“Hace ahora ocho años que pidieron por mí justo ocho años de cárcel. Parece irónico pero no lo es, nos lo hicieron pasar muy mal, a toda la familia. Nos quisieron dar un castigo ejemplar y siempre pensé que se la devolveríamos. Ahora lo hacemos con esta película”. Las palabras de Èric Bertran, ayer, en el estrado del cine Comedia de Barcelona en el preestreno de la película Fénix 11 23 culminaron una noche que, si alguien creía que se iba a limitar a una simple y gratuita exaltación patriótica estaba equivocado. La historia de este chaval de Lloret de Mar de 14 años que puso en jaque (ejem…) al aparato de la Justicia española con un puñado de correos electrónicos se ha convertido en una película entretenida, dramática, tierna, romántica, emotiva, con toques de humor, con ritmo y muy bien interpretada. Y con una dosis evidente de reivindicación, de revancha, de desagravio… Lo llamemos como lo llamemos, estaremos hablando de algo justificado por unos hechos que están ahí. Unos hechos grotescos, canallescos, sonrojantes… “El mundo debería conocer la historia de Eric”, dijo en su día el pensador el Noam Chomsky.
La velada empezó con retraso (cosas de competir en el mismo cine con James Bond, “que tiene licencia para todo”, bromeó el productor Xavier Atance) pero la emoción estaba a flor de piel. Muchos actores (en su día libre, los que tienen trabajo), políticos, expolíticos, artistas, escritores hicieron cola en el señorial chaflán de Passeig de Gràcia con Gran Via. Santiago Auserón, Sergi López, Matthew Tree, Jordi Hereu, Ferran Mascarell, diversos diputados, Maria del Mar Bonet, un batiburrillo de jóvenes actores y de polseres vermelles… Joel Joan, director de la película junto con Sergi Lara, lloró al recordar los años de lucha para hacer realidad el filme, y al recientemente desaparecido Martí Gasull, que acompañó a Èric a Madrid cuando tuvo que ir a la Audiencia Nacional.
“Una historia real”
Por si no quedara claro, la película empieza con este apunte: “una historia real”. No es baladí: alguien poco informado pero con buen criterio tendería a pensar que ciertas cosas son inventadas: los 30 miembros de la brigada antiterrorista de la Guardia Civil registrando la casa de una humilde familia de provincias en busca de un imberbe, las preguntas de una odiosa fiscal de menores, las trampas (i)legales, la implicación, por fin de tanta gente… son hechos que pueden parecer pura ficción. Pero no lo son. Ahí, en la sala, estaba la familia entera de Eric (del verdadero) para atestiguarlo, para que no se olvide una injusticia tan desproporcionada. Què volen aquesta gent!, canta al final de la película Maria del Mar Bonet…
Èric era un chaval normal de un pueblo de la Costa Brava, independentista convencido, que, con sus armas (prestadas de uno de sus héroes literarios… Harry Potter) defiende su lengua, su país, sus principios. Y lo hace con inocencia, con valentía y, también, con chulería, como cuando, para responder a una amenaza cibernética de fascistas alude a sus “amigos” de ETA… (¡Ay, ese comentario en manos de esa fiscal…! ¡Qué doloroso!). La cosa se lía cuando la demanda de un supermercado cae en manos de un insoportable capitán de la Guardia Civil (Roberto Álamo), convencido de que estos jóvenes “empiezan así y acaban poniendo bombas”.
Los elementos dramáticos de la historia la hacen humana y real. No estamos viendo un documental ni (¡por favor, no!) una dramatización barata en plan reality. El joven polsera vermella Nil Cardoner, de gran parecido con Èric Bertran, borda su personaje: ese convencimiento de lo que hace, esa entereza ante los fachas de su clase, esa deliciosa y conmovedora inocencia con su novia. Pero en el terreno interpretativo hay mucho más. Desde las dudas iniciales y la decisión final de la madre (Rosa Gámiz, también calcada a la madre real) hasta los terribles gestos de desaprobación, primero, y de orgullo, después, del padre (Àlex Casanovas), pasando por las miradas y complicidades del abogado (Lluís Villanueva) o la terquedad, ¿miedo, tal vez?, del director del instituto (Pep Tosar).
El poder de la popularidad
El riesgo que corre Èric pasa por la popularidad. Si no se hubiera implicado a la opinión pública, argumentos contundentes como el que le suelta el niño a la fiscal (“si mi queja hubiera sido porque el supermercado etiqueta con letra demasiado pequeña no habría pasado nada; lo que les duele es que defienda una lengua que no es la de ellos”, dice, por supuesto, en catalán) habrían quedado enterrados bajo una primera y única noticia en la prensa. No, la reacción popular permite enseñar lo que hay detrás de ese titular que lleva irremediablemente a pensar en un proetarra activo, delincuente, terrorista y asesino en potencia. Una reacción que abre la puerta a otros titulares que destapan la versión de los vencidos, esa versión que muy pocas veces ve la luz y, menos veces todavía, triunfa.
