La apelación a votar es un clásico de todos los inicios de las campañas electorales, pero de vital importancia para el independentismo catalán este próximo 23 de julio. Con el PSOE y Sumar como únicos socios posibles en Madrid, Junts, ERC y la CUP han empezado la semana instando a la participación masiva para contrarrestar las llamadas a la abstención y al voto nulo de los sectores más radicales del independentismo, que acusan de “traidores” a los principales partidos.
Cada uno con su tono, la movilización del votante independentista se ha repetido este lunes en los mensajes de los tres jefes de lista durante la presentación de los respectivos lemas y carteles de campaña. “La abstención es veneno para la izquierda y la clase trabajadora”, ha advertido Gabriel Rufián (ERC). “Si no estamos nosotros, los que defendemos Catalunya, no hay nadie”, ha lanzado Míriam Nogueras (Junts). “Perdiendo posiciones en las instituciones el movimiento no gana, sino todo lo contrario”, ha argumentado el cabeza de lista de la CUP, Albert Botran.
Que el electorado no se quede en casa este 23J es una preocupación compartida por los partidos de izquierdas y los independentistas. Los resultados de las pasadas municipales explican las insistentes llamadas a participar en las generales. En Barcelona, los distritos trabajadores tradicionalmente afines a comuns y PSC lideraron la caída de la participación, mientras que la parte rica de la ciudad que en 2019 votó a Manuel Valls confió en masa en uno de los suyos, Xavier Trias (aunque ahora difícilmente escogerá la papeleta de Junts).
El pasado 28 de mayo la abstención también se dejó notar en feudos secesionistas, donde ganaron igualmente opciones soberanistas pero con menos apoyos. La participación cayó entre 10 y 15 puntos en Manresa, Vic, Girona y Berga. ERC fue la principal damnificada de la abstención independentista, con cerca de 300.000 votos menos, que en su mayoría se quedaron en casa, pues Junts y la CUP apenas crecieron en 20.000 sufragios respecto a 2019.
El PSC y los comuns confían en activar al votante progresista recordando la gestión social del Gobierno y el peligro que supondría un Ejecutivo de PP y Vox para los derechos fundamentales. Sin ser esta advertencia por sí sola garantía de movilización, los soberanistas tienen que añadir otro obstáculo: el enfado de parte de la base independentista con sus líderes por el fracaso del procés, contenido por solidaridad antirrepresiva durante su encarcelamiento, pero que los sectores más duros ya no esconden desde hace tiempo.
La Assemblea Nacional Catalana (ANC), que había sabido combinar la disputa por su control entre ERC y el espacio neoconvergente con ser un vector clave de movilización y unión independentista, ahora está liderada por los sectores más duros del soberanismo. La entidad se ha convertido en un foco de crítica sin parangón a ERC y Junts y ha perdido el dinamismo que tuvo antaño. La 'revolución de las sonrisas' que impulsó hace tiempo que terminó.
Este lunes ha terminado la consulta que la ANC ha planteado a sus bases, en la que la entidad propone promover el 23J, al mismo tiempo, la abstención “activa” y el “voto nulo político” introduciendo en las urnas una papeleta del 'sí' del el referéndum de 2017. La entidad defiende esta opción “ante la incapacidad de los partidos independentistas para formar un frente común de bloqueo en Madrid”.
Sin esperar al resultado de la consulta de la ANC, el domingo colectivos como Catalans x la Independència, el Cercle Català de Negocis (CCN) o el Moviment Vot de Revolta llevaron hasta la plaza Sant Jaume de Barcelona su petición de voto nulo el 23J. El presidente del CCN, Albert Pont, acusó a ERC, Junts y la CUP de “pactar con el enemigo para no perder cuotas de poder”. “Tenemos el enemigo en casa y simplemente lo tenemos que echar”, dijo el líder de una entidad de la que en el pasado salieron actuales diputados de Junts como Joan Canadell.
ERC evita devolver los ataques a Junts
Además de la llamada a la participación, los independentistas han empezado a esbozar sus mensajes para la campaña que arranca oficialmente este viernes. Mientras ERC y la CUP han identificado a Sumar como diana de sus ataques para evitar la fuga de apoyos de su votante más progresista, ambos partidos han matizado sus críticas a Junts abogando por un acuerdo programático entre independentistas. No han encontrado reciprocidad en los neoconvergentes, que han arreciado sus críticas hacia los republicanos.
Nogueras ha arremetido con contundencia contra ERC y su estrategia de acuerdos en Madrid la pasada legislatura, que ha tildado de “absoluto fracaso”. “Catalunya se ha empobrecido, la represión ha seguido y la ultraderecha ha crecido. A todo esto decimos que ya basta”, ha sentenciado la candidata de Junts, que ha reafirmado que la formación “no regalará los votos a nadie”.
Por contra, Rufián se ha limitado a recordar la distancia de ERC con “la estrategia del 'no a todo'”, sin mencionar a Junts, y ha reivindicado los acuerdos con el Gobierno durante la pasada legislatura en materia económica y para lograr los indultos. En las filas republicanas son conscientes de que entrar en el cuerpo a cuerpo con Junts a día de hoy les perjudica, y por eso desde el batacazo de las elecciones municipales han evitado la confrontación directa con sus antiguos socios.
Quien ha recibido los ataques de Rufián ha sido la vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz. “Votar a Sumar es votar a una mentira piadosa”, ha proclamado el candidato de ERC, para a renglón seguido apostillar: “Esta supuesta izquierda española siempre, entre el PSOE y Catalunya, elige al PSOE”.
En la misma línea, Botran ha llamado a los votantes de los comuns a apoyar esta vez a la CUP después del “importante paso atrás” que, a su juicio, ha realizado Díaz en la defensa del referéndum por haber mantenido que la votación que debe celebrarse en Catalunya es la de acuerdo que alcance la mesa de diálogo entre Generalitat y Gobierno. La CUP también ha insistido a ERC y Junts para acordar que no investirán a ningún candidato a la presidencia del Gobierno que no acuerde celebrar una consulta de autodeterminación.