El curso escolar de 2012 empezó en Catalunya con 3.000 docentes menos para atender a 30.000 alumnos más. Fue tan solo un día después de la masiva manifestación del 11 de Septiembre que se cuenta como el despegue del proceso soberanista. El viraje hacia la independencia de buena parte de sociedad catalana coincidió con la época de drásticos recortes del gasto social; ahora, cinco años después, las partidas de Educación o Sanidad viven un repunte, aunque todavía no llegan a cifras previas a la crisis. Así lo muestran las cuentas de la Generalitat.
“La época de recortes se ha acabado”, proclamó Oriol Junqueras al presentar como conseller de Economía los presupuestos para 2017. Y sí, las políticas de austeridad del gobierno de CiU han dejado paso a una mayor reinversión en gasto social. Pero Catalunya no ha recuperado todavía los niveles en Educación o Sanidad a los que se llegó en 2010, cuando el 'tripartit' alcanzó máximos históricos de gasto en paralelo a la emisión de deuda.
Desde entonces, las cuentas aprobadas por CiU con la ayuda del PP cercenaron el gasto social, que ha experimentado sin embargo una recuperación coincidiendo con la fase decisiva del procés y la victoria de Junts pel Sí en 2015.
Una revisión de los presupuestos de la Generalitat en el ámbito de Educación refleja cómo el gasto para escuelas y universidades es un 9,4% inferior al de 2010. De los 6.324 millones de euros invertidos ese año se ha pasado a 5.727 en el actual ejercicio. Con todo, la caída llegó a ser del 22,6% en 2014, cuando el presupuesto para el conjunto de la Educación se situó en 4.893 millones.
La evolución del gasto en Sanidad, la mayor partida de las cuentas públicas, ha sido parecida: pico histórico en 2010, una fuerte caída hasta 2014 (del 15,9%) y una recuperación progresiva en 2016 y 2017. Los 8.828 millones presupuestados para 2017 suponen todavía un 10,2% menos que en 2010.
Efectos sobre el profesorado y los ambulatorios
La semana pasada la Fundación Jaume Bofill constataba en su anuario Estado de la Educación 2016 que cerca del 47% de los recortes en educación tuvieron un efecto directo sobre el profesorado. Los maestros cargaron con las políticas de austeridad a sus espaldas con aumentos de horario lectivo, recortes salariales y ampliaciones de ratios en las clases. “Los recortes han tenido un efecto directo en las condiciones en que se ejerce la enseñanza, y aun teniendo el viento en contra, el profesorado ha respondido con resiliencia”, asegura su autor, Francesc Pedró.
Aun así, este inicio de curso se han revertido algunas de las medidas padecidas por el profesorado, en parte gracias a la negociación de los sindicatos con el Departamento de Enseñanza, con amenaza de huelga incluida. En septiembre entraron 5.500 docentes más al sistema, una cifra que iguala el cuerpo docente que había antes de la crisis (por primera vez ha sobrepasado las 70.000 dotaciones).
En Sanidad, para el sindicato Metges de Catalunya el principal efecto de esta reducción ha sido la “sobrecarga asistencial” en los centros de salud, en palabras de su portavoz Josep Maria Puig, que esgrime las cifras de pérdida de 877 dotaciones de personal en los Centros de Atención Primaria del Institut Català per la Salut (ICS).
Otro dato que sirve para entender la evolución del gasto en Sanidad son las camas disponibles en la red pública de hospitales catalanes. Se estima que el número de camas se ha reducido en 1.006, según las memorias del Servei Català de la Salut, aunque la última cifra disponible es todavía del año 2016.
Gasto social, recuperación y deuda pública
Educación y Sanidad son los dos capítulos de más peso en los presupuestos de cualquier comunidad autónoma. Pero hay otros que también se inscriben en lo que se considera gasto social, como es la partida de Servicios Sociales y Promoción Social, donde se cuentan las partidas para ayuda a la dependencia, para niños y adolescentes en riesgo o las viviendas para refugiados. La suma de los tres capítulos presenta una evolución parecida a la de los mismos por separado.
En 2010, el gasto destinado a estos tres ámbitos, ascendió a 18.400 millones de euros, lo que supuso el 55,9% del volumen presupuestario de la Generalitat. A 2017, este porcentaje es del 48,6%, con 16.635 millones.
El pérdida de peso de lo destinado a Educación, Sanidad y Servicios Sociales sobre el total del gasto tiene una explicación más allá de los recortes: cómo el pago de la deuda pública ha conquistado una parte importante del pastel presupuestario a medida que avanzaba la crisis, especialmente en Catalunya. De hecho, se ha duplicado. En las actuales cuentas, la partida destinada a sufragar deuda pública es de 5.993 millones de euros, una cifra superior a todo el presupuesto de Educación, cuando en 2010 esta misma fue de 2.913 millones.
El incremento del pago de la deuda pública ha coincidido también con la fase de crecimiento del proceso soberanista. Su capítulo alcanzó los 7.874 millones en los presupuestos de 2014, las primeras cuentas que aprobó CiU con el apoyo de ERC, ya como socios de legislatura. Esa partida se mantuvo también por encima de los 7.000 millones en los de 2015 y los prorrogados de 2016.