Tal vez este mismo sentimiento de cercanía y de justicia ha llevado a Fénix 11 23 a ser el primer largometraje catalán de esta envergadira que ha apostado por el micromecenazgo como una de sus formas de financiación, reuniendo más de 56.000 euros a través de donaciones populares. Aplausos, emoción desbordada, gritos independentistas y el saludo de la familia de Èric al completo desde la platea cerraron la sesión. La celebración del éxito y las caras sonrientes y satisfechas a la salida del cine tuvieron su continuidad en una fiesta en la cervecería Moritz. Etiquetada en catalán, of course (quiero decir: ¡per descomptat!).
Datos de la película
Duración: 96min
País: España
Año: 2012
Género: Drama
Estreno: 9 de novembre del 2012
Equipo artístico
ÈRIC – Nil Cardoner
ROSA MARI (Madre de Èric) – Rosa Gàmiz
FERRAN (Padre de Èric) – Àlex Casanovas
ÀDAM (Hermano de Èric) – Pau Poch
CARDEÑOSA (Capitán Guardia Civil) – Roberto Álamo
CLARA (Fiscal de Menores) – Ana Wagener
EMILIO (Abogado de Èric) – Lluís Villanueva
PAU (Amigo Èric) – Adrià Garcia
MIREIA (Novia de Èric) – Mireia Vilapuig
EDUARD (Concejal de ERC Lloret de Mar) – Pepo Blasco
MANEL (Director del instituto) – Pep Tosar
CARME (Madre de Núria Cadenas) – Àngels Poch
Equipo tècnico
Dirección: Joel Joan y Sergi Lara
Guión: Albert Plans Soriano y Hèctor Hernández Vicens
Producción ejecutiva: Joel Joan y Xavier Atance
Producción delegada TVC: Elisa Plaza
Dirección de producción: Anna Vilella
Coordinación de producción: Míriam Giménez
Producción delegada Arriska: Eva Joan
Dirección de fotografía: Bet Rourich
Música: Roger Julià
Montaje: Guillermo de la Cal
Sonido directo y diseño de sonido: Xavi Mas
Mezclas: Marc Orts
Dirección artística: Joan Sabaté
Maquillaje: Mònica Alarcón
Peluquería: Esther Ortega
Vestuario: Elena Ballester
Ayudante de dirección: Gerard Verdaguer
Jefe de producción: Jofre Farré
Càsting: Irene Roqué y Miquel Agell
“Hace ahora ocho años que pidieron por mí justo ocho años de cárcel. Parece irónico pero no lo es, nos lo hicieron pasar muy mal, a toda la familia. Nos quisieron dar un castigo ejemplar y siempre pensé que se la devolveríamos. Ahora lo hacemos con esta película”. Las palabras de Èric Bertran, ayer, en el estrado del cine Comedia de Barcelona en el preestreno de la película Fénix 11 23 culminaron una noche que, si alguien creía que se iba a limitar a una simple y gratuita exaltación patriótica estaba equivocado. La historia de este chaval de Lloret de Mar de 14 años que puso en jaque (ejem…) al aparato de la Justicia española con un puñado de correos electrónicos se ha convertido en una película entretenida, dramática, tierna, romántica, emotiva, con toques de humor, con ritmo y muy bien interpretada. Y con una dosis evidente de reivindicación, de revancha, de desagravio… Lo llamemos como lo llamemos, estaremos hablando de algo justificado por unos hechos que están ahí. Unos hechos grotescos, canallescos, sonrojantes… “El mundo debería conocer la historia de Eric”, dijo en su día el pensador el Noam Chomsky.
La velada empezó con retraso (cosas de competir en el mismo cine con James Bond, “que tiene licencia para todo”, bromeó el productor Xavier Atance) pero la emoción estaba a flor de piel. Muchos actores (en su día libre, los que tienen trabajo), políticos, expolíticos, artistas, escritores hicieron cola en el señorial chaflán de Passeig de Gràcia con Gran Via. Santiago Auserón, Sergi López, Matthew Tree, Jordi Hereu, Ferran Mascarell, diversos diputados, Maria del Mar Bonet, un batiburrillo de jóvenes actores y de polseres vermelles… Joel Joan, director de la película junto con Sergi Lara, lloró al recordar los años de lucha para hacer realidad el filme, y al recientemente desaparecido Martí Gasull, que acompañó a Èric a Madrid cuando tuvo que ir a la Audiencia Nacional.