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ENTREVISTA Conseller de Salud de la Generalitat de Catalunya

Josep Maria Argimon: “El grupo de 40 a 49 años me preocupa mucho. Vacunarlos es una prioridad”

Josep Maria Argimon (Barcelona, 1958) cumple este jueves cinco meses al frente de la conselleria de Salud de la Generalitat. Propuesto para el cargo por Junts, el que fuera hasta entonces responsable de Salud Pública y principal cara visible de la gestión pandemica asumió desde entonces un rol mucho más institucional y menos técnico. Nada más empezar, ha tenido que lidiar con la quinta ola de contagios, especialmente virulenta en Catalunya, y con controvertidos episodios como la celebración de festivales de música que fueron foco de contagios o con el choque con la Justicia a cuenta del toque de queda.

Argimon insiste ahora en que todos sus esfuerzos se hallan en hacer llegar la vacunación a toda la población, con especial preocupación por aquellos grupos que siguen teniendo porcentajes significativos sin cubrir. La franja de 40 a 49 años, que lleva meses pudiendo pedir cita para el pinchazo, tiene en torno a un 20% sin la primera dosis. Argimon llama a “vacunar, vacunar y vacunar” para alcanzar un 90 o 95% de la población inmunizada, aunque reconoce que es un objetivo difícil.

Esta entrevista tuvo lugar horas antes de que la Generalitat anunciara que no prorrogará el toque de queda en los 19 municipios donde todavía estaba en vigor. Preguntados por el motivo de esta decisión, desde la conselleria aseguran que la razón es que, con el umbral que permitían los tribunales, los municipios que quedarían dentro de la medida son poco importantes epidemiológicamente.

El TSJC tumbó la segunda propuesta de toque de queda de la Generalitat porque consideró que acabar con el botellón donde no hay una incidencia muy alta es una medida de orden público y no sanitaria. ¿Opina usted lo contrario?

Nosotros cuando pedimos este toque de queda lo pedimos desde el punto de vista sanitario, porque tenemos hoy un número de contagios importante, más de 9.000 a la semana, porque tenemos 1.400 ingresados en los hospitales y más de 600 en las UCI. Lo pedimos con estos datos y con estos argumentos.

Los jueces dicen: si durante el día pueden controlar las interacciones sociales, por la noche también. ¿Entiende este argumento?

Por la noche muchas veces la manera de interactuar es un poco diferente a la del día. A determinadas horas, cuando ya llevas unas horas de fiesta, es más fácil que no vayas con mascarilla, la distancia no las cumples, etc. Por tanto las medidas para frenar la COVID-19 son más complicadas de cumplir de noche. Fíjese que yo siempre le hablo de medidas para frenar la COVID-19, no de orden público, porque no es ni mi función ni mi especialidad.  

¿Cuál es la razón por la que la Generalitat ha tenido tantos choques con la Justicia en la gestión de la pandemia?

La verdad es que no he contado los choques que puede haber o no, ni si hay aquí más que en otros sitios. Es cierto que hay una cierta disparidad de criterios a veces en los Tribunal Superiores de Justicia, también seguramente porque en cada sitio se ha vivido de manera diferente y la situación en cada sitio es diferente. Pero, no sé, a Aragón por ejemplo también le frenaron hace poco unas medidas de cierre de interiores en restauración. Ha habido en el País Vasco, en Galicia, ahora se están tumbando medidas sobre el certificado COVID-19… Desde este punto de vista, no le sabría decir si la Generalitat ha tenido más o menos choques.

Pero desde un punto de vista de todas las administraciones, ¿por qué cree que se dan estos choques entre autoridades sanitarias y Justicia?

Porque estamos hablando de derechos y libertades, que son fundamentales, y desde este punto de vista yo entiendo que los jueces se lo miren e hilen fino. Yo aquí, nada que decir. Ahora cambiaré de tema. Lo del Hospital de La Plana de Castelló, la autorización de un tratamiento con ozono sin ninguna base científica, eso sí que es inaudito y no había pasado nunca. Pues me preocupa mucho más esto, que las decisiones judiciales que hacen referencia a derechos y libertades.

Usted alertó en la Universitat Catalana d’Estiu que la COVID no podía ser una “excusa” para recortar libertades. ¿No es precisamente eso lo que hacen los tribunales?

Pero fíjese que lo que decía en la Universitat Catalana era que habíamos estado un año y medio con medidas que yo mismo he avalado, por considerar que eran medidas comprensibles, desde el confinamiento del mes de marzo y abril del 2020, a los momentos que hemos tenido un confinamiento nocturno en la segunda ola y que hemos vivido durante meses, o ahora mismo que se ha pedido y hemos tenido de nuevo unas semanas de confinamiento nocturno. Son medidas en las que yo creo y, lo que siempre he dicho es que cuidado, porque cuando esto pase, cuando pase la pandemia, estemos muy atentos a no coger el tic de restringir derechos y libertades.

