Catalunya Opinión y blogs

Sobre este blog

El regreso de los 80

Llegir versió en català

Margaret Thatcher ha muerto justo cuando su época se abalanza sobre el presente. Vas al cine y te encuentras con “Argo”, alrededor de los rehenes norteamericanos en Irán; o con “Bárbara”, acerca de una profesora de la RDA confinada por la Stasi. Dos argumentos propios de la Guerra Fría que transcurren en el inicio de aquella década. Dos historias para confirmar que el mundo de hoy no se fraguó, exclusivamente, con la caída del Muro de Berlín.

Back to the Eigthies es título reincidente en un musical que repasa la música de esos tiempos y en un documental que recorre su cine. Desde el arte, Perder la forma humana es el nombre de un ambicioso proyecto del Reina Sofía sobre la contracultura latinoamericana de esa década…

Mas no se trata aquí de un viaje nostálgico o arqueológico hacia ese “allá”, sino de la constatación de que esos tiempos parecen regresar y remover nuestra vidas actuales. Hay algo “thatcheriano” en esas noticias que dan cuenta de la fiebre privatizadora, del desmantelamiento de los servicios públicos o el ensalzamiento neoconservador de un individualismo ciertamente abstracto.

Y si bien es cierto que ya no existe el Enemigo al otro lado del Telón de Acero, también es verdad que los vencedores de la Guerra Fría, renuentes a aceptar el mundo multipolar, enarbolan el terrorismo como la unidad a batir y, aún peor, como la gran acusación para calificar cualquier desacuerdo. El delito, verdadero o falso, de “comunismo” ha sido sustituido por el delito, verdadero o falso, de “terrorismo”. (El fascismo es también sacado a pasear en casi todo el abanico ideológico en cuanto los argumentos no dan para más).

Los 80 fueron años ambiguos e inclusivos. Estos son tiempos turbios y excluyentes. Entonces, el “todo funciona” (anything goes) se impuso desde la cultura, en general, y la arquitectura en particular. Hoy impera el “todo vale” impuesto desde la economía; cualquier cosa en nombre de los beneficios.

En los 80 se dio el primer paso para fracturar la sociedad y astillar el Estado de Bienestar. Ahora recogemos la cosecha de esa “gran disrupción” de la que hablaba Fukuyama y vemos consumado el desplome, probablemente definitivo, de la clase media.

Los 80 nos mostraban a una socialdemocracia con la ilusión de unir lo mejor del capitalismo y lo mejor del comunismo (versión posmoderna de Olof Palme en Suecia). En la actualidad, lo peor de los dos sistemas se bate en el cóctel que hace triunfar el modelo chino.

Claro que hoy el rap, la revolución digital o Internet dan la cara por esta época. Y claro que, cruzando el Atlántico, donde antes había dictaduras de derecha surgidas de golpes militares, hay varios gobiernos de izquierda salidos de las urnas y no de las armas. Asimismo, volvemos a atravesar el océano, la protesta ciudadana aparece en el lugar de las huelgas de mineros, por poner un ejemplo tan cercano a la Dama de Hierro.

Otra línea de comparación, hay para muchas, habla de un reciclaje decadente que pone sobre la mesa a Cameron por Thatcher, Hollande por Miterrand, Lady Gaga por Madonna… y Justin Bieber por Michael Jackson.

Y es que si en aquel decenio se renegaba del futuro apostando por el “presente continuo”, ahora la estrategia –como suele suceder con los revivals– da otra vuelta de tuerca y parece encaminada a la perpetuidad del pasado infinito.

Llegir versió en català

Margaret Thatcher ha muerto justo cuando su época se abalanza sobre el presente. Vas al cine y te encuentras con “Argo”, alrededor de los rehenes norteamericanos en Irán; o con “Bárbara”, acerca de una profesora de la RDA confinada por la Stasi. Dos argumentos propios de la Guerra Fría que transcurren en el inicio de aquella década. Dos historias para confirmar que el mundo de hoy no se fraguó, exclusivamente, con la caída del Muro de Berlín.