El Gobierno ofrece a ERC y Junts entrar en la Comisión de Secretos Oficiales para que el CNI explique Pegasus
Movimiento del Gobierno para tratar de encarrilar la crisis por el espionaje a través del programa Pegasus. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha ofrecido al Govern que todos los grupos parlamentarios, incluyendo los de ERC y Junts, se incorporen a la Comisión de Secretos Oficiales en el Congreso para que el CNI pueda explicar allí sus actuaciones alrededor de las supuestas escuchas a una sesentena de personas relacionadas con el independentismo, entre otras los últimos cuatro presidents de la Generalitat. Bolaños también ha exhibido ante la consellera Laura Vilagrà la investigación que llevará a cabo el Defensor del Pueblo como otra de las actuaciones claves para aclarar los hechos.
Además de esto, Bolaños ha anunciado dos mecanismos más: por un lado, la apertura de un “control interno” de la propia directora del CNI sobre las actuaciones del organismo, con el objetivo de recabar información y poder aportarla a la Comisión de Secretos. Por otro lado, la disposición del Gobierno a desclasificar los documentos que se reclamen sobre el caso, bien desde las instancias judiciales o bien por parte del Defensor del Pueblo.
“El Gobierno de España comprende la inquietud y preocupación de los afectados y de toda la sociedad catalana y española. Les entendemos y por eso queremos actuar con la máxima transparencia”; ha dicho el ministro tras la comparecencia. “El Gobierno tiene la conciencia tranquila y nada que ocultar”, ha subrayado, tras garantizar a los afectados que el Gobierno “va a esclarecer los hechos”. “Nuestra voluntad es garantizar que España es un Estado de Derecho con plenas garantías”, ha añadido.
Estas explicaciones, sin embargo, no han contentado a los independentistas, que consideran que debe abrirse una investigación independiente para aclarar los hechos, además de darse garantías tanto de que las escuchas han acabado como de que no pueden volver a producirse. “La reunión no ha ido bien”, ha resumido la consellera Vilagrà, que ha comparecido después del ministro. “No podemos estar satisfechos con las explicaciones que ha dado el ministro, que son del todo insuficientes, vagas, inconcretas y de resultado incierto”, ha asegurado. Vilagrà ha pedido que el Gobierno asuma responsabilidades que, a su parecer, “seis días después no se han asumido”.
Las Comisión de Secretos Oficiales no ha sido aún constituida, por la necesidad de una mayoría cualificada de tres quintos y el veto cruzado de los partidos. Este espacio, que se reúne a puerta cerrada, sin cámaras y al que no pueden acceder periodistas, es el que la ley marca como único lugar en el que se puede ofrecer información clasificada y gastos reservados. Sin embargo, para poder invitar a los grupos catalanes a esta comisión, el Gobierno necesitará forzar una mayoría que en este momento no tiene. “Es importante que la comisión se constituya de inmediato”, ha asegurado Bolaños, quien ha indicado que ya ha comenzado a buscar el apoyo de los grupos.
Vilagrà ha asegurado además que “si el Gobierno español no se mueve, habrá consecuencias graves”, por lo que ha pedido que no se intente resolver com medidas “cosméticas”, sino con la dimisión de los responsables a quienes ha preferido no poner nombres. “El Gobierno sabe perfectamente que nuestra reacción no es un farol, [y la respuesta] no normaliza las relaciones ni garantiza nuestro apoyo parlamentario”, ha indicado Vilagrà. El Govern mantiene de esta forma su consideración de que la confianza está “rota”, lo que les impide por ejemplo volver a la mesa de diálogo pero también mantener una actitud de apoyo parlamentario, según ha indicado.
El ministro Bolaños y la consellera Vilagrà se han reunido en el despacho de ésta y no en ninguno de los salones nobles del Palau, un escenario con el que se remarcaba el hecho de que era el ministro quién se desplazaba a Barcelona por petición de la Generalitat. El Govern además ha preferido sentar a Bolaños en una mesa donde la distancia entre ambos era muy visible y, por petición expresa de la consellera, los dos han dejado sus móviles fuera de la habitación. Por su parte, en un gesto que en vez de marcar distancias trataba de acortarlas, Félix Bolaños ha acudido con un libro par regalar a la consellera: En defensa de la conversación, de Sherry Turkle.
En ese marco, hostil por parte del Govern y de intento de reencuentro por parte del Gobierno, Bolaños ha ofrecido sus medidas para tratar de cerrar la crisis. Unas horas antes el Defensor del Pueblo había anunciado que iniciaba una investigación propia sobre los hechos, actuando en sus funciones como alto comisionado de las Cortes Generales para la defensa de los derechos constitucionales.
La tensión entre el Ejecutivo central y el catalán había crecido a lo largo de la semana. Mientras en un primer momento Aragonès evitó hablar de una ruptura de las relaciones, tras su viaje a Madrid para reunirse con los grupos parlamentarios en el Congreso que dan apoyo a la comisión de investigación el president amenazó con retirar el apoyo de ERC a algunas de las leyes claves del Gobierno. Además el jefe del Govern exige la citada reunión “cara a cara” con el presidente Sánchez para tratar el asunto, petición que por el momento no tiene respuesta por parte de la Moncloa.
La exigencia que Aragonès y los suyos han reiterado es obtener explicaciones inmediatas del Gobierno sobre las intromisiones en teléfonos móviles, conocer si el CNI está detrás de éstas, su alcance y también quién las ordenó. Desde el Ejecutivo hasta el momento se habían negado a informar de estos detalles, alegando que las informaciones que afectan a los servicios de inteligencia están protegidas por ley.
El viaje de Bolaños a Barcelona intenta rebajar esta tensión creciente y reconducir el escándalo por la vía del diálogo. “Para el Gobierno es muy importante seguir manteniendo la misma voluntad de diálogo que se ha venido practicando hasta ahora con el Govern de Catalunya desde que Pedro Sánchez es presidente”, indicaron este sábado fuentes del Ejecutivo. Por su parte, desde Junts desdeñaron el encuentro si no era para anunciar una investigación por parte del Gobierno. “De lo contrario, y tal y como se pactó entre los dos socios de Govern el pasado martes, mantenemos congeladas las relaciones y por tanto reuniones políticas bilaterales”, afirmaron desde la formación.
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