Unas 6.500 personas, según la Guàrdia Urbana de Barcelona (y 30.000 según la organización), han acudido a la convocatoria de las principales entidades y partidos independentistas se han concentrado este jueves por la mañana en los aledaños del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), donde este jueves se celebra la cumbre hispano-francesa entre el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el de Francia, Emmanuel Macron.
La manifestación ha sido convocada tanto por las entidades independentistas (ANC, Òmnium Cultural y Consell de la República) como por los partidos (ERC, CUP y Junts). De esta manera, se ha dado una convocatoria unitaria, un hito que el independentismo no ha conseguido en sus últimas manifestaciones, como ya se vio en la pasada Diada del 11 de septiembre. Con esto, el independentismo ha querido mandar un mensaje a Sánchez y asegurarle que “el conflicto político no ha acabado”, tal como ha espetado Oriol Junqueras.
El de ERC ha sido una de las caras conocidas que ha participado de la concentración, así como Laura Borràs (Junts) o Carles Riera (CUP). A pesar de que la convocatoria ha sido unitaria y así lo ha demostrado la presencia de los líderes de todos los partidos independentistas, el ambiente en la concentración sí que ha dado lugar a la discordia. “Traidor”, “botifler” o “Junqueras, traidor, et volem a la presó” (Junqueras, traidor, te queremos en prisión) son algunas de las cosas que se le ha espetado al líder de ERC.
Junqueras, ha tenido que abandonar la concentración tras los abucheos de los manifestantes. Desde el partido se ha asegurado que no ha sido a consecuencia de las increpaciones, sino porque ya tenía un compromiso agendado a las 10h. Por su parte, la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, ha defendido que se debe respetar “la libertad de expresión” de los manifestantes y asegura que los políticos deben “tomar nota”. Según Feliu, durante esta concentración se está dando una “gran contradicción” porque el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, está dando la bienvenida en la cumbre, mientras que ERC participa de la manifestación.
Ataviados con banderas esteladas y silbatos que las entidades han ido repartiendo, los concentrados han protestado contra el encuentro a gritos de “Ni Francia ni España, Països Catalans” y “Puigdemont, nuestro presidente”. Algunos de los manifestantes iban también con chalecos amarillos en un guiño a las protestas registradas en Francia a partir de 2018.
El frío inclemente no ha sido un obstáculo para los manifestantes, casi todos jubilados o de mediana edad, que han acudido al encuentro para demostrar que las entidades y partidos mantienen todavía cierta capacidad de manifestación. “Se piensan que el procés ya se ha acabado pero seguiremos saliendo a la calle”, explicaba Roser Faura, una mujer de 52 años llegada desde Girona.
Buena parte de los manifestantes han venido desde fuera de Barcelona en los distintos autobuses que han fletado las entidades secesionistas. Otros, como Paco Puigbó y su hijo Pere, lo han hecho con su coche particular. “No puede ser que se hagan cumbres en Barcelona como si no hubiese pasado nada”, explicaban ante el estruendo de los silbatos. “Hay que seguir demostrando que la situación está lejos de ser normal”.
Los manifestantes han desplegado diversas banderas esteladas de gran tamaño en las fuentes de Montjuic, protegidas por un fuerte dispositivo policial. En el manifiesto conjunto que se ha leído ante los concentrados, se ha recordado que en Catalunya “no hay normalidad sino un conflicto político no resuelto” que no se quiere resolver “democráticamente” y se ha asegurado que hay “4.200 represaliados por defender los derechos democráticos”.
“La única normalidad democrática en los Países Catalanes es la movilización continua”, ha remachado el manifiesto, leído por una “represaliada” por las protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasel y por el teniente de alcalde de Elna, un municipio en la llamada “Catalunya francesa”.