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Un festival para Carmen Amaya

“Los estudiantes universitarios no tienen ni idea de quién fue Carmen Amaya”. Lo subraya, espantado, Lluís Cabrera, director del Taller de Músics, entidad organizadora, con el Mercado de las Flores, del festival Ciutat Flamenco. Su experiencia le ha llevado a muchas facultades de Barcelona a hablar de temas diversos (integración social, política...) y en todas ha encontrado el momento para preguntar a los alumnos si saben quién fue Carmen Amaya. “No lo sabe nadie. Ni en Derecho, ni en Historia, ni en Sociología... Me parece terrible ”.

De alguna manera, este melómano amante del flamenco se saca una espina con el festival, que estará dedicado a la cantaora y bailaora catalana que empezó a cantar y a bailar en la playa del Somorrostro de Barcelona y deslumbró a todo el mundo con su arte. Alrededor de este mito del flamenco se vertebrará todo un festival veterano (hasta hace dos años, llevaba el nombre de Flamenco Ciutat Vella) que combina espectáculos con talleres, documentales y cursos pero que, en todos ,os casos, pretende remover el concepto flamenco y provocar debate. Carmen Amaya encarna perfectamente el espíritu de transgresión y universalidad que guía el certamen Ciudad Flamenco.

Así, pues, este espíritu lo encontramos en todo lo que veremos en el Mercat estos cuatro días. “No programamos lo obvio”, remarca Cabrera. En ningún caso. La programación, que permite llegar al recinto a las seis de la tarde y salir de madrugada, después de las sesiones de DJ a partir de la medianoche, se mantiene fiel a sus principios: “Desafiar los límites y apremios de la ortodoxia: todos puede adoptar el flamenco como lenguaje para expresarse artísticamente y está permitido mezclarlo, transformarlo y pervertirlo para dar lugar a nuevas fórmulas ”, leemos en la presentación. “Los puristas se nos pueden echar encima”, advierte con humor Cabrera, consciente y encantado de que el debate esté servido.

Conciertos centrales

El concierto de la 'dansaora' Rocío Molina, artista que, según el director del Mercat, Cesc Casadesús, en breve tendrá relevancia internacional, abrirá los conciertos centrales, en la sala Maria Aurèlia Capmany. El segundo día, el concierto de la noche nos recordará los viajes de Carmen Amaya con un programa doble: Sistema Tango, con el cantaor Tomás de Perrate al frente, representa la conexión de la bailaora, que fue a Argentina huyendo del franquismo, con el tango. A continuación, y en homenaje a las estancias de Amaya en Nueva York, veremos Antes existió el grito, de Free Art Ensemble, donde el flamenco se encuentra con el jazz explorando los paralelismos históricos y sociales entre los dos géneros, conectando Andalucía gitana con la América negra.

El salto del sábado será aún más experimental. El grupo coreano Jeong Ga Ak Hoe compartirá escenario con dos de Las Migas (Marta Robles y Alba Carmona) y el cantaor Salao. El diálogo entre el flamenco y el pansori, un canto narrativo coreano (“el fiel retrato de La Paquera de Jerez”, comentó Cabrera, “en coreano, pero con el mismo espíritu”) abrirá más debates en torno a las posibilidades del flamenco. Duquende, que presentará su último álbum, Rompecabezas, será la estrella de la velada.

'Flamenco empírico' ... y social

Uno de los valores del festival vuelve a ser el apartado Flamenco empírico. Juan Carlos Lérida, el comisario, se excusa en que “en el baile toda revolución es aceptada” y propone lo que cree que le falta la flamenco para una nueva revolución. Y eso pasa por una conexión (que nunca ha dejado de tener el flamenco) con realidades sociales, culturales y políticas. “Percutir, repercutir, 'zapatear' para protestar”.

En los espacios del Flamenco empírico veremos creaciones inéditas como la que preparan el bailaor Marco Flores y el dramatrug Roberto Fratini, “algo que no existe, que sólo veremos allí mismo”, dice Lérida.

Lo que tampoco existe es la improvisación que nos brindará la bailaora María Muñoz (Mal Pelo) que intercambiará visiones y expresiones artísticas con la danza tradicional noruega de Hallgrim Hansegard y con el calquè irlandés de Colin Dunne, todos acompañados por el cante del Niño de Elche , “actualmente, el único que integra el propio cuerpo dentro del cante”, según Cabrera. Tampoco faltarán los ya clásicos Tapeos, una ventana a la danza emergente, o la Cadena de favores, donde se intercambiarán técnicas artísticas...

Los niños del Gornal, en escena

Mención especial merece el espectáculo Lo que nos queda de Carmen, con la que, el domingo al mediodía, se cerrará el festival. Contiene todos los ítems que pretende reflejar el Ciudad Flamenco: creación, revolución, transmisión, cohesión social... Los protagonistas, la Banda Municipal de Barcelona, niños gitanos de seis a once años del barrio del Gornal de Hospitalet estudiantes de la Escola de Música-Centre de les Arts y alumnos del Institut del Teatre, con la colaboración de la reputada bailaora Eva Yerbabuena. Veremos El amor brujo, de Falla, y el Capricho español, de Rimsky Korsakov, que Carmen Amaya bailó todo el mundo. Será una ocasión para descubrir el flamenco como elemento integrador generacional y social.

Todo, insistimos, en torno a la figura de Carmen Amaya, que algunos descubrirán, que otros redescubrirán y a la que tendremos ocasión de admirar desde nuevos puntos de vista de la mano de expertos en el género. Lo que ya podemos adelantar es que los niños del Gornal, como apunta el concejal de Educación del Ayuntamiento de L'Hospitalet, Lluís Esteve, sin ser universitarios, “saben perfectamente quién fue Carmen Amaya”.

“Los estudiantes universitarios no tienen ni idea de quién fue Carmen Amaya”. Lo subraya, espantado, Lluís Cabrera, director del Taller de Músics, entidad organizadora, con el Mercado de las Flores, del festival Ciutat Flamenco. Su experiencia le ha llevado a muchas facultades de Barcelona a hablar de temas diversos (integración social, política...) y en todas ha encontrado el momento para preguntar a los alumnos si saben quién fue Carmen Amaya. “No lo sabe nadie. Ni en Derecho, ni en Historia, ni en Sociología... Me parece terrible ”.

De alguna manera, este melómano amante del flamenco se saca una espina con el festival, que estará dedicado a la cantaora y bailaora catalana que empezó a cantar y a bailar en la playa del Somorrostro de Barcelona y deslumbró a todo el mundo con su arte. Alrededor de este mito del flamenco se vertebrará todo un festival veterano (hasta hace dos años, llevaba el nombre de Flamenco Ciutat Vella) que combina espectáculos con talleres, documentales y cursos pero que, en todos ,os casos, pretende remover el concepto flamenco y provocar debate. Carmen Amaya encarna perfectamente el espíritu de transgresión y universalidad que guía el certamen Ciudad Flamenco.