta madrileña ha ofrecido una atención a medios en la que se han congregado más simpatizantes que periodistas. Paraguas con la bandera de España, bufandas y gorras y gritos de “Viva España” o “Puigdemont a prisión” han caldeado el ambiente antes de la llegada de la popular.
“No puede ser que, por siete votos, quiera cambiar el destino de una nación”, ha asegurado Ayuso, en referencia a las negociaciones de Sánchez con los de Junts. Para la popular, una ley de amnistía supondría “retorcer las leyes del estado de derecho” de una forma “tirana”. La madrileña ha sido recibida con vítores por sus acólitos, que le suplicaban: “Ayuso, clónate”.
Bastante más tímidos han sido a la hora de recibir a Alberto Núñez Feijóo, que se ha referido a las negociaciones como “una cacicada impropia de la democracia. No puede ser que un político se salte la ley para llegar a la presidencia y otro para resolver sus aferes judiciales”.
Entre los manifestantes, dos personas que portaban una pancarta contra el Rey Felipe VI han sido apartadas por los Mossos d'Esquadra. Una de ellas ha sido también detenida por desórdenes públicos y atentado contra la autoridad. Ubicadas en la cabecera de la marcha, mostraban un mensaje que leía 'Felipe VI cómplice del golpe de Estado a las urnas, a la democracia y a la voluntad de los españoles'. Otros manifestantes le han gritado 'Viva el Rey', y los Mossos han intervenido para apartar a la manifestante, pero instantes después habría atacado con un spray de pimienta a los otros asistentes.
Fredy Mercury y la derecha
La cabecera de la manifestación ha descendido por la céntrica calle de Paseo de Gracia dejando imágenes curiosas. Los manifestantes han recorrido la calzada encontrándose con turistas que no entendían qué pasaba. Trevor viene de Estados Unidos y está de vacaciones. Se ha encontrado con la marcha y quiere lucir sus conocimientos de “geopolítica”. Compara Catalunya con Irlanda del Norte y hasta tiene una opinión sobre qué le pasará a la economía catalana en caso de ser independiente.
Asegura que “cualquier pueblo que quiera decidir su futuro, debería poder hacerlo”, así que esta manifestación le parece “muy bien”. Al ser informado de que la concentración es para exactamente lo contrario, se sorprende. “Eso explica tantas banderas de España”, dice, y deja de agitar el banderín que una manifestante le ha dado. “Como estaba sonando Fredy Mercury”, dice.
Y es que la música ha tenido un papel en la marcha. 'Barcelona', el tema interpretado por el de Queen y Montserrat Caballé para las Olimpiadas ha sonado en diversas ocasiones. Igual que 'Mediterráneo', de Serrat o 'Libre', de Nino Bravo.
Sexto aniversario de la manifestación de 2017
La fecha escogida por esta asociación no es baladí: es seis años después de la multitudinaria manifestación celebrada el 8 de octubre de 2017, una semana después del referéndum del 1-O. Aquella jornada congregó más de medio millón de personas y dio alas a un Ciudadanos, que por aquel entonces estaba en auge, que supo canalizar ese clamor. Tanto, que ganó las elecciones autonómicas de diciembre de aquél mismo año, menos de tres meses después del referéndum.
Hoy, los naranjas están de capa caída y, aunque los líderes de la formación hace semanas que confirmaron su asistencia, no han sido los rostros más esperados. La manifestación ha contado con la presencia de nombres mucho más aclamados por los asistentes, como el del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; el líder de Vox, Santiago Abascal, o la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Esta última, precisamente, publicó un vídeo en X (anteriormente Twitter) el pasado miércoles en que animaba a la asistencia a la manifestación y que fue contestado por otro mensaje del president de la Generalitat, Pere Aragonès, en la misma red social.
La presidenta de la entidad, Elda Mata, ha pedido a los políticos que asistan que no “deformen” el encuentro porque hay “personas de izquierda” a las que les da “respeto” asistir a estos encuentros, pero que “sí irán”. A pesar de la percepción de Mata, en la manifestación de este domingo había pocas personas -o ninguna- que se identificaran como de izquierdas. “Yo, de derechas, clarísimamente. Y con orgullo”, ha dicho Ramón, otro de los manifestantes. En cambio, Juanjo evita posicionarse en el eje ideológico. “Ni de derechas, ni de izquierdas. Soy ciudadano”, ha espetado.
“Lo que no contemplo es que me llamen fascista por apoyar la Constitución, se ha lamentado”. Preguntado por qué le parece que haya asociaciones y partidos de extrema derecha como Vox en el acto, ha contestado contundente que Vox “es un partido democrático”. “Los fascistas son los otros”, dice María, su mujer. Se refiere a “los terroristas de Bildu y Junts con los que negocia Sánchez. Ellos sí se han saltado la ley y no pasa nada”. Ambos rehúsan decir a qué partido votaron en las últimas elecciones, pero remachan la conversación diciendo que lo que quieren dejar claro es: “los de Vox no somos fascistas”.
Los únicos dirigentes que han asistido son manifiestamente de derechas y, de hecho, el único partido que se ha bajado del carro de Societat Civil Catalana, a diferencia de otras convocatorias, es el único de izquierdas: el PSOE. A pesar de que el entonces líder del PSC, Miquel Iceta, no asistió a la manifestación del 8 de octubre de 2017, sí lo hizo en la convocatoria posterior del 29 de octubre, dos días después de la Declaración Unilateral de Independencia. Esa ocasión dejó para el recuerdo un 'selfie' de Iceta con personalidades del PP como Xavier García Albiol, Enric Millo o Dolors Montserrat.
Quien sí estuvo aquel 8 de octubre fue Salvador Illa, acompañado de otros dirigentes socialistas. Pero en esta ocasión ha asegurado que no acudirá. Es más, ha apuntado que el partido entero se desmarca de esta convocatoria “contraria” a sus intereses. La consigna del partido es no llevar a cabo ningún movimiento que pueda dañar las negociaciones en curso de cara a la investidura y sumarse a una manifestación que clama contra la amnistía pondría en grave peligro el voto favorable de Junts y ERC.
El rol de Societat Civil Catalana
Societat Civil Catalana nació el 23 de abril (diada de Sant Jordi) de 2014, en pleno auge del movimiento independentista. Sólo hacía dos años que la ANC había celebrado la primera de sus multitudinarias manifestaciones del 11-S y faltaban tres años para el referéndum del 1-O.
En aquella ocasión, SCC quiso erigirse como la otra cara de la moneda de la ANC. Pero su éxito ni se acercaba al de los independentistas: con la excepción de la manifestación del 8 de octubre de 2017, nunca llegaron a congregar grandes masas en Catalunya.
SCC ha querido evitar posicionarse en el eje ideológico izquierda-derecha, reivindicando en todo momento que el movimiento era “transversal” y que únicamente reivindicaba la unidad de España.
De hecho, en el momento de su fundación, en las filas de SCC dirigentes del PSC compartían espacios con el PP, Ciudadanos y UPyD. Pero también había personalidades de un Vox entonces emergente y nombres destacados de movimientos fascistas como la Fundación Nacional Francisco Franco o del Movimiento Social Republicano.
En esta línea, cabe destacar que el primer presidente de SCC fue José Ramón Bosch, un empresario impulsor de entidades de extrema derecha como Somatemps.