Para aplicar el toque de queda, en julio el umbral que pusieron era una IA de 400. Luego bajó a 250 y, finalmente, a 125. ¿Por qué lo hicieron así?

400 es un umbral que es tres veces superior a lo que se considera riesgo muy alto. Esto es así para el propio Ministerio de Sanidad. Pero como es una afectación de derechos y libertades, quisimos ser muy cuidadosos y no quisimos hacerlo indiscriminado. Si de entrada se hubiera puesto un límite de 125, toda Catalunya, 7,5 millones de ciudadanos, quedaban afectados. Y el Govern quería minimizar el impacto, así que lo pusimos en 400. Después siempre hemos ido reduciendo el número de personas afectadas y bajando el umbral, porque ya partíamos de una cifra muy elevada y la pandemia, también iba evolucionando favorablemente.

¿No cree que este cambio de criterios puede dar, ante los jueces, una sensación de arbitrariedad?

Eso sería una pregunta para los jueces, yo le digo que siempre que se ha pedido un toque de queda se ha seguido un criterio epidemiológico y que si comenzamos en 400 fue porque lo que no queríamos es que todo el mundo quedara afectado.

¿Por qué el viernes pasado el Govern no envió al TSJC la incidencia actualizada de los 62 municipios y envió la del martes, que era más alta?

Desde que se hace el informe, se envía, pasa por la Fiscalía y llega a los jueces, pasan unos días. Y evidentemente los datos pueden cambiar en días, sobre todo en municipios pequeños, donde las fluctuaciones son más fuertes. Pero evidentemente no hay ningún ánimo de esconder nada, más que nada porque son datos públicos desde el primer día y cualquiera los puede ver en la web. Por tanto aquí, transparencia máxima, si ha habido algún error puede haber algún error, todos nos podemos equivocar.

¿No ha tenido la tentación de coger el teléfono y llamar al TSJC para tratar de llegar a una solución que satisfaga a todos?

Estas conversaciones no las he tenido yo pero se mantenían anteriormente y a mí me consta. También es verdad que se tuvieron en un momento donde había una muy buena evolución de la epidemia y la idea, que es lógica, era que las medidas extraordinarias debían ser ante situaciones extraordinarias.

¿Y ahora no se han producido estas conversaciones?

No se han producido.

¿Le preocupa mucho que el levantamiento del toque de queda pueda empeorar la pandemia?

Lo que tenemos que hacer es una llamada a la responsabilidad de la gente. Eso siempre lo hemos dicho. Los servicios sanitarios entran cuando se produce un contagio, todo lo que pasa antes es responsabilidad nuestra, de llevar una mascarilla, mantener la distancia, evitar aglomeraciones… Yo sé que eso es difícil y que no podemos hacer una vida normal. Pero hemos de aprender a vivir con el virus y también a disfrutar y a pasarlo bien manteniendo las medidas de protección contra el virus. ¿Queremos o no queremos ser una sociedad madura?

¿Pero le preocupa?

Evidentemente es un riesgo, cuando tu ves estas imágenes no invitan a pensar que no habrán contagios, claro que habrá. Pero en este sentido tenemos que esperar para ver en los próximos días si en las franjas más jóvenes la incidencia sube o no, o si en realidad lo que pasa es que la bajada de la incidencia se va frenando.

¿Tienen previsto rescatar de alguna forma el toque de queda o es una medida que puede darse por perdida? 

El fenómeno del botellón no es de la COVID, es bastante previo, es más, es un fenómeno que tampoco se frena con abrir las discotecas. Nosotros en este inicio de la quinta ola hemos tenido ocio nocturno abierto y recuerdo dos titulares de dos diarios, que decían que la apertura del ocio nocturno no evita el botellón. Es decir, que es algo que ha existido siempre. ¿Si haremos alguna cosa? Creo que hay algo preventivo que podemos hacer todos. Repito: ¿Somos todos una sociedad madura o no?

En agosto ha caído el ritmo de vacunación contra la COVID-19, hasta un 40% en toda España. ¿Qué tienen previsto para recuperar el pulso?

Lo que es principal es que venga la gente. Tenemos prevista toda la estructura de personal, al que no le puedes decir que se coja vacaciones cuando la gente no viene. Sabe mal tener gente trabajando menos de lo que podría. Lo que tenemos previsto es vacunar, vacunar y vacunar. 

Hay grupos de edad que llevan ya meses pudiéndose vacunar y que siguen con porcentajes significativos de población sin hacerlo. Por ejemplo, en los de 40 a 49 son en torno al 20%. ¿A qué lo atribuyen?

