Impulsor del show solidario –cocina y humor– montado en colaboración con Minoría Absoluta con el objetivo de recaudar dinero para el Casal del Infants, Ferran Adrià se quita la camisa de cocinero cuando termina el espectáculo, cruza la calle hasta el Museo de la Música y se convierte, también, en el maestro de ceremonias de la subasta de algunos objetos creados hace tan sólo unos minutos en su Fábrica de comida solidaria. Como los asistentes no se animan con las pujas, el cocinero coge el micrófono y, junto a la actriz Bea Segura, jalea a los asistentes. “Cuando Ferran se pone, se pone”, comenta uno de sus colegas. Ha convocado para la ocasión a los mejores cocineros de Cataluña: Joan Roca, Carme Ruscalleda, Christian Escribà, Albert Adrià, Nando Jubany, Carles Gaig y Mey Hofman, entre otros.
Entre una cosa y otra, con todo el espectáculo, Adrià habrá ayudado al Casal a conseguir más de 125.000 euros. “Se trata de ser solidario con algo innovador”, señala. “Además de recaudar dinero para el Casal de dels Infants, que es un proyecto maravilloso, con esta Fábrica de comida solidaria queremos demostrar que en un momento tan difícil por culpa de la crisis, se pueden hacer cosas. Se trata de ser innovadores” , continúa.
La de Adrià es una mentalidad más propia de otros países, sobre todo, de los Estados Unidos. “La sociedad civil debe ayudar. Yo no quiero llorar, quiero ayudar. Ya hay otra gente que se ocupa de pedir a la Administración. A nosotros, nos toca dar ejemplo, demostrar que se pueden hacer experimentos para recaudar dinero , actos que a nosotros también nos aportan cosas ”, insiste. “En este espectáculo –donde cada uno de los cocineros ha preparado en público una de sus especialidades– hay solidaridad, riesgo, innovación... Si todos aportamos cosas, saldremos de esta. La gente es cojonuda, falla el sistema, pero el sistema lo tenemos que cambiar nosotros ”, advierte el ex responsable de El Bulli.
En 2011, El Casal dels Infants se financiaba con un 47% de fondos privados (ciudadanos, empresas, instituciones y fundaciones) y un 53% de fondos públicos. En 2012, la aportación de la Administración disminuyó al 42%. Y en 2013, al 36%.
El año pasado, la organización, centrada en proyectos de educación de jóvenes y niños y con un presupuesto cercano a los 3 millones de €, recibió de fondos públicos un millón y medio de euros menos que el año anterior. “Ahora, calculamos que la aportación pública se volverá a reducir otro 50%”, explica Lluís Prats, vicepresidente del Casal.
Y prosigue: “El incremento de usuarios de nuestros proyectos aumenta a la vez que la entrada de dinero público a todos los que trabajamos en el tercer sector disminuye. Tenemos claro que el futuro pasa por conseguir fondos privados, porque con las subvenciones, difícilmente sobreviviremos”.
El Casal del Infants, que celebra 30 años este 2013, ayuda, anualmente, a más de 6000 niños, jóvenes y familias catalanas en riesgo.
“Acompañamos a las personas en situación de dificultad en la educación y el respeto mutuo. Si les ofrecemos oportunidades, su futuro será mejor. Además, están en su derecho”, añade la directora Rosa Balaguer. El Casal dels Infants ya no tiene sólo sede en el Raval. En Cataluña, la organización también trabaja en Badalona, ââSanta Colomay Salt. Y, fuera, en Marruecos.
“Tal y como están las cosas, este verano tendremos que abrir puertas muchas más horas”, advierte Prats. Un 65% de las familias que visita el Casal necesita el apoyo de entidades que reparten comida para adquirir alimentos y un 25% de las familias con hijos menores de 9 años tienen problemas graves relacionados con la vivienda. Los proyectos del Casal que atienden a madres solteras están saturados, hay tres solicitudes por plaza.
“El número de socios que aportan ingresos se mantiene, pero cada vez necesitamos más apoyo de patrocinadores, de instituciones y empresas”, subraya Prats. “Cuando llamamos a la ventana de la Administración nos dicen que no hay un euro. Y nosotros, les pedimos que, como mínimo, nos abren puertas, que nos faciliten contactos y nos presenten a gente que sí puede ayudarnos”, concluye, cerca del Alcalde, Xavier Trias, presente en el espectáculo.
“Si queremos que la cultura y la investigación salgan adelante, no podemos esconder los patrocinadores. Si las empresas privadas no salvan la cultura, ahora mismo lo tenemos mal”, advierte Ferran Adrià. Explicadas las esferificaciones ante un público que ha pagado alrededor de los 20 euros por una entrada al show, el cocinero se hace fotos con todos aquellos que se lo piden, firma autógrafos y se muestra cariñoso. También con la gente de Damm. Los cerveceros abandonan de la fiesta contentos tras realizar una generosa aportación para el Casal dels Infants en la subasta.
Impulsor del show solidario –cocina y humor– montado en colaboración con Minoría Absoluta con el objetivo de recaudar dinero para el Casal del Infants, Ferran Adrià se quita la camisa de cocinero cuando termina el espectáculo, cruza la calle hasta el Museo de la Música y se convierte, también, en el maestro de ceremonias de la subasta de algunos objetos creados hace tan sólo unos minutos en su Fábrica de comida solidaria. Como los asistentes no se animan con las pujas, el cocinero coge el micrófono y, junto a la actriz Bea Segura, jalea a los asistentes. “Cuando Ferran se pone, se pone”, comenta uno de sus colegas. Ha convocado para la ocasión a los mejores cocineros de Cataluña: Joan Roca, Carme Ruscalleda, Christian Escribà, Albert Adrià, Nando Jubany, Carles Gaig y Mey Hofman, entre otros.
Entre una cosa y otra, con todo el espectáculo, Adrià habrá ayudado al Casal a conseguir más de 125.000 euros. “Se trata de ser solidario con algo innovador”, señala. “Además de recaudar dinero para el Casal de dels Infants, que es un proyecto maravilloso, con esta Fábrica de comida solidaria queremos demostrar que en un momento tan difícil por culpa de la crisis, se pueden hacer cosas. Se trata de ser innovadores” , continúa.