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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La campaña del 26J aumenta los problemas de Junqueras para aprobar los presupuestos a tiempo

La campaña de las elecciones generales del próximo 26 de junio coincidirá con la discusión de los primeros presupuestos del Govern de Junts pel Sí. El vicepresident y conseller de Economía y Hacienda, Oriol Junqueras, ha remarcado que el calendario electoral no variará las intenciones del ejecutivo catalán: aprobar el proyecto de ley de presupuestos a finales de mayo y que el Parlament, mediante el apoyo prioritario de la CUP y JxSí, lo apruebe definitivamente en julio.

Una vez salga del Govern, el primer gran escollo a superar de los presupuestos catalanes es su debate a la totalidad: el pleno del Parlament deberá votar si admite o no a trámite el proyecto, por lo que JxSí deberá convencer a la CUP para que no haga piña con la oposición para bloquearlo. En este sentido, el apoyo de la CUP a las primeras cuentas de Junqueras no está ni mucho menos garantizado.

El pleno dará luz verde al inicio de la tramitación de los presupuestos si JxSí consigue sumar los votos de la CUP para tumbar las enmiendas a la totalidad, o si algún grupo de la oposición al menos se abstiene –Puigdemont ha tendido la mano a Catalunya Sí que es Pot y al PSC en varias ocasiones ante las dudas de los anticapitalistas. No obstante, esta fase podría verse alterada por el 26J, ya que tradicionalmente, debido a los compromisos de campaña de los partidos, los procesos electorales interrumpen el ritmo normal de actividad en el Parlament.

“Afortunadamente, el Parlament tiene una actividad que está al margen del escenario electoral español y en principio no tiene que haber ninguna alteración respecto a lo previsto”, ha apuntado el vicepresident en una entrevista con la agencia EFE. Desde la CUP no ven motivo para que una campaña electoral modifique la actividad parlamentaria. No obstante, el debate sobre el calendario de los presupuestos se abordará en la Mesa del Parlament y de la comisión de Economía en las próximos semanas.

Al margen de lo que los órganos de arbitraje de la cámara terminen acordando, Junqueras corre el riesgo de vivir la misma situación que el gobierno de Ada Colau el pasado noviembre: la minoría de BComú unida al tacticismo de los partidos por la campaña electoral del 20-D impidió a la alcaldesa aprobar sus primeros presupuestos.

Problemas del 'plan B'

La necesidad de los partidos de marcar perfil propio en campaña dificulta el éxito del 'plan B' previsto por el Govern para sacar adelante los presupuestos, que, en caso de que la CUP se cerrara en banda, pasaba por buscar la abstención o el voto afirmativo de PSC y Catalunya Sí que es Pot. ¿Cómo recibiría el electorado que PSC, ERC, CDC o Catalunya Sí que es Pot estuviesen por la mañana acordando los presupuestos de la Generalitat y por la noche criticándose entre sí en los mítines?

La ventaja de tener a un partido que no se presenta a las generales -la CUP- no es ni mucho menos una garantía para aprobar las cuentas de Junqueras. Pese al acuerdo de estabilidad con Junts pel Sí, los anticapitalistas no han tenido problemas para alinearse con la oposición en votaciones sobre temas económicos y sociales como los conciertos a las escuelas del Opus o ATLL. De hecho, el grupo parlamentario de JxSí ha perdido ya 55 votaciones en el Parlament, tal y como explicaba este martes el diario Ara.

Los anticapitalistas lo avisaron el mismo día que firmaron el pacto de estabilidad con JxSí y el miembro del secretariado de la CUP, Xevi Generó, lo ha reiterado este martes en un artículo en Catalunya Plural: las cuentas tienen que aumentar el gasto social y orientarse hacia “el colapso del estado autonómico y la ruptura democrática hacia la independencia”.

No obstante, el margen de maniobra de Junqueras es limitado: más del 70% del gasto de la Generalitat es finalista y los conciertos con el sector privado que abundan en el sector público catalán están blindados. Además, la administración se expone a una denuncia en los tribunales si los revoca de un plumazo.

Las bazas del Govern son negociar a la baja los intereses que paga y aprovechar el aumento previsto de la recaudación y el insuficiente alivio que Montoro ha dado a las comunidades con el límite de déficit, para incluir en las cuentas los 270 millones de gasto del plan de choque social de Junts pel Sí. En conjunto, el gasto ejecutado de la Generalitat en 2015 ascendió a 32.345 millones de euros. El 75% se destinó a gasto corriente, mientras que el 21% -6.780 millones- fueron gastos financieros.