El día en que Josep Maria Bartomeu supo que había ganado las elecciones del Barça, el primero al que buscó para abrazar fue a Jaume Masferrer. Años después, cuando el director de La Masia preguntó al presidente del club por unos pagos sin justificar a una misteriosa empresa extranjera, Bartomeu le respondió que mejor que lo hablara con Jaume Masferrer. Era su amigo personal y quien controlaba el día a día de la entidad. Cualquier cosa delicada se tenía que hablar con él y todos los contratos del llamado 'Barçagate' pasaban por sus manos, incluso cuando aún no tenía ningún cargo oficial en la directiva y en principio no tenía facultades para decidir estos asuntos. Su nombre se repite hasta la saciedad durante las 1.800 páginas del sumario del caso, al que ha tenido acceso elDiario.es. Todos señalan a Masferrer.
El director de comunicación. El director financiero. El director corporativo. El director de seguridad. El director de marca. El jefe de marketing. La secretaria de Bartomeu. El responsable de prensa del fútbol base. Todos y cada uno de ellos dibujaron ante los Mossos a Masferrer como el que movía los hilos de la contratación de la empresa I3V y otras filiales del mismo entramado societario para que desprestigiara en redes a los rivales de Bartomeu y a jugadores del primer equipo. Hasta el CEO del club le señaló como el responsable del caso en una conversación privada con otro directivo, según consta en el sumario.
La contratación de estos servicios, presupuestados inicialmente en tres millones de euros (el club había abonado ya 2,3 millones cuando lo destapó la cadena SER), supusieron un perjuicio económico para el Barça en “sobrecostes” de hasta 1,2 millones de euros, según la policía catalana. Los investigadores creen que los contratos del 'Barçagate' se fraguaron en un pequeño núcleo de directivos en el que estaban Bartomeu, Masferrer, el director general del club, Òscar Grau; y el jefe de los servicios jurídicos, Román Gómez-Ponti.
¿Quién es este hombre, considerado el poder en la sombra del F.C. Barcelona? Su ascendencia sobre el presidente y sus privilegios dentro del club –cobraba unos 300.000 euros anuales, según el Ara– generaban recelos entre otros miembros de la directiva, que consideraban que llegó a amasar demasiado poder. Primero lo hizo como asesor externo de Bartomeu. A partir de septiembre de 2018, como director del área de Presidencia. Su presencia en algunas reuniones sensibles cuando no tenía ningún cargo orgánico generaban controversia. El Sport le llego a calificar de 'gurú'. Otros directivos decían que se creía “el Iván Redondo del Barça”.
Nacido en Brasil en 1960 y licenciado en empresariales y marketing en Esade, Masferrer estuvo en la órbita del club durante años hasta que logró situarse como la persona de máxima confianza de Bartomeu. Ya en 2003, durante la campaña en que Joan Laporta se hizo con la presidencia, ejerció de asesor de comunicación gracias a que el entonces candidato a vicepresidente de ese proyecto, Sandro Rosell, recomendó su contratación.
Los vínculos de Masferrer con Rosell se remontan a 1989, cuando ambos trabajaron en una comisión que se encargaba de buscar patrocinadores para los Juegos Olímpicos de Barcelona '92. Los dos han mantenido una relación estrecha hasta el punto de que, cuando Masferrer creó su empresa de comunicación en 2003, la domicilió en el actual domicilio de Rosell en el barrio barcelonés de Les Corts.
Su cercanía con Rosell, sin embargo, no le permitió lograr un puesto en la junta de Laporta tras las elecciones. Volvería al entorno blaugrana en 2010 para ser uno de los principales responsables de la candidatura de Rosell, que acabó ganando los comicios del club. Tampoco fue suficiente y el nuevo presidente no le dio un puesto en la directiva debido a las discrepancias de Masferrer con Jaume López, otro de los cargos de confianza de Rosell. Con todo, el nuevo presidente empezó a encargarle a la empresa de Masferrer las encuestas del club.
