El enfrentamiento entre Navarro y los soberanistas amenaza con romper el PSC

La tensa cuerda que a duras penas sujeta un dividido PSC podría romperse definitivamente este jueves 16 de enero cuando el Parlament vote solicitar al Congreso de los Diputados el traspaso de la competencia para organizar la consulta del próximo 9 de noviembre. El duro enfrentamiento que mantiene desde hace meses la dirección encabezada por Pere Navarro con una pequeña parte de sus veinte diputados a causa del proceso soberanista abierto en Catalunya podría acabar esta misma semana con la expulsión del partido de los parlamentarios rebeldes.

El origen de la polémica vuelve a ser la negativa de cinco dirigentes territoriales a votar este jueves en el Parlament en contra de la petición para no aparecer retratados una vez más junto al PP y Ciutadans. Sin embargo, la alternativa propuesta de la abstención o la libertad de voto es rechazada por Navarro, que la ve como una desautorización y también como un gesto de seguidismo a Artur Mas. “La posición del partido en torno al no es firme porque no se trata de un tema de conciencia, sino de proyecto de partido”, aseguraba el lunes pasado el portavoz parlamentario del PSC, Maurici Lucena, después de la tensa reunión de la ejecutiva.

Los diputados socialistas en el punto de mira son los críticos Marina Geli, Àngel Ros, Joan Ignasi Elena, Rocío Martínez-Sampere y Núria Ventura, y los cinco ya protagonizaron una revuelta similar hace casi un año, cuando se negaron a votar en contra de considerar a Cataluña como “sujeto político y jurídico soberano”.

La exconsejera de Salud Marina Geli es diputada por Girona, Ángel Ros es alcalde de Lleida, Joan Ignasi Elena es alcalde de Vilanova i la Geltrú, Núria Ventura es la primera secretaria socialista de las Terres de l’Ebre y Rocío Martínez-Sampere es diputada por Barcelona y exportavoz del PSC. A éstos se les ha añadido ahora el diputado por Tarragona Xavier Sabaté, que también apuesta por la abstención.

Aunque habrá que esperar hasta el jueves para comprobar si las amenazas de expulsión de la dirección del PSC han surgido el efecto deseado sobre los diputados soberanistas, el enfrentamiento interno en las filas socialistas no es una cuestión baladí. Refleja el profundo malestar de algunos sectores del partido por la línea política adoptada por Navarro respecto a la consulta y también por el coste electoral que está generando en Catalunya. Desde el último ciclo electoral, la pérdida de votos del PSC hacia CiU, ERC, ICV-EUiA y Ciutadans es constante, ha perdido capitales tan emblemáticas como Barcelona y la amenaza de convertirse en una fuerza residual en Cataluña es más real que nunca.

El complejo equilibrio logrado entre las dos almas socialistas –la catalanista y la más cercana al PSOE– para integrar todas las sensibilidades políticas en un proyecto transversal ya es historia desde que una nueva hornada de dirigentes ha relevado a la vieja guardia que defendía un perfil propio respecto de Madrid. Ahora, la resistencia a los cantos de sirena de Alfredo Pérez Rubalcaba y de su propuesta federalista poco concreta se concentra más allá del cinturón rojo, pero el peso político de los dirigentes territoriales socialistas partidarios del derecho a decidir ya no es el que era en época de Pasqual Maragall.

Las reuniones contra reloj entre los dos sectores para intentar evitar la fractura continuarán hasta el jueves, pero por el momento las dos partes siguen enrocadas en sus posiciones. Mientras tanto, las luchas internas entre los diferentes sectores socialistas continúan abriendo vías de agua en el partido. Un ejemplo es lo que está ocurriendo en el PSC de Barcelona. Hasta cinco candidatos se han presentado a las elecciones primarias convocadas para el próximo 29 de marzo.