El grupo de 40 a 49 años me preocupa mucho porque es muy de riesgo, de enfermar de forma grave. Todos tenemos esta probabilidad pero cuanto más mayor eres, más la tienes. Este grupo es vulnerable en este sentido. Por eso vacunarlos es una prioridad. Y hemos hecho acciones en este sentido: autobuses de vacunación con Janssen –una vacuna que ahora ya no tenemos– para los que están algo indecisos, la repesca con llamadas telefónicas, seguimos haciendo maratones en determinados barrios donde la cobertura es más baja… También cuando empiece la escuela, en aquellos centros con porcentaje bajo iremos a buscar no solo a los alumnos, sino a toda la comunidad. Coger la escuela para captar, siempre que quieran, a los padres. Es una carrera muy, muy, muy de fondo.

Con la entrada de la variante delta, ¿usted cree que se alcanzará finalmente la inmunidad de grupo?

La enfermedad siempre la tendremos. Las vacunas dificultan que enfermes y, cuando te contagias, te protegen muy bien contra la enfermedad grave. Por eso hay que vacunar al máximo. Con la variante delta, la forma de calcular el porcentaje de personas que te permite controlar bien la enfermedad aumenta. Es una fórmula teórica que se basa en la capacidad de infección de esta nueva variante. Necesitaremos vacunar a un 85% de las personas como mínimo, asumiendo que la vacuna sea muy eficaz, y entendiendo que la variante delta baja un poco su eficacia. Y es entonces cuando hablamos del 90 o 95%. Y por lo tanto esto es muy difícil de lograr. Por eso es muy importante que se vacune cuánta más gente, mejor. 

¿Necesitaremos tercera dosis?

Lo está estudiando la EMA y el ECDC. Tenemos que esperar a ver qué dicen. Pero viendo lo que ocurre en Estados Unidos y lo que dice el ECDC es posible que realmente necesitemos la tercera dosis, cuando menos con las personas más inmunodeprimidas. Además, todos sabemos que la capacidad de protección de las vacunas disminuye con el tiempo, y que esto con la gente mayor pasa con más intensidad. Es posible que con la gente mayor sea necesaria una tercera dosis. Pero esto lo sabremos en los próximos días. 

A tres semanas del inicio de curso, estos días las comunidades autónomas se reúnen para consensuar las medidas de salud pública. ¿Cómo será este curso, comparado con el anterior? 

Será el mismo protocolo que el año pasado. Pero con el elemento de la vacunación, a ver hasta qué punto nos ayuda a que sea algo más normal que el año pasado. Quiero recordar que este ha sido uno de los grandes éxitos de la gestión de la pandemia. 

¿Cree que podrán quitarse mascarillas en algún momento en las aulas? 

No. Al inicio, no. Porque estás en variante delta, porque no tendrás el 90% de personas vacunadas… 

Un episodio controvertido de este verano en la gestión pandémica ha sido la celebración de los festivales de música sin distancia, donde se detectaron muchos más contagios de los esperados pese al protocolo. Usted dijo que fue un error celebrarlos. ¿Qué pasó exactamente?

Nosotros siempre hemos trabajado para encontrar formas de vivir con la máxima normalidad posible, entendiendo que nunca será lo de 2019. Y a partir de ahí, nosotros, y hablo por el Govern, hizo estudios como el del Apolo, el Sant Jordi, y se elaboró un protocolo en abril para grandes eventos. Hasta aquí, intentamos normalizar esto. Estos eventos tenían dos elementos importantes. El primero, un cribado de antígenos, que sabemos que no es 100% efectivo. Y luego, la mascarilla FFP2. Hombre, el cribado funcionó en dos de los tres festivales, y esto se ve claramente en los datos. Pero claro, un 27% de los asistentes reconoció no llevar la mascarilla… Ninguna medida por sí misma es suficiente y todas ayudan a que el virus no se transmita: si hago bien los antígenos pero no llevo mascarilla, sabemos que hay falsos negativos.

¿En qué festival no funcionó el cribado?

En el primero, el Vida. O al menos los datos no demuestran que funcionase. 

¿Y desde Salud no tenían un plan de supervisión que permitiese saber si se cumplía correctamente o no el protocolo? 

Nosotros no podemos hacer un plan de supervisión. ¿Usted sabe cuántos festivales hay?

Estos eran tres: los únicos sin distancias de seguridad. 

A ver, la doctora Carmen Cabezas [secretaria de Salud Pública] fue al Cruïlla y lo supervisó. Pero no se estuvo 24 horas. Es que no podemos ser la policía de la mascarilla.

No digo que deban serlo ustedes, sino si deberían ustedes haber conocido y validado cuánto personal sí se dedicará a ello. 

