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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Maragall gana a Colau y ERC obtiene por primera vez la alcaldía de Barcelona

ERC conquista Barcelona. Ernest Maragall ha logrado superar a Ada Colau por la mínima y, a falta de mayorías alternativas, se erige en el próximo alcalde de la capital de Catalunya. Los republicanos ponen de esta forma la guinda a su victoria en las pasadas elecciones generales y suman para el independentismo el Ayuntamiento de Barcelona, al tiempo que condenan a la oposición a una Barcelona en Comú que sólo ha podido gozar de cuatro años de mandato tras su histórica victoria en 2015.

Con un empate a 10 concejales –los ‘comuns’ pierden uno, ERC gana cinco–, Maragall se impone a Colau por 5.000 votos y esto les sirve a los republicanos para abrir una nueva etapa en el consistorio, que ha visto cambiar de color en los últimos cuatro mandatos. El candidato republicano tiene ya sobre la mesa la propuesta de Barcelona en Comú para hacer un gobierno de izquierdas y de JxCat para uno independentista, pero todo apunta a que Maragall lo intentará en solitario.

En una noche de euforia para los republicanos, que gobiernan a ambos lados de plaza Sant Jaume (en la Generalitat con JxCat), Maragall no ha cerrado la puerta a nadie y ha asegurado que hablará “con Colau y con todos” con la condición “innegociable” de trabajar para “la dignidad, la justicia social y la libertad”. La aritmética variable seguirá protagonizando las votaciones en un plenario en el que el PSC tendrá 8 concejales; Manuel Valls, 6; JxCat, 5, y el PP, 2. La CUP ha quedado finalmente fuera del consistorio.

A Ernest Maragall le ha valido con centrar su campaña en la crítica a la gestión de Colau, sin llegar a confrontar sus políticas de los últimos cuatro años, para capitalizar en Barcelona la movilización del soberanismo. Tampoco le ha hecho falta abusar de la palabra independencia para llevarse gran parte de los votos de este espacio en la ciudad, convencido el partido de Oriol Junqueras de que el concepto de “hacer república” –que quieren asociar a un mayor discurso social– era el señuelo perfecto para la capital catalana, históricamente más de izquierdas que nacionalista.

Maragall vuelve de esta forma a una casa, el Ayuntamiento, que le vio crecer como político, como concejal socialista con su hermano Pasqual Maragall de alcalde –al que tiempo después seguiría en el Govern con el tripartit– y también con Joan Clos. Quince años y un proceso independentista después regresa al consistorio con 76 años y el carné de los republicanos para colocar de nuevo el apellido Maragall en el despacho de alcaldía de la Casa de la Ciudad.

Colau pide un frente de izquierdas

El inédito “sí se puede” que entonaron los ‘comuns’ en 2015 ha durado lo que dura un mandato en minoría. El proyecto municipalista de Barcelona en Comú, nacido de los movimientos sociales y personificado en una activista por la vivienda, se queda a medio camino de completar su obra de gobierno. La frustración se leía en las caras de la mayoría de sus concejales al final de la noche pese a que la primera reacción de Colau ha sido ofrecer un pacto de izquierdas a Maragall para conservar sus políticas.

La hasta ahora alcaldesa ha pedido a Maragall que considere su oferta de formar un amplio gobierno de izquierdas en mandato que ahora empieza, y nte una militancia de Barcelona en Comú que la ha recibido al grito de “alcaldesa”, ha querido celebrar al menos que los partidos que se llaman progresistas sumen después de este domingo el 68% de los ediles. 

En un discurso alejado del derrotismo, Colau ha sacado pecho de su mandato y ha defendido que los 'comuns' han cambiado la agenda política de la ciudad. “Hemos demostrado que cuatro años han servido para cambiar la hegemonía de la ciudad y ahora todos quieren ser de izquierdas”, ha reivindicado. Los 'comuns' se aferran  de este modo al principio de que su objetivo no es mandar sino “transformar la realidad”, pero difícilmente les servirá de consuelo para sanar una derrota que deja en el aire sus políticas de vivienda, movilidad o turismo, y que se agudiza si se mira más allá de Barcelona, donde sus aliados de Unidas Podemos pierden casi todas las alcaldías

Ciudadanos fracasa con Valls

Al margen de la derrota por la mínima de Colau, si hay una persona que ha fracasado este 26M en Barcelona es Manuel Valls. Aupado a candidato por los sectores empresariales y unionistas de la ciudad, ha ido perdiendo el aura de alcalde a medida que se confirmaba que la plataforma transversal que prometió sólo era capaz de atraer a Ciudadanos. Con seis concejales ha obtenido sólo uno más que el partido naranja en 2015, de forma que al exprimer ministro francés le esperan cuatro años de oposición en el consistorio como cuarta fuerza.

JxCat, por su parte, cae de los 10 concejales de Trias a los cinco cosechados por Elsa Artadi con el preso Quim Forn como número 1, pero consigue maquillar los malos resultados con el buen papel de Carles Puigdemont en las europeas. El otro gran derrotado de la noche es el proyecto de la CUP, que se ha quedado fuera del consistorio tras un único mandato de oposición dura a Colau, mientras que el PP de Josep Bou ha conseguido conservar dos de los tres concejales del partido.