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El juez exculpa a los Mossos y cree que la joven que perdió un ojo debe “cargar con las consecuencias” de estar en unos disturbios

El juez de Barcelona Joaquín Aguirre ha decidido exculpar a los Mossos d'Esquadra de la pérdida de un ojo que sufrió una joven durante las protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel 2021. En un auto, el magistrado no solo descarga de toda responsabilidad a la policía catalana, sino que también considera que la joven debe “cargar con las consecuencias” de haber acudido a unos disturbios.

El reproche que el magistrado realiza a la joven por haberse, en palabras del juez, “'autopuesto en peligro”, ha indignado a la familia y a la propia víctima, que ha escrito una carta de respuesta. “Para el juez mi mutilación es considerada justa porque yo me expuse a ella. ¿Eso quiere decir que no es seguro salir a la calle a manifestarse?”, se lamenta la joven en la misiva que ha leído su padre ante los medios.

La familia ha comparecido para explicar el recurso de apelación que tanto la acusación particular como la popular del centro Irídia han presentado contra el archivo del caso a los tres mossos imputados (dos escopeteros de 'foam' y su superior jerárquico).

Los hechos se remontan al 16 de febrero de 2021. Los Mossos dispararon decenas de proyectiles de 'foam' para dispersar una manifestación en favor de Hasel que había derivado en altercados. En su querella, la joven recalcó que en el momento de la lesión se encontraba junto a un grupo de viandantes y periodistas que grabaron los hechos, “lejos” del cordón formado por los antidisturbios, a unos 20 metros, y “alejada de la zona donde se podrían producir lanzamientos que causaran un riesgo a la línea policial”

Por contra, el juez afea a la joven haberse integrado en unos altercados que, según su relato, intentaron “asaltar” una comisaría de la Policía, lo que provocó que los Mossos tuvieran que disparar los proyectiles de 'foam'. No valora el juez en su auto si la distancia a la que dispararon los agentes se ajustó a los protocolos ni si, como marcan las normas internas, pudieron disparar por encima del abdomen.

Se centra mucho más el magistrado en los altercados y el “lanzamiento de objetos peligrosos” que sufrieron los agentes. “Ante la incesante lluvia de objetos es imposible afinar el tiro”, considera el juez, que afea a la joven “haberse autocolocado en situación de peligro al verse obligados los Mossos a repeler la agresión contundente de los manifestantes”.

“Lo que en modo alguno es esperable es que las fuerzas policiales no reaccionen ante una agresión tan grave y violenta como la que estaban sufriendo, lo cual obliga a la querellante a cargar con las consecuencias de su autopuesta en peligro”, asevera el magistrado.

El juez llega a comparar los disturbios de Barcelona por Hasel con la 'Kale Borroka': “Si estos hechos hubieran sucedido en el País Vasco antes de la tregua con ETA, hubieran sido calificados como actos terroristas”.

En su carta, la joven mutilada, que por entonces tenía 19 años, relata los daños psicológicos sufridos debido a la pérdida del ojo. “Tuve que reaprender a comer sola, pasé meses en cama medicada y recibiendo cuidados”, señala. Y prosigue: “Empezó a darme asco mirarme al espejo y cogí complejo de que me mirasen a los ojos por si alguien pudiera darse cuenta de que ahora soy un monstruo”.

Denuncia la afectada que desde entonces sufre estrés posttraumático y ataques de ansiedad graves. Un “sinfín de trabas”, como lo describe ella, que considera que al juez “le dan igual”. “Voy a tener que seguir esperando más tiempo para intentar obtener la justicia que merezco”, cierra el texto.

La acusación de la joven, que ejerce el abogado Xavier Muñoz, mantiene en su recurso que el juez ha realizado “un juicio de fondo anticipado” sobre el caso que no le corresponde como instructor, sino que es algo que deberá realizar un tribunal tras una vista oral.

Por su lado, el centro Irídia, que ejerce la acusación popular, ha advertido en su recurso que el juez confunde los proyectiles de 'foam', un tipo de arma de precisión, con las anteriores balas de goma, que los Mossos emplearon hasta su eliminación en 2015 tras el caso Ester Quintana. “Todo el argumentario va encaminado a justificar la actuación policial, sea cual sea, por el contexto de altercados”, critica el recurso.

Ambas acusaciones insisten además en que pese a que anteriormente se habían producido altercados, en el momento del disparo que dejó sin ojo a la joven, ella se encontraba “resguardada tras un contenedor” y que no se estaban produciendo lanzamientos a la línea policial. Los recursos se han presentado directamente ante la Audiencia de Barcelona.