Catalunya Opinión y blogs

Sobre este blog

Jornada de reflexión mongola

Toni Polo

Barcelona —

Desdramaticemos un poco, por favor. Mañana hay elecciones, de acuerdo, quien quiera, irá a votar. Pero no se acaba el mundo, ¿a qué vienen esos mensajes bíblicos que estamos escuchando? Hay otro espíritu para afrontar la ¿trascendente? jornada electoral, el espíritu que quieren transmitir desde la revista Mongolia, una publicación mensual de sátira política y social que lleva ya ocho meses llevando a los quioscos la crítica más dura, divertida, irónica y descarada de la situación política que estamos viviendo. Hoy, a las 19h., se presenta oficialmente en la librería La Central del Raval, en Barcelona, después de haberlo hecho en varias ciudades de España.

“No hemos inventado nada”, comenta un representante de la Alta Dirección Mongola. “Tenemos un espíritu canalla que nos lleva a pasarnos tres pueblos y, simultáneamente, reírnos de todo. Estas gamberradas, políticamente incorrectas e incluso salvajes, ocupan el 75% de las páginas. No superarían ningún filtro de civilización democrática, pero no hay que tomárselas en serio”.

La última cuarta parte de la revista, en cambio, va muy en serio. Periodismo de denuncia, de investigación, de rigor. “Es periodismo que normalmente ya no se hace porque los medios han sido penetrados por los poderes fácticos y a ante el poder accionarial no pueden hacer nada”. Desde que desapareció el diario Público, el vacío periodístico en este sentido es total, según los editores de Mongolia. “Está claro que los amos de Público quisieron cerrar porque ya no les interesaba económicamente la publicación”, se quejan desde la Alta Dirección.

Porque los números cantan. Los registros son, sorprendentemente (según los responsables de la revista) buenos. “Podemos decir que somos ya una gamberrada consolidada”, proclaman. Imprimen 40.000 ejemplares por número, se están vendiendo más de 20.000 y cuentan con más de 1.000 suscriptores. Estas cifras superan de largo las previsiones más optimistas del plan financiero. “Quiere decir que hay un nicho de mercado para la contracultura y para la mala hostia”.

Esperando la censura

En vista de que un número de la revista El Jueves fue secuestrado (¿cómo se secuestra, una revista?), en Mongolia esperan ese momento. Si en la portada de la veterana publicación satírica aparecía un dibujo del príncipe en plena faena con Leti, apresurándose para acceder a la ayuda económica por tener hijos, la imagen de la casa real (quiero decir Casa Real) no sale mejor parada en Mongolia.

De momento no creen que les vaya a caer ninguna denuncia porque la revista funciona, la gente la compra, está en las redes sociales… “Nadie se atreve a ser el primero en ir contra nosotros, pero imaginamos que es cuestión de tiempo”, dicen. Por ahora, podemos pensar que los que se sientan insultados prefieren no decir nada porque sería darles publicidad.

Maruja Torres y Enric González serán los protagonistas de la presentación de hoy, sábado, en la librería La Central del Raval. Además de haber mostrado por escrito su simpatía hacia Mongolia, son dos referentes en el periodismo que persigue esta revista. “Maruja Torres ha sido un referente de sensatez y de arrebato que, como tantos otros, ya mostraron durante la transición el espíritu canalla y contracultural a la vez que riguroso”. Lo que pretende ser Mongolia. Mal que les pese a algunos.

Desdramaticemos un poco, por favor. Mañana hay elecciones, de acuerdo, quien quiera, irá a votar. Pero no se acaba el mundo, ¿a qué vienen esos mensajes bíblicos que estamos escuchando? Hay otro espíritu para afrontar la ¿trascendente? jornada electoral, el espíritu que quieren transmitir desde la revista Mongolia, una publicación mensual de sátira política y social que lleva ya ocho meses llevando a los quioscos la crítica más dura, divertida, irónica y descarada de la situación política que estamos viviendo. Hoy, a las 19h., se presenta oficialmente en la librería La Central del Raval, en Barcelona, después de haberlo hecho en varias ciudades de España.

“No hemos inventado nada”, comenta un representante de la Alta Dirección Mongola. “Tenemos un espíritu canalla que nos lleva a pasarnos tres pueblos y, simultáneamente, reírnos de todo. Estas gamberradas, políticamente incorrectas e incluso salvajes, ocupan el 75% de las páginas. No superarían ningún filtro de civilización democrática, pero no hay que tomárselas en serio”.