La Guàrdia Urbana de Barcelona permitirá usar pistolas eléctricas en personas con problemas de salud mental
La Guàrdia Urbana de Barcelona se convertirá en el próximo cuerpo policial en adquirir pistolas eléctricas. La policía municipal de la capital catalana ha presentado este viernes su reglamento de uso de este tipo de armamento, que contempla su uso en personas con problemas de salud mental en situaciones de riesgo de suicidio o autolesión, uno de los supuestos desaconsejados por entidades internacionales de derechos humanos.
A grandes rasgos, el reglamento de la Guàrdia Urbana sobre el uso de las conocidas como pistolas Taser sigue la línea del de los Mossos d'Esquadra, incluso en sus aspectos más polémicos. Por ejemplo, permite disparar a adolescentes entre 15 y 18 años, ya que solo prohíbe su uso en menores de 14. También autoriza su disparo en tentativas de suicidio “siempre que se valore que no se provocará un mal menor al que se quiere evitar”.
Los Mossos d'Esquadra han realizado 212 disparos en seis años de pistolas Taser. La única víctima mortal por este tipo de pistolas ha sido precisamente un enfermo de esquizofrenia al que los agentes dispararon hasta seis veces durante una crisis.
Es precisamente en estos casos tan complejos de actuación policial donde el reglamento de la policía catalana sobre el uso de las Taser de la Urbana y de los Mossos choca con las recomendaciones de organismos internacionales en materia de derechos humanos. El Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa pide evitar el empleo de pistolas eléctricas en personas intoxicadas por el alcohol u otras drogas así como contra enfermos mentales, ya que pueden no entender los avisos previos al uso de este tipo de armamento.
El concejal de los Comuns Marc Serra ha criticado el reglamento y la adquisición de pistolas, que ha considerado “pura doctrina del 'shock'”. “Hace falta más prevención, policía de proximidad en los barrios, agilizar los procedimientos judiciales e invertir en políticas contra las desigualdades sociales”, ha agregado.
El mayor problema del uso de las Taser es la imposibilidad del agente para saber a simple vista, por ejemplo, si la persona que recibe el disparo tiene una cardiopatía, un supuesto que, junto al consumo de alcohol y drogas o los problemas psiquiátricos, puede comportar graves consecuencias cuando se recibe la descarga eléctrica de bajo amperaje.
El intendente jefe de la Guàrdia Urbana, Pedro Velázquez, ha defendido que, incluso en estos supuestos más complejos, los agentes usarán la Taser bajo los principios de oportunidad, necesidad y proporcionalidad. Sin embargo, el reglamento no establece un límite de disparos. “Normalmente con un solo uso pensamos que será suficiente, pero dependerá de cada caso”, ha explicado el responsable policial.
Una vez presentado el reglamento a los grupos municipales, el gobierno municipal lo aprobará de forma inicial en las próximas semanas. Luego se abrirá un plazo de alegaciones. Una vez cumplidos los trámites, se llevará a cabo la compra de las primeras 22 pistolas eléctricas y la intención es que se disponga ya de ellas a principios de 2026.
El reglamento también contempla que todas las actuaciones con las Taser quedarán grabadas en vídeo y que cada disparo se evalúe y audite por parte de responsables policiales. En el conjunto de España, unos 280 cuerpos de policía local disponen de pistolas eléctricas, de los que 78 están en Catalunya.
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