7 de cada 10 socios de los clubes de cannabis de Barcelona son hombres y casi la mitad (45%) tienen estudios universitarios o de posgrado. Casi todos utilizan la marihuana de manera recreativa y sólo el 4,5% aumentó su consumo tras hacerse miembro de una de estas asociaciones. Un estudio publicado en el ‘Journal of Drug Issues’ analiza los usuarios de estos locales en la capital catalana y concluye que la mayoría de ellos está mejor informado desde que empezó a acudir al club. Además, dejaron de comprar en el mercado negro y reciben menos multas por tenencia en la vía pública.
El estudio, realizado con encuestas a 155 miembros de 20 clubes distintos de la ciudad, ofrece una muestra del perfil que tienen los miembros de estos clubes y de sus dinámicas de consumo. Los resultados coinciden con otros estudios llevados a cabo en otros países con un modelo similar, como es el caso de Bélgica.
El estudio detalla que la mayoría de los entrevistados (47,6%) no aumentó el consumo de cannabis tras hacerse miembro de una de estas asociaciones. Casi 7 de cada 10 de estos socios, sin embargo, consumen marihuana a diario y el 59% reconoce tener “dependencia” de la droga. Casi el 19% respondió tener habitualmente problemas de memoria derivados del consumo de cannabis.
La mitad tiene un salario que oscila entre los 650 y los 1.500 euros, el 78% tiene un empleo y el 27,7% de los entrevistados vive todavía con sus padres. La edad media del socio de estos clubes es de 31,6 años.
Entre las “razones importantes” para consumir cannabis, los entrevistados destacaron la búsqueda de relax (84%), aumentar la calidad del sueño (57,4%) y mejorar la creatividad (51,61%). El 44% respondió que fuma para sentirse mejor o para tener menos ansiedad.
Los autores del informe -un antropólogo experto en adicciones, tres criminólogos y un psicólogo- señalan que los locales en los que se ha permitido efectuar la muestra son probablemente algunos de los clubes de la ciudad que actúan con mejores praxis, siguiendo el código de buena conducta que establecieron las propias federaciones cannábicas. De esta manera, el resultado podría ser distinto si se hubieran incluido otro tipo de locales.
Un modelo contra el mercado negro
Barcelona es la ciudad de España con más clubes de fumadores de cannabis. Se calcula que hay unos 350 locales de este tipo en la capital catalana, siguiendo un modelo basado en círculos cerrados de consumidores que montan una asociación privada -en principio sin ánimo de lucro- para compartir la marihuana de un mismo cultivo.
A pesar de que en la práctica la mayoría de estos locales son negocios, su proliferación ha generado una legalización de facto de la marihuana en la ciudad, sobre todo para los usuarios que la quieran comprar sin acudir al mercado negro. La mayoría de cultivadores, sin embargo, siguen expuestos a procesos penales e intervenciones policiales.
Los entrevistados en la muestra señalan que desde que se hicieron socios de uno de estos clubes dejaron de acudir al mercado negro para comprar marihuana. El porcentaje de los que compran la droga en la calle baja un 35% mientras que el de los clientes que acuden a la casa de un camello se reduce un 41%. Las multas por tenencia en vía pública también se reducen un 20% tras empezar a comprar la marihuana en estos locales.
Los entrevistados también ofrecen en este sentido un dato interesante: al comprar la marihuana en estos espacios, dejan de visitar a vendedores que también ofrecen otras substancias. Casi cuatro de cada diez entrevistados sostienen que el camello al que le compraban marihuana vendía también cocaína, éxtasis o anfetaminas, productos que no pueden adquirir en sus clubes de fumadores.
La tarea pendiente con el cannabis medicinal
El estudio revela que todavía queda mucha faena en cuanto a la información sobre los usos medicinales que puede tener esta sustancia. A pesar de que casi todos los encuestados valoran positivamente la información que les ofrece el propio club (el 82% se considera mejor informado tras acudir a uno), muchos consumen la marihuana para aliviar dolores sin tener prescripción médica.
El 10% de los miembros de clubes de cannabis se hizo socio por motivos medicinales. Más de la mitad de estos consumidores, no obstante, reconoce que fuma marihuana para paliar dolores crónicos sin estar asesorado por un médico. El dato contrasta con el estudio realizado en Bélgica, donde la mitad de los socios de clubes cannábicos lo era por motivos medicinales. El informe también destaca que la mitad de las mujeres que forman parte de estas asociaciones utiliza la marihuana para tratar el dolor menstrual.
Los autores del estudio, por ejemplo, no encontraron ningún miembro que consumiera el cannabis solo por vía vaporizada, una manera mucho menos perjudicial para la salud y recomendada especialmente para quien la consume con fines terapéuticos. El 60% de los entrevistados dijeron que raramente o nunca usaban este método para consumir la marihuana.