Cuando Bartomeu relevó a Rosell en 2014, Masferrer logró hacerse por fin un hueco en los despachos del Barça, aunque sin cargo oficial. Miembro del círculo íntimo de amistades del nuevo presidente, ejercía de “asesor externo” de Bartomeu y, según han asegurado varios miembros de la junta, mandaba más que ningún otro directivo. Fue él quien en 2014 propuso al presidente blaugrana crear una “área de inteligencia” para controlar el estado de opinión de los socios mediante encuestas. También se le atribuye haber sido uno de los pocos que defendió avanzar los comicios del club un año (de 2016 a 2015) para que Bartomeu acabara ganándolos al albor del triplete logrado por el equipo de Luis Enrique.
No fue hasta septiembre de 2018 que Bartomeu le creó un cargo ad hoc, director del área de Presidencia, que englobaba las áreas de relaciones públicas, relaciones institucionales, protocolo y comunicación. Antes de ese cargo, no obstante, Masferrer ya hacía y deshacía sobre cuestiones muy importantes del club, especialmente el contrato con I3V, según aseguraron diversos empleados y dirigentes en sus declaraciones a los Mossos.
El director de marca del Barça, Guillem Graell, declaró a la policía catalana que Masferrer, antes de ser director de Presidencia, ya era quien controlaba todos los contratos con las empresas de I3V. Cuando Graell veía que los informes que le remitían eran “insuficientes” o “no tenían sentido”, su interlocutor con la empresa no era otro sino Masferrer. Este directivo admitió sentirse “incómodo” con los contratos y sostuvo que se los habían “impuesto”. El responsable del Barça en Hong Kong, Xavier Asensi, también declaró que los directivos del club le explicaron que Masferrer era quien estaba detrás de esos contratos, pero que no podía aparecer documentalmente en los papeles puesto que no tenía ningún cargo oficial en la entidad.
El relato se repitió por parte de la mayoría de responsables de las áreas del club. Ni ellos contrataban a I3V ni podían decidir nada al respecto. Los términos, importe y segmentación por departamentos les venía impuestos por Masferrer, que a la vez era el que recibía la mayoría de informes y el único intermediario entre el Barça y la compañía.
Los contratos también los validaba él directamente, algo muy poco habitual en los departamentos del club. Su secretaria incluso declaró que el propio Masferrer –que ha declinado hacer comentarios a elDiario.es a través de su abogada– le obligó a introducir los contratos en el sistema informático, trocearlos y reasignarlos a distintos departamentos del Barça.
Si algún directivo o empleado tenía dudas sobre la relación contractual con I3V o alguna de sus filiales y preguntaba a sus superiores, la respuesta era que Masferrer se encargaba. Si un empleado quería darle visibilidad a un proyecto, ahí estaba Masferrer para organizar una reunión con I3V y negociar personalmente el contrato. Si el director de seguridad preguntaba a su superior inmediato por una partida sospechosa que le venía impuesta, la respuesta era que “venía de arriba” y se le recomendaba “no hacer preguntas”.
Los empleados de esta compañía de reputación en redes también dibujaron una situación similar ante los Mossos. Era Masferrer el que acudía habitualmente a su sede y algunos trabajadores lo vieron hasta en las oficinas de la empresa en Argentina. El diseñador, el community manager, la analista de datos… todos señalan a este directivo como el principal responsable de su relación con el F. C. Barcelona.
Cuando estalló el escándalo el año pasado, los directivos más críticos con Masferrer pensaron que iba a ser su final. La mayoría se conjuró para pedir a Bartomeu que lo echara, pero el presidente solo accedió a suspenderlo temporalmente de sus funciones mientras duraba la auditoría que se encargó a PWC. Según el sumario, era Masferrer el encargado de defender al presidente cuando la mayoría de directivos lo pusieron contra las cuerdas cuando se conoció el escandalo.
Tras la auditoría, el presidente le devolvió a su cargo ante la indignación de la mayoría de miembros de la junta. Incluso dimitió Bartomeu y el resto de dirigentes que se habían mantenido a su lado y Masferrer siguió siendo el director de Presidencia. No fue hasta que llegó el nuevo gestor al club, Carles Tusquets, cuando finalmente se le despidió.