El sistema sanitario ha sido integrado de pleno en el campo de batalla que es Siria desde el estallido de la guerra civil en el país. Sin ir más lejos, la última semana de julio el gobierno sirio bombardeó seis hospitales en Alepo y sus cercanías, convirtiéndose en la peor semana en ataques a instalaciones médicas en la región desde el inicio del conflicto hace 5 años, según señala la organización Physicians for Human Rights (PHR). “Los bombardeos, la falta de ayuda humanitaria y la fallida de Naciones Unidas para ofrecer cualquier tipo de ayuda significa que el recuento de muertos será pronto catastrófico”, apunta el director de programas de PHR.
Un bombardeo al hospital Al Quds, ubicado en Alepo, hace unos meses provocó la muerte de más de una veintena de personas, entre las cuales se encontraba el doctor Mohammed Wasim, uno de los únicos pediatras que todavía quedaban en la ciudad de Alepo. Tras este suceso el Col·legi de Metges de Barcelona condenó en un documento los ataques recordando que el Derecho Internacional Humanitario establece una especial protección para las instalaciones sanitarias en tiempo de guerra. Sin embargo, desde el inicio de la guerra se han producido 373 ataques a 265 instalaciones médicas y han muerto 750 profesionales sanitarios, siempre según datos recogidos por PHR.
“Desde hace casi dos años hemos tenido muchos problemas para enviar personal internacional por la situación de seguridad. En las zonas controladas por el gobierno y en las controladas por el Estado Islámico no nos dejan trabajar”, explica a Catalunya Plural Daniel Martínez, referente de Pediatría y coordinador del servicio de telemedicina de Médicos Sin Fronteras (MSF). “El número de personal especialista se va reduciendo cada vez más. Para ciertas áreas ya no hay especialistas”, asegura preocupado.
Medicina a distancia y sobre el terreno
Según cuenta Daniel Martínez por teléfono, el servicio de telemedicina de Médicos Sin Fronteras, un proyecto con la plataforma Collegium telemedicus, está siendo muy útil para casos que requieren la mirada de un especialista, no ante una urgencia médica vital puesto que en ese caso la actuación es sobre el terreno.
Martínez es uno de los coordinadores que trabajan en el servicio de telemedicina con el que cuenta MSF y que llegó a atender en 2015 un total de 1.528 casos enviados desde distintos países. “Recibimos una alerta en nuestro teléfono inmediatamente después que se envíe el caso. Lo revisamos, vemos de qué se trata -si requiere un especialista en oftalmología, pediatría, etc- y lo redirigimos. También valoramos la gravedad o la urgencia del caso y buscamos a un especialista de entre los 300 que hay disponibles”, relata. Según datos facilitados por MSF, el 42% de los casos que reciben son de pediatría -hay muy pocos pediatras sobre el terreno y la mayor parte de los pacientes son niños- mientras que un 31% son de medicina interna y un 10% de radiología. Sobre el tiempo medio de respuesta, que se ha acortado desde el inicio del proyecto, es de alrededor de 4 horas y media.
El primer caso que llegó desde Siria era precisamente el de un paciente menor de edad. “Nuestros colegas sirios nos pidieron apoyo para conseguir medicación para un paciente, un niño con hemofilia tipo A. Cuando recibimos el caso por telemedicina lo redirigimos a una hematóloga pediatra en Canadá altamente especializada y resulta que contestó el mismo día diciendo que el paciente estaba recibiendo un tratamiento inadecuado porque su hemofilia era del tipo B. Así pudimos corregir el diagnóstico y le conseguimos el tratamiento necesario”, recuerda.
La telemedicina de MSF es un servicio que por ahora está preparado para analizar casos que les llegan en inglés, francés o español. Una limitación con Siria pero es que la mayoría del personal médico no habla inglés o francés. “Ahora tenemos que recibir los casos en Turquía o Jordania y los equipos médicos de allí traducen el caso y nos lo envían a través de la plataforma”, afirma. Otro de los problemas con los que a veces se encuentran tienen que ver con las condiciones técnicas en las que tiene lugar la consulta telemática. “A veces se pierde la luz o la conexión y en general los casos que tratamos a través de telemedicina requieren un seguimiento y una comunicación entre el médico especialista desde la distancia y el equipo que está allí”, comenta.
“Muchos estudiantes están tomando roles de médicos”
Sobre el terreno MSF también ha hecho varias formaciones de personal para hacer frente a la falta de especialización. Según cuenta Martínez en varias ocasiones han trasladado personal de la organización desde Siria hacia los vecinos Jordania y Turquía para ofrecerles formación aunque asegura que cada vez es más difícil conseguir la autorización para sacar el personal médico a Turquía. También en ocasiones puntuales han hecho trainings a distancia.
A pesar de los esfuerzos para formar a personal, Martínez reconoce las limitaciones técnicas que suponen que el personal especializado se vaya del país o muera en un ataque. Ante la situación explica que muchos estudiantes están tomando roles de médicos y enfermeras e incluso gente que no tiene diplomas son voluntarios y parte de la fuerza laboral en los hospitales. “Esto plantea muchos retos a nivel ético y también en cuanto a la gestión de la calidad de la atención y la seguridad que ofrecemos a los pacientes”, asegura.