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Los sindicatos del hospital de Viladecans dicen que no faltan mantas ni agua salvo algunos “días puntuales de colapso”

“He visto morir a mi padre en un hospital público donde no había mantas para taparle, donde no había agua para darle de beber”. Así de contundente se mostraba Candela Peña al recoger su Goya a la mejor actriz de reparto. El hospital público al que se refería la actriz era el de Viladecans, uno de los más afectados por los recortes de la Generalitat en los últimos años. La dirección del centro sanitario ya emitió ayer un comunicado en el que respondía a las acusaciones de la actriz asegurando que todos los pacientes ingresados ​​reciben una botella de agua de 1,5 litros cada día, ya sea “embotellada o de la red pública”, y que todos los hospitales disponen de sábanas y mantas suficientes. Los sindicatos han corroborado este martes la nota emitida por el hospital, pero con algunos matices. “Agua y mantas no faltan generalmente, pero en días puntuales de colapso sí se puede dar la situación”, reconocía Begoña Galera, delegada de CCOO en el centro.

Con todo, los sindicatos rechazan que se presente una imagen desastrosa del hospital y ponen el foco en los recortes de personal: “La gente trabaja al 200% para que los pacientes puedan recibir la atención necesaria”, remarcaba Galera. Los trabajadores aseguran que las tijeretazos están perjudicando gravemente el funcionamiento diario de un hospital que da cobertura, en unas instalaciones muy limitadas, a 180.000 habitantes de varias ciudades del área metropolitana sur de Barcelona.

De hecho, las quejas de Candela Peña no son las primeras relacionadas con este hospital. Sus trabajadores llevan desde 2010 luchando para salvar y mejorar la calidad sanitaria del centro. Un grupo de trabajadores acampó en el recinto del centro durante el verano de 2011 y dos personas se llegaron a encadenar a sus puertas. Además, las asociaciones de vecinos de Viladecans y otras ciudades que utilizan el hospital como Gavà y Castelldefels, han realizado varias manifestaciones y una cadena humana alrededor del centro para reivindicar un mejor funcionamiento.

“He visto morir a mi padre en un hospital público donde no había mantas para taparle, donde no había agua para darle de beber”. Así de contundente se mostraba Candela Peña al recoger su Goya a la mejor actriz de reparto. El hospital público al que se refería la actriz era el de Viladecans, uno de los más afectados por los recortes de la Generalitat en los últimos años. La dirección del centro sanitario ya emitió ayer un comunicado en el que respondía a las acusaciones de la actriz asegurando que todos los pacientes ingresados ​​reciben una botella de agua de 1,5 litros cada día, ya sea “embotellada o de la red pública”, y que todos los hospitales disponen de sábanas y mantas suficientes. Los sindicatos han corroborado este martes la nota emitida por el hospital, pero con algunos matices. “Agua y mantas no faltan generalmente, pero en días puntuales de colapso sí se puede dar la situación”, reconocía Begoña Galera, delegada de CCOO en el centro.

Con todo, los sindicatos rechazan que se presente una imagen desastrosa del hospital y ponen el foco en los recortes de personal: “La gente trabaja al 200% para que los pacientes puedan recibir la atención necesaria”, remarcaba Galera. Los trabajadores aseguran que las tijeretazos están perjudicando gravemente el funcionamiento diario de un hospital que da cobertura, en unas instalaciones muy limitadas, a 180.000 habitantes de varias ciudades del área metropolitana sur de Barcelona.