Ante los reiterados recortes de los últimos años, los hospitales catalanes están buscando nuevas vías de financiación. Es en este contexto que se explica el aumento de la la actividad privada en los centros públicos. En 2012 ingresaron por esta vía cerca de 150 millones de euros, un 15% más que en 2007 Y estas actividades están muy lejos de volver a bajar: sólo durante las últimas semanas una docena de centros se han dirigido al Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) para poner en marcha más actividades privadas, como la acupuntura.
Pero este crecimiento de la actividad privada en hospitales públicos no es sólo una respuesta a las dificultades financieras coyunturales, sino que corresponde a una política promovida por el Departamento. El CatSalut considera “éticamente aceptable” la actividad privada en los centros sanitarios del Siscat, es decir todos los que reciben financiación pública –sea directamente, a través del ICS, o a través de conciertos. El CatSalut pretende así rentabilizar con pacientes privados los recursos aportados por el dinero público.
Todo ello conlleva un riesgo de confusión entre público y privado y para los pacientes el riesgo de las dobles listas de espera. Es lo que ocurrió en el Hospital de El Vendrell el mes de marzo cuando este centro ofreció a una paciente la posibilidad de saltarse la lista de espera para una operación de prótesis de cadera. El precio total de la intervención era de 9.300 euros y la paciente, de 66 años, accedió a pagarlos ya que no podía soportar más el dolor.
Garantías limitadas para los pacientes
En este sentido, el proyecto de instrucción presentado el lunes por el director del CatSalut, Josep Maria Padrosa, no ofrece una garantía total para los pacientes, dado que la normativa cambia según el tipo de establecimiento y no garantiza la lista de espera única en todos los hospitales. El documento, que según Padrosa no introduce ninguna nueva normativa sino que aclara las reglas existentes, recoge la posibilidad para los centros del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y a las empresas públicas y consorcios (EPICs) de tratar pacientes de manera privada siempre que se garantice el establecimiento de una lista única. Estos pacientes deben ser personas no aseguradas (como extranjeros) o bien personas aseguradas que renuncien a la atención pública (por ejemplo pacientes que quieren ser tratados en un hospital determinado). El texto prevé también la posibilidad para los EPICs de introducir servicios sanitarios no incluidos en la cartera de servicios, como la acupuntura.
La garantía de lista de espera única no existe, sin embargo, en el resto de hospitales. Estos centros son entidades privadas a los que el CatSalut sólo contrata una parte de su actividad. En esta categoría de centros se encuentra por ejemplo el Hospital de El Vendrell. En estos hospitales la obligación de lista de espera única no está claramente recogida y el documento sólo habla de “garantizar de forma clara la separación de la puerta de entrada”.
El caso Barnaclínic
Ante la proliferación de la actividad privada en los centros públicos, el freno podría venir paradójicamente de la sanidad privada. La asociación catalana de entidades sanitarias (ACES), la patronal de la sanidad privada, se ha pronunciado duramente en contra del proyecto de instrucción. En un comunicado, expresó su “más firme oposición a la posibilidad de que desde entidades sanitarias públicas se pueda realizar actividad sanitaria privada”.
No es la primera vez que la ACES se opone al CatSalut por competencia desleal. En julio pasado, interpuso una demanda contra el Hospital Clínic y Barnaclínic por la utilización y aprovechamiento de recursos públicos, humanos y materiales, para realizar actividad sanitaria privada. La empresa Barnaclínic, perteneciente al Hospital Clínic, se beneficia de parte de las instalaciones por las que paga un alquiler anual de 135.000 euros (cifras de 2009). Existe además una relación muy estrecha entre las dos entidades en cuanto a la atención hospitalaria ya que el Hospital Clínic presta servicios a la empresa Barnaclínic y también le otorga descuentos de 10% a 38% según las prestaciones.
A la espera de una decisión judicial, el documento del CatSalut actualmente en discusión no ofrece ningún cambio respecto de Barnaclínic a pesar de la gran confusión que existe entre esta empresa y el Hospital Clínico. El CatSalut lo justifica por el hecho de que Barnaclínic no pertenece al Siscat.
Ante los reiterados recortes de los últimos años, los hospitales catalanes están buscando nuevas vías de financiación. Es en este contexto que se explica el aumento de la la actividad privada en los centros públicos. En 2012 ingresaron por esta vía cerca de 150 millones de euros, un 15% más que en 2007 Y estas actividades están muy lejos de volver a bajar: sólo durante las últimas semanas una docena de centros se han dirigido al Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) para poner en marcha más actividades privadas, como la acupuntura.
Pero este crecimiento de la actividad privada en hospitales públicos no es sólo una respuesta a las dificultades financieras coyunturales, sino que corresponde a una política promovida por el Departamento. El CatSalut considera “éticamente aceptable” la actividad privada en los centros sanitarios del Siscat, es decir todos los que reciben financiación pública –sea directamente, a través del ICS, o a través de conciertos. El CatSalut pretende así rentabilizar con pacientes privados los recursos aportados por el dinero público.