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Joana Castells Savall: “La poesía lo cura todo, del mal de amores a la fealdad del mundo”

Empecemos por el título, Dels sécs del vent (‘De las marcas del viento’). ¿Por qué?Dels sécs del vent

Empezar por el título, en este caso, para mí, es empezar por el final, la casa por el tejado… por el esfuerzo de buscar un techo que cobije un conjunto de versos y sonidos que te hechizan, de imágenes e ideas que ves en tu cabeza, entendido como un todo que se puede nombrar. Y me costó bastante, porque un título es el intento de resumir un sentir, y siempre da miedo que lo que escribes sólo tenga sentido para ti. Así que es como la prueba del nueve, y un gesto hacia fuera para enunciar lo que quieres comunicar. No sé si encontré el más adecuado, pero se me ocurrió que el viento, que es la fuerza invisible y presente en todos estos poemas (y la música de fondo de mi vida en el Empordà), tal vez podría funcionar.

Entre las páginas del libro sopla todo el tiempo un aire de vivencias huidizas, que han sucedido, con intensidad, pero que no permanecen o que ya no están. ¿Con la palabra intentas atraparlo?¿Encajarlo?

Sí, lo que decíamos, consignar los retumbos de la tramontana, las marcas que imprime en el alma este viento loco… y aprender a querer las cicatrices de cada día que pasa. Porque yo diría que este libro, en su momento, fue un libro de autoayuda en su acepción más literal, y en la paz que da la palabra. Escribir es una manera de destilar la experiencia desde la posibilidad de transformar lo que se vive imaginándolo de nuevo y, dándole una forma, tender un puente hacia el otro, compartirlo. Destilar la propia vivencia jugando con los nombres, persiguiendo la intuición de que la poesía lo cura todo, del mal de amores a la fealdad del mundo.

Hay poemas que escribes en diálogo con otros poetas. ¿Adónde te lleva hablar con ellos?

A confiar que no estamos tan solos, y celebrarlo. Mi amigo Josep Domènech Ponsatí (un poeta buenísimo) habla de “apropiaciones debidas” para referirse a ese gesto feliz –y yo creo que inevitable– de incorporar la tradición literaria en la propia escritura. Y es que pienso que se ha querido convertir en un criterio estético cierta noción de originalidad basada en la desmemoria, que nos hace creer o pretender que vivimos, o creamos, desde cero… Y a mí me parece que es todo lo contrario, me parece que, por suerte, existimos en ese diálogo continuo con lo que hemos sido y lo que seremos, y con todos aquellos que, de una forma u otra, han pasado y pasarán por nuestras vidas. Así, también, cuando escribimos, actualizamos nuestra biografía literaria, nuestra experiencia de la tradición de donde hemos bebido, y ponemos en juego todo lo que hemos leído así como lo que hemos vivido (y probablemente también lo que aún nos queda por leer o por vivir). Y con estos poemas tenía la intención de hacer evidentes esos ecos, las voces que te alimentan y confortan, y también, un poco a la manera de la arquitectura del hierro, de mostrar las estructuras y los materiales que conforman y sustentan el edificio.

¿Qué dimensión ocupan los libros, la literatura, en tu vida? En tus versos tienen una presencia consciente, querida.

La literatura es una de las más grandes aventuras que te pueden tocar en suerte. Una manera de hacer del mundo un lugar infinitamente más apasionante, la invitación de vivir tantas vidas como posibilidades de imaginarlas hay, y de decirlas. Además, es un antídoto contra la precariedad espiritual de hoy y de siempre, y un saludable ejercicio mental especialmente indicado contra la atrofia de la materia gris. Para mí es, llena de encanto y consuelo, la compañera de una vida que no quiero imaginar sin los libros.

Cazuza, Guimarães, poetas brasileños, en una lengua que dominas porque viviste en Brasil. A parte de este hecho, ¿qué es lo que te conecta con la sensibilidad brasileña?

A Brasil me conecta el amor, la lengua, la música… e uma imensa saudade. Y siempre termina saliendo por algún lado. En este caso, se cuela en las citas de Caê Guimarães, un buen amigo y poeta, y de Cazuza, un poeta descaradamente valiente y para siempre joven, que, la poesía, la cantaba a ritmo de rock, en garajes y estadios de fútbol.

¿Qué significa para ti recibir el premio Joan Duch por este poemario?

El Joan Duch es un premio para jóvenes escritores, de hasta treinta y cinco años y, el año pasado, cuando me enteré de la convocatoria, acababa de cumplirlos, así que me dije, ahora o nunca. Ganarlo fue una buena manera de celebrar el último año que soy “joven”… Pero, además, hay que decir (o confesar) que este libro es aún más joven que yo, no sólo porque acaba de salir del horno sino sobre todo porque muchos de los poemas fueron escritos hace ya unos años, con el latido y las tribulaciones de la juventud impregnando el lenguaje.

Y también, haber ganado este premio y que Dels sécs del vent se haya convertido en un libro me ha permitido conocer el esfuerzo de la gente de Juneda (un pequeño pueblo de Lleida) para recuperar la figura de Joan Duch, un poeta originario de esa localidad y contemporáneo de Màrius Torres, y compartir su apuesta por la creación poética. Asimismo, ha sido un regalo poder trabajar con el equipo de Fonoll, una pequeña editorial con una apuesta igualmente valiente, a quien agradeceré siempre la paciencia, el empeño, la ilusión y el amor por la poesía.

Empecemos por el título, Dels sécs del vent (‘De las marcas del viento’). ¿Por qué?Dels sécs del vent

Empezar por el título, en este caso, para mí, es empezar por el final, la casa por el tejado… por el esfuerzo de buscar un techo que cobije un conjunto de versos y sonidos que te hechizan, de imágenes e ideas que ves en tu cabeza, entendido como un todo que se puede nombrar. Y me costó bastante, porque un título es el intento de resumir un sentir, y siempre da miedo que lo que escribes sólo tenga sentido para ti. Así que es como la prueba del nueve, y un gesto hacia fuera para enunciar lo que quieres comunicar. No sé si encontré el más adecuado, pero se me ocurrió que el viento, que es la fuerza invisible y presente en todos estos poemas (y la música de fondo de mi vida en el Empordà), tal vez podría funcionar.