Qué competencias financieras tienen las empresas de menos de 50 trabajadores y cómo puede afectarles a su negocio es la pregunta que el Banco de España ha intentado responder con una encuesta presentada este viernes en su sede de Barcelona. Lo ha hecho coincidiendo con la inauguración del nuevo Laboratorio de datos presencial (BELab) creado en dicha sede para que los investigadores puedan tener acceso a una completa base de datos sobre economía española. Aunque los pequeños empresarios presentan unos buenos conocimientos generales sobre finanzas, los negocios más pequeños y los gestionados por los propietarios tienen algunas lagunas más y, al mismo tiempo, las empresas con menos habilidades financieras tienen más probabilidad de sufrir un impacto negativo a raíz del covid.
Concretamente, las pequeñas empresas con menos habilidades financieras de entre las encuestadas tienen 12 puntos porcentuales más de probabilidades de tener problemas de liquidez y 11 de que el impacto del Covid acabe repercutiendo en el número de empleados. La encuesta se realizó mediante un correo electrónico masivo a más de 25.000 pequeñas empresas que respondieron 1.000 de ellas. “Las empresas relativamente más pequeñas, con menos de 20 trabajadores, tenían un nivel de conocimientos financieros más bajos”, apuntó en la comparecencia Óscar Arce, director general de estadística del Banco de España, que ha apreciado que en general quien lleva más años en el sector suele presentar mayores habilidades financieras.
Las cinco preguntas básicas para valorar las habilidades financieras de los pequeños empresarios son sobre el concepto de dividendo, el capital y la propiedad de la empresa, la rentabilidad y riesgo, la inflación y los intereses y duraciones de un préstamo. Un 38,5% de los autónomos o empresas de una sola persona contestaron erróneamente a las preguntas sobre el capital y la propiedad de la empresa, en general la que más problemas dio a los encuestados. Los propietarios de empresas de entre dos y cuatro trabajadores fueron los que peor respondieron a las preguntas sobre dividendos, con un 87,7% de acierto, siete puntos por debajo del 94,2% de los responsables de empresas de entre 20 y 49 empresarios que acertaron en este apartado. En cuanto a rentabilidad y riesgo, la mayor brecha se da entre los negocios de 10 a 19 trabajadores, con un 80,7 de acierto, y los de 20 a 49, con un 95,6. Un 14,5% de responsables de empresas de 2 a 4 trabajadores no supieron responder a la pregunta sobre los intereses y la duración de un préstamo, aunque es el servicio financiero más utilizado por las microempresas.
La encuesta muestra también que las empresas mayores suelen tener más en cuenta los objetivos financieros a largo plazo (un 94,6% de los negocios de 10 a 19 lo hacen, por encima de la media de 79,3%), mientras que los autónomos solitarios son los más proclives a guiarse por el instinto en lugar de hacer planes financieros: un 42% no se muestra en desacuerdo a dejarse llevar.
La jubilación es un asunto que preocupa poco a las pequeñas empresas: solo un 55,3% piensa en cómo financiarla, aunque obviamente el porcentaje aumenta entre los empresarios a medida que avanza su edad. En cuanto a los instrumentos financieros, el préstamo bancario es el más popular con un 52,7% de uso entre los encuestados, seguido del descubierto o línea de crédito (39,2) y los descuentos de facturas, que utilizan un 20,8% de gestores. Otros como el capital riesgo (2,7%) o la ayuda de los business angels (2,5%) son prácticamente anecdóticos.
La encuesta no ha podido precisar la relación entre las competencias financieras y la desaparición de pequeñas empresas, las más castigadas en España durante la pandemia, que se llevó por delante a decenas de miles de ellas, aunque las cifras oficiales bailan, así como falta un estudio detallado sobre las que se han creado y qué empresarios han vuelto a emprender después de cerrar con el covid. Tampoco hubo una gran relación entre el impacto negativo de la pandemia y los conocimientos financieros, ya que la pandemia arrasó con todo y sus daños tuvieron más que ver con el sector de cada negocio. Eso sí, las pequeñas empresas con mayor habilidad financiera tienen un menor riesgo de seguir arrastrando esos daños a posteriori y, además, han sabido acceder a más ayudas públicas que aquellos con menos conocimientos.