El 24 de abril de 2013 se produjo el derrumbe del edificio Rana Plaza, en Bangladesh. Su resultado fue el accidente industrial más grande de la historia, si se descuenta el sucedido antes en Bhopal. Diecinueve meses después, las organizaciones sindicales mundiales y campañas como Ropa Limpia hacen balance de las reacciones producidas tras la catástrofe. El resultado es un acuerdo para mejorar la seguridad del sector y un segundo convenio para indemnizar a las víctimas. ¿Soluciones o parches?
Isidor Boix es miembro de la secretaría internacional de Industria de CCOO y coordinador de IndustriaALL para la aplicación del acuerdo marco surgido del accidente con la multinacional española Inditex. “El accidente supuso 1.127 muertes directas, más de 2.000 heridos y la pérdida del trabajo de varios miles de operarios”. Ante aquel desastre los sindicatos internacionales y organizaciones no gubernamentales como las agrupadas en la Clean Clothes Campaign (Ropa Limpia) pusieron en marcha una movilización global para conseguir mejorar la seguridad de los edificios y la prevención de incendios. A esta campaña se han adherido hasta ahora 192 multinacionales, entre ellas, las españolas Inditex, Mango y El Corte Inglés. También ha habido marcas españolas como Cortefiel y Mayoral, que se han negado a colaborar. Otras multinacionales como Wall Mart y GAP han puesto en marcha otras iniciativas, pero sin que implique ningún acuerdo con el sindicalismo organizado, explica Boix.
Unas 29 fábricas cerradas por inseguras
El acuerdo de prevención de incendios y seguridad de los edificios obliga a las marcas firmantes a aportar hasta 500.000 dólares anualmente a una bolsa común durante cinco años. Paralelamente se ha creado un directorio formado por tres empresas multinacionales, una de las cuales es Inditex y tres sindicalistas.
El equipo mencionado ha puesto en marcha diversas tareas: contratación de 100 inspectores y formación de 200 más. También se ha confeccionado un listado de 1.600 fábricas proveedoras de las marcas mundiales que estarán sometidas a las inspecciones. Cada marca se hace cargo de las fábricas que producen mayoritariamente para ella. Hasta finales de septiembre se han analizado 1.106 fábricas. Tras las inspecciones se han puesto en marcha más de 80.000 acciones ,entre ellas, el cierre de 29 fábricas, de las cuales 17 han sido evacuadas para realizar obras de seguridad.
El acuerdo implica también el pago de los salarios a los trabajadores cuya actividad haya quedado suspendida debido a las reparaciones. Para llevar a cabo las acciones indicadas se ha habilitado una línea de crédito y se ha articulado la creación de comités de seguridad formados al menos en un 50% para trabajadores.
En segundo lugar, para indemnizar a los afectados por el desastre se ha creado un fondo solidario. Este fondo tiene un comité de coordinación en el que está El Corte Inglés. También están presentes el gobierno de Bangladesh, los sindicatos y la campaña Ropa Limpia.
Menos de la mitad de los fondos
El comité ha calculado que hacen falta 40 millones de dólares para indemnizar a los afectados de acuerdo con la norma de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero, hasta ahora, solo se han obtenido aportaciones por valor de 19,4 millones, menos de la mitad.
Boix considera que, con todas las dificultades, el acuerdo alcanzado con las grandes multinacionales y los sindicatos fruto del accidente es una gran novedad y “un triunfo para el sindicalismo mundial”. En especial destaca el caso de Inditex que ha firmado un convenio marco global que fijará los mecanismos indispensables de seguridad a aplicar por parte de todas las empresas que trabajan para la multinacional gallega. El sindicalismo pretende que esta fórmula sea emulada por otras multinacionales textiles como H&M o Benetton.
Diecinueve meses después del accidente de Rana Plaza, el salario mínimo en Bangladesh está situado en 50 euros al mes, un poco mejor que antes de la catástrofe. Se han iniciado procesos judiciales contra algunos de los empresarios implicados y se ha conseguido que las condiciones de trabajo del sector “no sean tan desastrosas”, dice Boix. En este sentido destaca que Bangladesh es un país donde viven 160 millones de personas en una superficie equivalente a un tercio del territorio español. El sindicalismo ha crecido, “pero es fácil crecer a partir del 1% que representaba antes del accidente”. Todo ello con las dificultades que implica un país “con una corrupción brutal”, indica Isidor Boix.
Al calor de la tragedia de Bangladesh, afirma Boix, se han puesto en marcha campañas en todo el mundo para mejorar las condiciones de trabajo en el textil y la confección. Fruto de la globalidad se producen situaciones paradójicas como la que explica que afectó hace dos años en Inditex en Brasil. “Allí hubo una denuncia de trabajo esclavo” y no se entendió que en Brasil con esta denominación se entiende la genérica de trabajo en malas condiciones. “Se hicieron las correspondientes investigaciones y se ha aclarado el asunto pero por un motivo u otro caso sale periódicamente a los medios de comunicación”, asegura el sindicalista.
El 24 de abril de 2013 se produjo el derrumbe del edificio Rana Plaza, en Bangladesh. Su resultado fue el accidente industrial más grande de la historia, si se descuenta el sucedido antes en Bhopal. Diecinueve meses después, las organizaciones sindicales mundiales y campañas como Ropa Limpia hacen balance de las reacciones producidas tras la catástrofe. El resultado es un acuerdo para mejorar la seguridad del sector y un segundo convenio para indemnizar a las víctimas. ¿Soluciones o parches?
Isidor Boix es miembro de la secretaría internacional de Industria de CCOO y coordinador de IndustriaALL para la aplicación del acuerdo marco surgido del accidente con la multinacional española Inditex. “El accidente supuso 1.127 muertes directas, más de 2.000 heridos y la pérdida del trabajo de varios miles de operarios”. Ante aquel desastre los sindicatos internacionales y organizaciones no gubernamentales como las agrupadas en la Clean Clothes Campaign (Ropa Limpia) pusieron en marcha una movilización global para conseguir mejorar la seguridad de los edificios y la prevención de incendios. A esta campaña se han adherido hasta ahora 192 multinacionales, entre ellas, las españolas Inditex, Mango y El Corte Inglés. También ha habido marcas españolas como Cortefiel y Mayoral, que se han negado a colaborar. Otras multinacionales como Wall Mart y GAP han puesto en marcha otras iniciativas, pero sin que implique ningún acuerdo con el sindicalismo organizado, explica Boix.