Ni siquiera la lluvia ha quitado las ganas a un centenar de vecinos del Paralelo de salir a la calle con pitos y pancartas para recibir al alcalde de Barcelona. En un contexto con aroma preelectoral, Xavier Trias esperaba una mañana serena que le permitiera la foto ansiada de un Paralelo, por fin, acabado, sin obras, y libre de la grisor que le ha acompañado en los últimos lustros. Pero ni el clima ni el caldo de cultivo que lleva hirviendo en la zona desde hace un año se lo han permitido. Un chaparrón inoportuno y una tormenta de reproches, que ha acabado en escrache, le han aguado la fiesta.
Los vecinos, paraguas y pancarta en mano, han abucheado al alcalde, cobijado en un bar de la zona con otros colectivos vecinales y comerciales partidarios de la reforma. “Que dé la cara, que dé la cara!”, le pedían desde fuera de una cervecería que ha servido de refugio y de plató improvisado al alcalde. “Estamos ante una gran transformación” ha explicado Trias, que ha seguido: “Una parte que se ve, y que implica más espacio para peatones, y una que no se ve: el colector subterráneo de agua que ha implicado una fuerte inversión pero que era imprescindible”.
Dentro del recinto se ha generado una burbuja aislada en el alboroto que venía de la calle, donde las críticas giraban en torno a diferentes ejes. Según los manifestantes, las seis nuevas plazas no serán plazas, sino aceras ensanchadas que servirán para instalar terrazas del sector de la hostelería; el gasto en ladrillo y tecnología “es abusivo” teniendo en cuenta el perfil popular de los barrios limítrofes de la zona, como el Poble Sec, el Raval o Sant Antoni; y la reforma “hará de pasarela” para los turistas que llegan con los yates de lujo que amarran en el puerto. “Hemos salido a la calle a pesar de la lluvia por la indignación ante decisiones políticas que priorizan la mercantilización del barrio a la vida vecinal”, explica Thais Bonilla, que ha ejercido de portavoz de la Plataforma Som Paral·lel. “Sentimos rabia ante la soberbia de un alcalde que ignora a vecinos y vecinas del barrio e inaugura una avenida sin consensos”, ha añadido.
El alcalde, rodeado por parte de su equipo municipal, que han actuado de escoltas accidentales -como el concejal de Sants-Montjuïc, Jordi Martí; el teniente de alcalde Antoni Vives; y el concejal de Educación, Gerard Ardanuy-, ha tratado de salir de la zona esquivando manifestantes que le pedían que se llevara a su casa a los turistas. Después de pequeños momentos de tensión, el líder del Ejecutivo municipal ha marchado con su coche oficial dando por terminado un paseo inaugural que, en definitiva, no ha tenido lugar.
Se abre el telón del debate sobre el contenido de la avenida
Definida la reforma urbanística, ahora será el turno de debatir los contenidos. Es decir, los usos públicos y privados y su difícil equilibrio que tendrá la avenida. Para la Coordinadora de Entidades del Poble Sec, la hora de la verdad llega ahora: “No vamos a permitir que pase en el Paralelo lo que ha pasado en la calle Blai”, explica Josep Guzmán, su presidente, en alusión a una de las calles que más ha sufrido la proliferación de bares y terrazas del barrio del Poble Sec.
Definida la reforma urbanística, ahora será el turno de debatir los contenidos. Es decir, los usos públicos y privados y su difícil equilibrio que tendrá la avenida. Para la Coordinadora de Entidades del Poble Sec, la hora de la verdad llega ahora: “No vamos a permitir que pase en el Paralelo lo que ha pasado en la calle Blai”, explica Josep Guzmán, su presidente, en alusión a una de las calles que más ha sufrido la proliferación de bares y terrazas del barrio del Poble Sec.
En la misma línea se expresa Toni Oller, de la entidad cultural Talia Olympia: “Ahora tenemos que poner el contador a cero y volver a trabajar todos juntos”, explica el historiador, que se había mostrado muy crítico con la reforma. “No hemos podido incidir en el proyecto urbanístico, pero ahora tenemos que intentar incidir en el modelo cultural y económico”, explica Oller, que apuesta por puntos fijos de espectáculos a pie de calle.
Más críticos se muestran desde Som Paral·lel: “No dejaremos de luchar por el barrio y contra el modelo 'Marca Barcelona”, subraya Bonilla. En anteriores ocasiones, la plataforma había cargado contra el proceso participativo sobre la reforma de la avenida: “No ha habido ningún tipo de voluntad de entendimiento con las entidades vecinales y se ha actuado de forma obstinada y engañosa para seguir adelante con un Plan que genera mucho rechazo entre el vecindario ”, denunciaban unos vecinos que habían celebrado tres reuniones con el área de Urbanismo. Un espacio de trabajo compartido que se había presentado desde el Gobierno de la ciudad como la respuesta a meses de movilizaciones vecinales.
Según el Ayuntamiento, “todas las propuestas serán bienvenidas”. El consistorio remite al proceso participativo a todos, un espacio -Espacio de Trabajo Compartido del Paralelo- en el que se definirán los futuros usos del nuevo Paralelo y que debería servir para abordar “de forma integral y transversal” la identidad de la avenida y su relación con los barrios que la constituyen. Uno de los primeros objetivos que se marca el proceso, que dinamizará la cooperativa Raons Públiques, es definir los criterios para la ordenación singular de terrazas de la avenida del Paralelo. Este grupo también será el encargado de definir los nombres y los usos de los nuevos espacios públicos.