El historiador y monje de Montserrat Hilari Raguer ha fallecido este jueves a los 92 años. Nacido en Madrid en 1928, Raguer, uno de los mayores expertos en España en el papel de la Iglesia católica durante la Guerra Civil y el franquismo, deja un legado en forma de libros, artículos y publicaciones sobre memoria histórica, espiritualidad, catalanismo y antifranquismo.
Conversador incombustible, de memoria prodigiosa incluso en sus últimos años y con gran sentido del humor e ironía, las convicciones religiosas de Raguer le hicieron ingresar en el monasterio de Montserrat en 1954 y ordenarse sacerdote en 1960. Unos años antes, mientras hacía el servicio militar, Raguer fue detenido tras descubrirse una carta que iba a enviar al sindicato de estudiantes belgas para evitar que entablara relaciones con el sindicato de estudiantes franquista. Pasó siete meses preso en Montjuic, lo que le ayudo a descubrir su vocación religiosa, aunque finalmente evitó el consejo de guerra.
Compaginó la vida monacal con sus estudios, licendiándose primero en Derecho en la Universidad de Barcelona y después en Ciencias Políticas en la Sorbonne de París. En Francia empezó a investigar sobre el cristianismo político durante la Guerra Civil y en particular sobre Unió Democràtica y uno de sus líderes, Manuel Carrasco i Formiguera, representantes del republicanismo y catalanismo católicos y doblemente perseguidos, primero por su religión y después por su lealtad a la II República y a la Generalitat.
Las investigaciones culminarían en la tesis ’La Unió Democràtica de Catalunya i el seu temps’ (1931-39), no publicada hasta 1976, siendo una de las primeras tesis defendidas en catalán tras la dictadura. Además de Carrasco y Formiguera, otro personaje que centró su interés fue el general Batet, a quienes dedicó los libros 'Divendres de passió. Vida i mort de Manuel Carrasco i Formiguera' (1984), 'El general Batet' (1994) o 'Carrasco i Formiguera. Un cristiano nacionalista' (1890-1938) (2002).
Habitual de los archivos vaticanos, Raguer también investigó sobre el papel de la Iglesia en la Guerra Civil. Crítico con la línea oficial de la jerarquía católica, defendía sin ambages que la Iglesia debía pedir perdón por su apoyo a los sublevados y se oponía a la campaña de beatificaciones impulsada por la Conferencia Episcopal. “La Iglesia no ha asumido la responsabilidad de su silencio ante la represión franquista”, defendió Raguer en una entrevista con elDiario.es en 2017.
Para este monje e historiador, la persecución religiosa de la Guerra Civil no se produjo por la condición de católicos de los sacerdotes, sino porque formaban parte de una institución, la Iglesia, que tradicionalmente se identificaba con las derechas y estaba muy unida a los ricos y a los poderosos. Su obra de cabecera en este capítulo es 'La pólvora y el incienso' (2001). Uno de sus últimos descubrimientos fue el intento del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pacelli, más tarde el Papa Pío XII, de evitar la publicación de la carta colectiva de los obispos dando su apoyo a Franco en 1937.
Abiertamente independentista en el plano político –lo que le valió reproches por parte de la jerarquía eclesiástica–, Raguer formó parte de la junta del Memorial Democràtic de la Generalitat y de la comisión de expertos sobre el futuro del Valle de los Caídos que creó el gobierno de Zapatero en 2011. También recibió la Creu de Sant Jordi en 2014 y la medalla de honor de la Universitat de Barcelona en 2016.
Partidario de ir más allá que de la mera retirada de Franco del Valle de los Caídos, que finalmente se efectuó el año pasado, no escondió su decepción con los vocales –Miguel Herrero de Miñón, Feliciano Barrios y Pedro González-Trevijano– que realizaron votos particulares contra la propuesta de sacar al dictador del templo, al considerar que habían roto el pacto entre los expertos tras cesiones de ambos lados.
La biografía de Raguer quedaría incompleta si no se recordara su destierro de Montserrat de principios de este siglo tras denunciar internamente las prácticas homosexuales de algunos monjes. Tras unos meses desterrado en el monasterio de El Miracle, cerca de Solsona, volvió a la montaña.
La muerte de Raguer se suma a los recientes decesos de Pere Casaldàgia y el 'pare' Manel, tres sacerdotes catalanes muy diferentes a la par que excepcionales, representantes de una Iglesia abierta y por ello a veces enfrentada a la jerarquía. La misa exequial para Raguer se celebrará este sábado en Montserrat y estará presidida por el padre Abad Josep M. Soler.