En este sentido, esto estaba y se sabía. Pero es que parece que queramos estar en un país un poco controlado… Mire, hubo 271 personas que habían dado positivo 10 días antes, que sabían que tenían que estar aislados, y ¡se fueron a los festivales! Punto y pelota. Seguramente, ya habían negativizado y se fueron con un test de antígenos… Pero deberían estar aislados. 

Sobre esto mismo, y levantando un poco el foco, en 2020 los expertos coincidieron en que se había hecho una desescalada demasiado precipitada. En 2021, ha pasado algo parecido. No sé si le da la sensación que la gente, que debe ser responsable y quizás alguna no lo es, también puede reprochar a la Administración haber tropezado dos veces con la misma piedra.

Yo eso se lo acepto. Pero también tenemos que pensar que lo más sencillo es no abrir nada. Y entonces usted me lo echaría en cara. Aquí hay sectores que están sufriendo mucho, como el del ocio nocturno, pero por los demás si usted sale a la calle verá que se hace una vida relativamente normal. Relativamente, ¿eh? Y esto lo necesitamos. Estar en medio de una pandemia no es sencillo y necesitamos aire. Y el que ahora necesita aire, claramente, es el sistema sanitario. Porque lleva un año y medio con mucha, mucha presión. 

Sobre la idea de que hay que convivir con el virus, que usted repite a menudo, ¿qué quiere decir exactamente? ¿Cómo se lo imagina a medio plazo?

Imaginarlo significaría hacer predicciones y no soy demasiado bueno con eso. Para aclimatarnos al virus necesitamos que mucha gente haya tenido mucho contacto con él, vía vacunación o contagio. Eso quiere decir que vas cogiendo memoria inmunológica. Si el virus te infecta pero no enfermas gravemente, la enfermedad deja de ser la enfermedad, la que tiene todos los nuestros focos, y pasa a ser una más. En el fondo, lo hemos visto con la quinta ola, porque esta ha afectado más a los jóvenes, que no estaban vacunados, y los que han enfermado gravemente eran un 70% sin vacunar o sin pauta completa.

En cuanto a las reinfecciones, ¿cuán importantes son?

Si tú te infectas, te vacunas y te reinfectas, y esto es algo que puede ocurrir, tendrás una enfermedad leve, no grave. Hablamos siempre de COVID-19, porque marca nuestras vidas, pero debemos intentar que acabe siendo una enfermedad leve, moderada, sobre todo en aquella gente que esté vacunada o con memoria inmunológica. 

¿No prevé grandes problemas en las residencias de gente mayor en el futuro?

Si hay mucha circulación del virus, como ha sucedido ahora, volverá a entrar, pero fíjese que lo hace de forma radicalmente distinta al inicio. Tenemos hoy un 0,5% de los residentes con infección. Nada que ver. 

Sobre el inicio de su mandato, el acuerdo de los partidos de Gobierno fija una importante inversión de 5.000 millones en cinco años. También volver al 25% del presupuesto destinado a la Atención Primaria, una reivindicación recurrente desde hace años. ¿Cuándo prevé alcanzar este objetivo?

Reforzaremos la Atención Primaria y tenemos este compromiso. Y, sobre todo, de darle esta vuelta para que pueda dedicarse más al entorno de la prevención y promoción de la salud, por un lado. Por eso una de nuestras primeras medidas es contratar 150 psicólogos, no para atender psicológicamente directamente a la ciudadanía, sino también para atender el bienestar emocional, que puedan trabajar con la gente joven y la mayor. Y que estén contratados por la Atención Primaria. Y luego tener otros profesionales que no sean solo enfermería y medicina, como nutricionistas o fisioterapeutas. Por otro lado, tenemos el proyecto que ya había empezado de transformar los gestores COVID-19 [los rastreadores] en gestores de salud que podrán acompañar en tareas más administrativas y en la organización de la consulta. 

El acuerdo de gobierno de ERC y la CUP para la investidura, que según el president Aragonès también se debe cumplir, prevé una mejora salarial de los profesionales. ¿Se ha reunido ya con ellos? 

Este otoño habrá negociación en el apartado del SISCAT [la red sanitaria concertada de uso público]. Y el Institut Públic de Salut (ICS) en el 2022. Se tiene que negociar el convenio. 

En ese mismo acuerdo se prevé la internalización de dos servicios: la atención telefónica del 061 y el transporte privado. ¿Usted lo tiene previsto?

Eso es del acuerdo de ERC y la CUP. 

Aragonès se comprometió a que ambos acuerdos, el que cerró con Junts y el de la CUP, serían de aplicación. 

Sí, pero es de ERC y la CUP. En el acuerdo de Govern esto no está.